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Los hombres solteros que viven solos superan a las mujeres mayores viudas

Los cambios en la sociedad y en los modelos de familia y el auge del gusto por ser independiente llevan a que más de 47.000 hogares estén formados por un único individuo. El estigma del «solterón» deja paso a la moda del «single»

Un hombre a la entrada de un edificio de viviendas. JOSE NAVARRO

La soledad ha dejado de ser una situación forzosa para convertirse cada vez más en una elección. Los hombres solteros jóvenes se han convertido en el perfil más numeroso de personas que viven sin compañía en la provincia de Alicante, superando por primera vez a las mujeres mayores viudas, que hasta ahora habían sido siempre el tipo más habitual de hogares unipersonales. Lo dicen los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que cifran en 47.400 los hombres solteros menores de 65 años que viven solos, frente a las 43.600 mujeres viudas que superan esa edad y están en idéntica situación. En el conjunto de la Comunidad Valenciana se repite el patrón, con 144.200 solteros frente a 123.300 viudas. A nivel global de España éstas son todavía más numerosas, pero la diferencia entre ambos grupos es de apenas 13.000 personas.

Las cifras no hacen otra cosa sino reflejar un cambio social. La soltería ha dejado de ser un estigma, o algo que llega forzado en el mejor de los casos, y ahora se acepta como una forma más de vida. Los cambios en los modelos de familia van también de la mano de este auge de la soledad buscada, junto con una creciente individualización en aspectos muy diversos de la sociedad. Así lo corrobora Alba Navalón, profesora del Departamento de Sociología I de la Universidad de Alicante (UA), quien recalca que ha desaparecido la «connotación negativa» que antes tenía el hecho de vivir sin pareja. En este sentido, apunta, denominaciones despectivas como «solterón» o «machucho» han dado paso al anglicismo «single», haciendo que la individualidad sea casi una moda.

Navalón insiste en la creciente individualización de la sociedad actual, «que no es lo mismo que individualista», recalca, aunque sí hay instalado un comportamiento «muy hedonista». Ese comportamiento encaja con la idea de buscar el bienestar para uno mismo en diferentes aspectos de la vida. «Tenemos esa necesidad de desarrollar nuestra propia carrera y muchas veces se dejan de lado otras cosas», explica. La profesora señala que ése es un perfil muy común especialmente en personas en torno a los 30-35 años, que «priorizan su carrera profesional» sobre otros aspectos de su vida.

Esa querencia por vivir en soledad se mantiene en edades posteriores, en este caso porque, según comenta Navalón, muchas personas «no quieren arriesgarse a perder su independencia». Por eso, incluso aun teniendo pareja se opta con frecuencia por seguir viviendo de manera individual. «Hay quienes tienen una relación pero nunca llegan a convivir juntos», sino que persona cual mantiene su propio domicilio, recuerda la profesora. O bien sí hay una convivencia, pero que no llega a plasmarse nunca sobre un documento oficial, y cada individuo permanece empadronado en su propia casa, con lo cual en las estadísticas figuran como solteros. Múltiples opciones, en definitiva, en consonancia con la evolución de la sociedad, en la que los tipos de familia y de relaciones en general son cada vez más diversos. Pero por encima de todo ello, recuerda, «al final todos nos preocupamos por nosotros mismos».

Economía favorable

La tendencia a preferir vivir de manera independiente está también relacionada con la coyuntura económica, tal y como recuerda Navalón. Así, una situación favorable afrontar en soledad todos los gastos de una vivienda. En este sentido, además, hace mención a otro aspecto: una parte de esas personas que viven solas «tienen un poder adquisitivo elevado», lo que de alguna forma también contribuye a que sean más visibles como consumidores.

Al respecto, el decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la UA, Raúl Ruiz, también profesor del Departamento de Sociología I, «el soltero es alguien que adquiere bienes y servicios» desde el punto de vista comercial, y eso al final también repercute sobre de manera positiva sobre la imagen de las personas solteras, aunque en ocasiones asociándolas a otros estereotipos: «Ahora ser 'single' parece que da cierto caché», comenta Ruiz.

También es bastante llamativo el hecho de que esta figura de la persona soltera que viva sola sea bastante menos habitual en las mujeres: 22.800 en la provincia, menos de la mitad que hombres. Por el contrario, casi todos los hogares monoparentales tienen una mujer como figura principal: hay 59.000, frente a apenas 10.000 con un hombre solo con sus hijos.

«Es cuestión de tener tu espacio, no es egoísmo»

Enrique Lomas, profesor de 32 años, defiende que vivir solo es «una necesidad» incluso en el caso de tener pareja

Enrique Lomas, doctor en Filología Francesa y profesor en un centro de Formación de Personas Adultas de Elche y vecino de Alicante, es una de esas 47.400 personas que el INE dice que viven solas en la provincia. Con 32 años, lleva diez viviendo solo, «desde que empecé a tener la posibilidad de hacerlo», todavía siendo estudiante. Defiende que estar sin compañía «no es una cuestión de egoísmo, sino de necesidad de tener tu espacio propio, tu intimidad» una vez que entras en casa.

Así, cree que el hogar de cada persona es «el lugar que te permite conocerte a ti mismo, ser tú como individuo para poder ser tú dentro de la sociedad». En este sentido, se muestra muy crítico con la costumbre social de «dejarnos llevar por el grupo», hasta el punto de considerarlo «un discurso uniformizador y rancio-tradicional», y reitera que «vivo solo porque tengo mi espacio, en el cual puedo ser un individuo antes que sociedad».

Enrique admite que «es cierto que esto es únicamente posible desde la tranquilidad de tener un sueldo», por lo que se cree afortunado de «poder permitirme estar solo», sin que eso suponga en absoluto «que me haya hecho antisocial o egoísta». En este momento no tiene pareja, pero afirma que su posicionamiento no variaría en caso de que la tuviera. En su opinión, es preferible «que cada cual tenga su espacio y tenga sus propios momentos de intimidad», sin que el hecho de tener pareja «suponga un sacrificio».

Al respecto, insiste: «Yo no quiero que nadie se sacrifique por mí o renuncie a lo que es; eso sí que es egoísmo y no me parece lógico». Y a su juicio, ese aspecto choca con lo que estima que debe ser una pareja, «un enriquecimiento que sume».

Las cifras

47.400 hombres solteros que viven solos en la provincia

En la provincia hay alrededor de 47.400 hogares cuyo único componente es un hombre soltero menor de 65 años, según datos del INE referidos a 2018. Es el tipo más común de hogar unipersonal, pero hasta 2017 lo eran las mujeres mayores viudas.

25,52% porcentaje de hogares con una sola persona

Los 190.100 hogares unipersonales de la provincia suponen una cuarta parte del total. En la Comunidad Valenciana la cifra de individuos que viven sin compañía asciende a 516.600, y en España a 4.732.400.

La clave

Razones de comodidad: Una sociedad cada vez más hedonista e individualizada

Una de las razones para vivir solo que apuntan desde la Universidad de Alicante es la búsqueda de comodidad, en consonancia con unas pautas sociales cada vez más individualizadas y hedonistas: la sensación de hacer lo que se quiera en todo momento.

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