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La cofradía de los caballeros del Santo Sepulcro

El Santísimo Cristo Yacente sale en procesión sin flores y al son de la marcha «Sepelio alicantino»

La cofradía de los caballeros del Santo Sepulcro

Hermandad del Santo Sepulcro

Fundación: 1942 (reorganización). Su origen se sitúa entre los siglos XVII y XVIII.

Indumentaria: Vesta morada, cíngulo amarillo, capa y capirote blanco, medalla de la hermandad.

Pasos y autores: Santísimo Cristo Yacente, José María Ponsoda Bravo (1943). Trono, Talleres Peris (1943).

Participantes: 370 hermanos: nazarenos 160, damas de mantilla, 40. Sin costaleros porque va a ruedas.

Hora y lugar de salida: Viernes Santo a las 20.30 horas desde la Concatedral.

Recorrido: Concatedral de San Nicolás, Plaza Abad Penalva, Labradores, Plaza San Cristóbal, Mestre Martínez, General Primo de Rivera, Rambla, Alfonso X el Sabio, López Torregrosa, Rambla, Carrera Oficial (21.55 horas), Mayor, Muñoz, Plaza Abad Penalva, entrada en la Concatedral de San Nicolás.

Hora aproximada de llegada: En torno a las 22.30 horas.

Duración aproximada: Unas dos horas.

Recomendaciones: Solemne entrada y salida de la Concatedral de San Nicolás y por la Carrera Oficial. En la procesión participa el capítulo noble del Santo Sepulcro. Con Mater Desolata y la Soledad de Santa María forman la procesión oficial.

La hermandad del Santo Sepulcro tiene su origen entre los siglos XVII y XVIII. Es posiblemente una de las más antiguas de la Semana Santa de Alicante. El Santo Sepulcro cerraba la procesión anual del Santo Entierro, que cada Viernes Santo por la tarde salía de la parroquia de Santa María con entre 14 y 16 pasos. Eso ocurría en el siglo XIX porque ahora el trono tiene su sede en San Nicolás.

Al finalizar la guerra civil, la hermandad del Santo Sepulcro quedó totalmente desorganizada. La junta directiva de la cofradía de Nuestro Padre Jesús (Martes Santo) acordó solicitar su adhesión y el 10 de diciembre de 1942 quedó constituida. El Viernes Santo de 1943, y con la misma uniformidad de aquélla, procesionó por vez primera. En el año 1944 se le añade la capa blanca, con el escudo de la orden del Santo Sepulcro a la altura del hombro izquierdo, y en 1945 se estrena el capirote blanco con el mismo escudo, en el pecho.

Esta hermandad consta de un solo paso, el Santísimo Cristo Yacente, de José María Ponsoda. Va a ruedas prácticamente desde que volvió a procesionar, hace ya 77 años, salvo los primeros, cuando lo portaba la Falange. «Si se bucea un poco, hay fotos», señala la hermana mayor presidenta, Esmeralda Giner, que también lo es de Nuestro Padre Jesús.

No hay intención en la cofradía de que costaleros vuelvan a portar el Cristo Yacente, imagen restaurada en 2018 gracias a una donación anónima y a una aportación extraordinaria de la hermandad. Se hizo en el taller de Víctor García Villalgordo, autor del paso de la Virgen Santísima de las Penas del Martes Santo. Los caballeros del capítulo noble del Santo Sepulcro de Jerusalén, en concreto la orden ecuestre, forman parte del cortejo procesional. El paso va escoltado por los caballeros del Santo Sepulcro de la hermandad.

Las costumbres se mantienen prácticamente inalteradas desde el origen. El trono no lleva flores por la muerte de Jesús, solo luz, y los faroles son de 1943. «Todo es del año de creación salvo los faldones, porque la tela se estropeó con el paso del tiempo y la cambiamos hace unos años», explica la hermana mayor. Es intención de la cofradía restaurar el paso, labrado en los talleres Peris de Valencia, cuando puedan volver a recoger dinero: una de sus máximas es el cuidado del patrimonio. El Ayuntamiento dio en su momento 5.000 pesetas para crear el trono, por este motivo lleva el escudo de la ciudad delante.

Es especial la salida de la procesión del templo porque se apagan las luces de la Concatedral y de la plaza de Abad Penalva y un cañón de luz enfoca el rostro de Cristo muerto camino del sepulcro. Se mantiene el haz hasta que atraviesa el pórtico mientras el deán de la Concatedral de San Nicolás, Ramón Egío, recita oraciones. «Es muy bonita y supersolemne la salida».

El Santo Sepulcro forma parte de la procesión oficial del Santo Entierro, junto a Mater Desolata y la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad de Santa María. Durante el recorrido, las bandas de música y la fanfarria van tocando marchas solemnes, en concreto «Sepelio alicantino», del compositor Óscar Ayelo, hermano de honor. También ha creado «Nuestra Madre sube por Labradores» para la Virgen de las Penas, y «Pater Noster», para Nuestro Padre Jesús.

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Vicepresidente de la hermandad

Lleva en la hermandad 58 años, desde que sus padres le apuntaron cuando tenía nueve. Su tía, portera del Centro Católico, sede de la hermandad, tuvo mucho que ver en que le inscribieran. También están en el Santo Sepulcro sus dos hijos, su mujer, su yerno y sus nietos.

P ¿Cuál es su labor?

R Ayudar en lo que pueda, y como uno más. No porque sea vicepresidente está uno para dirigir sino para arrimar las manos. Ayudo en la cuestión económica, que la llevamos entre el tesorero, el secretario y el vicepresidente.

P¿Cómo van los preparativos?

R El sábado ya tenemos zafarrancho de combate. Lo mismo ponemos los varales que preparamos las velas. Cuando lleguemos nos repartiremos la faena. Lo que más nos gusta es reunirnos todos y estar juntos, y ver cómo todo el mundo prepara la procesión.

P ¿Qué es lo más bonito de la procesión del Santo Sepulcro?

R Lo más bonito es cuando sale de la iglesia, en total oscuridad, con un único halo de luz alumbrando el cuerpo y recorriendo el pasillo de San Nicolás hasta la puerta mientras el deán recita unas oraciones. También la salida y la entrada con el himno. Nuestra hermandad está compuesta por distintos tercios, hermanos de fila, damas de mantilla, un corralito de niños, y la orden ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén.

P ¿Es el Santo Sepulcro una procesión solemne?

R Es la oficial, compuesta por Mater Desolata, la Soledad y Santo Sepulcro. No sé si es porque es Viernes Santo y la gente está de vacaciones pero hay mucho público, y lo acogen con seriedad y recogimiento. El año pasado se restauró el Cristo Yacente. Como está expuesto al culto en San Nicolás, en la entrada a mano izquierda, la gente lo roza y lo va tocando para santiguarse y sufre un gran deterioro. Para nosotros es gratificante porque demuestra los que se le quiere en Alicante.

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