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Las adopciones internacionales caen en picado por el parón de la ley y las nuevas vías de maternidad

En 2002 llegaron a Alicante 135 niños de otros países y en 2018 sólo tres - Expertos aseguran que la espera del desarrollo reglamentario de la legislación aboca a las familias a la gestación subrogada

Las adopciones internacionales caen en picado por el parón de la ley y las nuevas vías de maternidad

Las familias que esperan la llegada de un nuevo miembro a la familia por la vía de la adopción internacional se topan en estos momentos con una suerte de tormenta perfecta que impide que ese proyecto vital se pueda materializar. Las cifras hablan por sí solas y del auge de esta opción para ser padres que se vivió a principios de los 2000 con 135 adopciones formalizadas en la provincia en 2002 se ha pasado a sólo tres al cierre de 2018.

No hay una única causa. Por un lado, los tratamientos de fertilidad han avanzado y mejorado en los últimos 20 años hasta el punto de que en la provincia aproximadamente un 7% de los nacimientos anuales se producen de esta manera y de unos años a esta parte ha irrumpido la gestación subrogada pese a ser ilegal en España. Por otro, algunos países como Etiopía o Rumanía han cerrado sus fronteras a la adopción de otros países o dilatan las tramitaciones. Pero el mayor motivo, según expertos consultados, es el «limbo» en el que ha quedado el desarrollo del reglamento de la Ley 26/2015 de Protección a la Infancia y a la Adolescencia que prevé que las competencias en materia de adopción pasen a ser estatales y no de las comunidades autónomas como hasta ahora. La ley se aprobó pero el PP no previó la adopción de medidas transitorias para el plazo de tiempo entre la aprobación y el desarrollo reglamentario que es el que establece el «cómo, quién y con qué dinero» se ponen en marcha las nuevas medidas, explica Susana Morales, responsable de una Entidad Colaboradora de Adopción Internacional (ECAI), que ha participado en la redacción de una proposición no de ley que apremia al Gobierno a aprobar este reglamento y que pese a haber sido aprobada tras presentarla Cs en el Parlamento aún no se ha tramitado. «En el resto de Europa no tienen los problemas que tenemos en España. De hecho hay 45 países con los que tienen firmados convenios bilaterales con los que ninguna comunidad autónoma trabaja porque ellos no pueden negociar este tipo de acuerdos», explica. «Hay padres que desean adoptar como primera opción, pero cuando llegan a preguntar se dan cuenta de que es casi imposible tal y como está la situación y desisten. Se está abocando a las familias a recurrir a la gestación subrogada que es ilegal en España», lamenta. «Y sigue habiendo millones de niños huérfanos en el mundo desprotegidos que podrían tener un hogar y una familia», critica. Morales asegura que el Gobierno socialista se ha comprometido a dar una solución y desarrollar el reglamento antes de las elecciones del próximo 28 de abril.

En la provincia hay en estos momentos 37 familias que ya cuentan con el certificado de idoneidad tras pasar por test psicológicos, entrevistas personales y una formación específica, que se encuentran a la espera de asignación de su hijo en otro país.

El proceso para adoptar es un camino largo y complicado que llega a desesperar a muchas parejas o personas que deciden emprender esta aventura en solitario. Cada comunidad autónoma trabaja con ciertos países pero están a expensas de cambios de gobierno con la consiguiente modificación de las políticas en adopciones, de la agilidad burocrática y de la apertura y cierre de fronteras.

En estos momentos sólo se tramitan las adopciones de niños con necesidades especiales, es decir, con enfermedades más o menos graves o con otro tipo de problemas. Las adopciones de niños sanos están «muy restringidas», señala Cristina Torres, trabajadora social de Adecop. «Muchas veces no se trata de problemas graves, pero sí que pueden requerir tratamientos y los padres deben estar preparados para ello», indica. A Alicante llegan sobre todo niños de China, Vietnam, Bulgaria y empiezan a venir también de Kazajistán, éste último con una media de espera de cuatro años. En China, donde se han ido produciendo vaivenes en el tema de las adopciones internacionales, en estos momentos permiten la adopción y la espera es de entre tres y cuatro años. «Pero tenemos el caso de una familia que lleva doce años esperando porque quieren un niño sano de este país», afirma Torres.

«Lo más complicado para los padres es el tiempo de espera, lo pasan mal por la incertidumbre de no saber cuándo podrán por fin tener a su hijo en casa. Pese a ser difíciles los trámites anteriores y el seguimiento posterior, todo eso queda en un segundo plano», detalla esta trabajadora social. «Otro momento crítico es cuando ya se les ha asignado un niño o niña pero todavía no pueden ir a recogerlo», añade Torres.

Precisamente para estar asesorados en toda esa maraña burocrática internacional los padres recurren a las ECAI como Adecop, que son las que tienen personal en el terreno, incluídos abogados, y organizan los viajes para que estas familias cumplan el sueño de ser padres. A las ECAI las acredita la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas y sólo cobran los gastos de los trámites, ya que son entidades sin ánimo de lucro. También están siendo las grandes perjudicadas, aparte obviamente de las familias, por el retraso en el desarrollo reglamentario de la ley. Aproximadamente la mitad han bajado la persiana en los últimos tres años.

Por otra parte, Torres asegura que los niños y niñas adoptadas se «adaptan perfectamente a un nuevo país y una nueva cultura porque suelen llegar entre los 0 y los 3 años, aunque también pueden ser adoptados más mayores». Los que tienen un tope de edad son los padres y está fijado en los 55 años. Además, la edad de los niños va subiendo en función de la de los padres independientemente del tiempo de espera. Así, a los padres menores de 45 años se les asignan niños de entre 0 y 2 años, pero a los de 48 años ya recibirían a un hijo de 3 años.

Conocer los orígenes

Más allá de los datos, la profesora de Sociología de la Universidad de Alicante Diana Jareño realizó una tesis doctoral, que le ha valido el premio extraordinario, sobre las «Familias en transición. Estudio sociológico de las adopciones internacionales» ante «la falta de una aproximación sociológica a este fenómeno siempre se ha abordado desde un punto de vista psicológico o jurídico», afirma. Entrevistó a 24 familias, tres de ellas monoparentales, y descubrió que «saben que son distintos pero no diferentes a cualquier otra familia biológica». «No se puede establecer un patrón porque cada núcleo familiar es un mundo, pero sí coincide su elevado índice de satisfacción en relación a la familia que han decidido construir y una mayor reflexión tras la decisión de tener hijos», indica. También una implicación igual entre los dos miembros de la pareja, «aunque en las familias biológicas esto también va cambiando en la misma dirección». Además, comprobó que una tercera parte de estas familias ya practicaban la llamada «adopción abierta», es decir, hablar a sus hijos con naturalidad de sus orígenes e incluso mantener cierta relación con la familia biológica tras haber visitado el país de sus hijos con ellos. Esto antes de que entrara en vigor la ley en 2015 en la que se reconoce el derecho del menor adoptado a conocer sus orígenes al cumplir los 18 años. En el caso de las adopciones internacionales los hijos suelen tener la necesidad al llegar a una edad de viajar al país donde nacieron, concluye Jareño.

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