El almendro en flor en la Vega Baja no anticipa la primavera, más bien es señal de que el invierno ha entrado de lleno en el Bajo Segura. Desde hace escasos días ya se ven despuntar tímidamente flores blancas y rosadas en bancales del Campo de Salinas, Sierra Escalona, Torremendo (Orihuela), San Miguel o Pilar de la Horadada. Son los municipios que concentran la mermada producción de la Vega Baja: 2.300 hectáreas -eran 4.000 hace una década- que todavía se cultivan con almendro en la Vega.

Sigue siendo un cultivo tradicional del desconocido secano de la Vega Baja. Un 21% del total ya es regadío, según el censo de la Conselleria de Agricultura. Por ejemplo, de las 617 hectáreas registradas en producción en la vecina Elche, el 91% tiene riego por goteo. Cuando los empresarios agrícolas de la Vega cuentan con dotación suficiente de agua no la usan para plantar almendros (y las transformaciones ilegales de secano a regadío lo son precisamente en detrimento del almendro, para cultivar hortalizas y cítricos). Orihuela suma más de la mitad del total del cultivo, según las fuentes antes citadas: 1.534 hectáreas, solo 171 en regadío. El resto en secano, concentrado al suroeste del término, en el entorno del embalse de La Pedrera, Rebate, laderas de Sierra Escalona, las sierras de Pujálvarez y del Cristo y en menor medida, en el interior, al oeste, el campo de La Murada. Le sigue San Miguel de Salinas con 283 hectáreas -98 puestas en regadío-. En Pilar de la Horadada sobreviven 260 hectáreas. En la mayor parte de los municipios de la huerta, donde la alcachofa, el bróculi, la coliflor, el naranjo, el limonero y la mandarina son los reyes, el almendro no existe o su presencia es tan marginal que ni aparece en las estadísticas. Solo se «salvan» Albatera (56 hectáreas camino de la sierra), Algorfa (6 hectáreas), las 43 en Benejúzar, 75 de Benferri o 6 de Torrevieja. Todas ellas con goteo.

No es una floración extraña. Tiene su explicación en el clima de la zona. Casi a nivel del mar, con ausencia de heladas, y este año, con una pluviometría inédita durante el mes de noviembre -con 100 litros por metro cuadrado en algunas zonas-. La principal desventaja de esta sorprendente floración temprana es el riesgo de que alguna helada desbarate la producción: en 2017 nevó a mediados de enero en toda la zona litoral y prelitoral de la comarca, con en algunas zonas por primera vez en medio siglo y con la mayor parte de los árboles en flor.

Dentro unas pocas semanas estos almendros también ofrecerán un paisaje para recordar -la de este árbol es una floración muy prolongada- a solo 15 kilómetros de los hitos turísticos del litoral.