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En el colegio El Palmeral los alumnos trabajan el proyecto como superhéroes. RAFA ARJONES

El lenguaje amable reduce la conflictividad escolar

El proyecto «Háblame bonito 21 días», que lidera el Instituto Bahía de Babel, se extiende este curso a ocho centros educativos

Algo tan poco complicado como practicar un lenguaje amable en la comunicación de forma continuada, durante 21 días, ha demostrado que sirve para reducir la conflictividad en cualquier entorno, y más concretamente entre los escolares. Solo hace falta motivar a los alumnos con un propósito siempre positivo.

Los buenos resultados han extendido este curso el proyecto «Háblame bonito» que estrenó el Instituto Bahía de Babel de Alicante el curso pasado a otros ocho centros educativos del entorno del Barrio de San Gabriel y de las partidas, en su mayoría colegios de Primaria.

Otros institutos de la provincia, como el Macià Abela de Crevillent, comercios y servicios médicos como el centro médico IslaTabarca, además de pequeños ayuntamientos, se han interesado por llevar a cabo una práctica de la que los profesores del Bahía de Babel ya han constatado su efectividad, hasta el punto de que se reduce el nivel de conflictividad en al menos un 15%.

«Los partes diarios de disciplina relacionados con el comportamiento, y las faltas de respeto al profesorado y entre el alumnado, han disminuido significativamente desde el comienzo el proyecto», sostiene la profesora Yolanda Tremiño que coordina el proyecto.

Ayer, como colofón a los 21 días «amables» coronados este curso por vez primera en equipo junto a otros ocho centros educativos, los alumnos se reunieron en el centro polideportivo Samaranch, en un jornada de convivencia que concluyó con el himno del proyecto y varios raps compuestos por los propios alumnos y por la rapera alicantina Yaike.

«La mejor solución, en toda ocasión, es hablar y respetar cualquier opinión. ¡Háblame bonito! y abre tu corazón, y así cantaremos juntos esta canción....» entonaron todos juntos. «Si el proceso continúa seremos más de mil. Amar, sonreír, cuidar y compartir. Todo eso son poderes y ahora puedes elegir», corearon en el estribillo.

Hablar bonito durante 21 días se convierte en un superpoder para los alumnos de Primaria. RAFA ARJONES

Control

Desde el colegio El Palmeral, la directora recalca que enseñar cualquier hábito precisa de una continuidad de 21 días, y que poniendo un reto a los alumnos cada día se trabaja de forma sencilla el control. «No es una actividad solo para el alumnado, se extiende al profesorado, los monitores de comedor y hasta los grupos de WhatsApps de padres de alumnos» afirma Rosa María Pinto.

Esta extrapolación del proyecto al entorno favorece a su vez que los alumnos se impliquen, considerándolo como un juego se superación y de consecución de retos. «Háblame bajito», «cede el paso», «¿nos ayudamos?», o «dime algo bonito» son algunos de los objetivos planteados a diario en los citadas 21 jornadas que, por primera vez, se han trabajado en equipo también en el IES Mare Nostrum y los colegios San Gabriel, El Palmeral, Florida, Mora Puchol, Los Almendros y Bacarot, junto al IES Bahía de Babel.

21

días que necesita un hábito para asentarse

«Sofía, no te conozco demasiado pero eres una chica simpática y alegre», le escribe en un pósit Judith, de 13 años, a otra compañera. «Sé que a veces nos peleamos y nos chinchamos pero nos queremos un montón. Gracias por todo», le dice Melchor, de 14 años, a un gran amigo.

Frases de este tipo, entre alumnos de instituto, se han visto enriquecidas esta vez con las que se dirigen los alumnos de Primaria. «Bailas genial y me gusta tu moño», le dice Alba, de 7 años, a otra alumna. «Eres el mejor. Nunca te ofenderé. Has hecho muchas cosas buenas por mí. Te quiero», firma Rocío, de 7 años también. «Marta, te felicito porque estás mejorando las divisiones, porque hoy lo tenías todo bien y he visto que has mejorado», le dice otro compañero de 8 años.

Ayer clausuraron el proyecto con una jornada de convivencia en equipo. RAFA ARJONES

Saludar, sonreír o dar las gracias se combinan a diario con mensajes entre alumnos y también entre profesores, y entre los docentes y los alumnos, una de las actividades que los propios estudiantes valoran más, porque les acerca al tutor.

Además de modificar para bien sus hábitos de conducta, los estudiantes aumentan su nivel de empatía poniéndose en el lugar de los demás, mejoran la visión de sí mismos y, por lo tanto, aumentan su autoestima y su relación también con los adultos y su entorno, concluyen los profesores.

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