Embalses de naturaleza y cultura
Los pantanos históricos de la provincia han perdido casi por entero su función original de aprovechar el agua almacenada y se han convertido en espacios de gran valor ambiental y sentimental

Embalses de Elda y Elche, ubicados en diferentes puntos del río Vinalopó y que en este temporal se han llenado por completo. / ÁXEL ÁLVAREZ / ANTONIO AMORÓS
El temporal de lluvias de los últimos días ha hecho que los embalses históricos existentes en la provincia rebosen agua y que las presas se asemejen a grandes cascadas. Una imagen muy llamativa pero también bastante habitual cada vez que hay un episodio de fuertes precipitaciones, y que recuerda que la antigüedad de estas infraestructuras y su limitada capacidad ha reducido enormemente las posibilidades de retener y aprovechar el agua almacenada. Todos los pantanos antiguos que hay en las comarcas alicantinas se encuentran en esta situación y apenas cumplen su función original; algunos incluso la han perdido por completo. Sin embargo, al mismo tiempo se han convertido en parajes de gran interés natural y, sobre todo, en monumentos históricos y culturales y de primer orden.
Cuatro de los cinco embalses actualmente inutilizados o con un uso muy limitado tienen ya varios siglos a espaldas de sus presas. Se trata de los de Tibi, Elche, Elda y Relleu, construidos entre finales del XVI y mediados del XVIII. El quinto, el de Ísber -con frecuencia citado como Isbert- es más moderno y su historia es distinta, ya que fue un proyecto fallido de los primeros años del franquismo, pero es, como los otros, un lugar habitual de visita para los amantes del senderismo y de las infraestructuras hidráulicas. Tienen en común el estar ubicados en estrechos formados por los ríos en los que se encuentran, lo que otorga una cierta espectacularidad al paisaje. Además, las láminas de agua, aun siendo ocasionales en casos como Relleu e Ísber, han generado una importante biodiversidad a su alrededor. Y, en general, los habitantes de las localidades en las que se encuentran estos pantanos han desarrollado vínculos emocionales con estos espacios.

Embalses de naturaleza y cultura
Estos cinco embalses podrían almacenar en conjunto 6 hectómetros cúbicos de agua, aunque los lodos depositados en sus fondos por el arrastre de sedimentos y la falta de mantenimiento de las presas -que en algunos casos no tienen ni compuerta- hace que su capacidad real sea mucho menor, tal y como recuerda el director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante (UA), Jorge Olcina. El de Tibi, el mayor de todos ellos, apenas puede retener 2 hectómetros cúbicos de los 3,7 originales. No obstante, mantiene su funcionalidad original de regar la huerta de Alicante. El presidente del Sindicato de Riegos de la Huerta de Alicante -la misma entidad que lo gestiona desde hace 425 años-, Francisco Vidal, señala que el pantano «ha tenido una vida muy útil y podría tenerla aún», puesto que la presa funciona correctamente; el problema es la salinidad de las aguas. El caudal que llega ahora «viene principalmente de las depuradoras de la Foia de Castalla», por lo que sólo se usa de manera puntual. Justamente estos días, no obstante, «los estamos utilizando», puesto que «cuando hay lluvias mejora la calidad».
Con todo, lo más destacado del pantano de Tibi es su «muy alto» valor ambiental y simbólico. El presidente de los regantes explica que «hacemos todo lo posible» en cuanto a su mantenimiento para proteger el ecosistema húmedo generado a su alrededor. El lugar es muy visitado por excursionistas y vecinos, para quienes tiene una gran carga sentimental aunque el municipio no se aproveche de sus aguas, como corrobora Pere Vidal, presidente del Club d'Esports de Muntanya i Escalada local: no sólo «es un sitio habitual para hacer deporte», sino que «a cualquiera que le dices que eres de Tibi le resaltas el pantano» como referencia.
Simbolismo cultural
Si algo tienen en común los embalses históricos es que son referentes patrimoniales y culturales en sus respectivos entornos. Por ello, tanto desde los ayuntamientos como por parte de los gestores de las presas y de entidades cívicas se ha insistido mucho en las últimas fechas en la recuperación de estos lugares, porque más allá de la rehabilitación de la infraestructura y de la regeneración ambiental esto supone recuperar espacios de valor sentimental. El alcalde de Relleu, Santiago Cantó, destaca que el embalse homónimo es «un hito» para el municipio, además de «una fuente de turismo». Por ello, en los últimos años se han acondicionado senderos y se trabaja para que el pantano sea declarado Bien de Interés Cultural (BIC). Eso sí, lamenta que las administraciones superiores «no se tomen en serio» el mantenimiento de estos embalses.

Embalses de naturaleza y cultura
En Elda, la declaración del pantano como Paraje Natural Municipal está en fase de exposición pública, por lo que la protección del lugar es inminente. El Ayuntamiento también acondicionado y señalizado un sendero. Además, por parte del ámbito cultural y festivo se ha insistido en los últimos años en recuperar este espacio como punto de referencia simbólica, con una singular iniciativa: ir de excursión al pantano el Lunes de Pascua para comerse la mona, tal y como se hacía en el pasado. Este año, la lluvia ha impedido llevarla a cabo, pero en años anteriores han asistido cientos de personas. Aitor Marco, miembro de la Comisión de los Santos Patronos de Elda y uno de los impulsores de esta idea, destaca que ésta es una forma de «recuperar parte de la historia perdida» de la ciudad. «La mayoría de los eldenses no conocían el paraje», recalca, pese a su dilatada historia y su singularidad ambiental: el vaso del embalse está lleno de tarayes, una especie arbórea que se desarrolla en los entornos acuáticos. La pega del lugar, lamenta Marco, es la visible suciedad del agua y el descuido del entorno de la presa.
También está en trámite declarar como Paraje Natural Municipal el pantano de Elche, como recuerda el concejal de Medio Ambiente ilicitano, Antonio García. Aquí se ha acondicionado otro sendero desde la ciudad hasta la presa, que «no nos imaginábamos que fuera a tener tanto éxito»: el embalse se ha convertido en un lugar muy frecuentado, cuando hasta hace poco pasaba desapercibido para muchos. El edil incide en el «enorme valor natural y patrimonial» del paraje, ya que «de allí procede la acequia que permite que exista el Palmeral». La mejora del entorno «ha permitido a mucha gente conocerlo y valorarlo». Por ello, desde el Ayuntamiento se reitera la voluntad de apostar por su difusión, en colaboración con los regantes titulares de la presa y otras administraciones. Más aún teniendo en cuenta que este embalse y los de Relleu, Tibi y Elda son monumentos históricos que reflejan un aprovechamiento secular del agua y que en su tiempo fueron innovadores.
Tibi El más antiguo en activo

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Terminado en 1594 y con una capacidad inicial de 3,7 hectómetros cúbicos, el embalse de Tibi es considerado el más antiguo de Europa en activo, ya que sus aguas siguen regando la huerta de Alicante, aunque ahora sólo de forma puntual. Su imponente presa es fácilmente accesible y muy visitada.
Elda Recuperación sentimental de un paraje

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Aún pueden verse los restos de la primera presa del pantano de Elda, terminada en 1687 y destruida por una avenida un siglo más tarde. La actual data de 1890. Muy degradado hasta hace poco, ahora se reivindica como lugar de excursión para los vecinos, como fue antaño. Está a punto de ser Paraje Natural Municipal.
Elche La génesis del Palmeral crece en estima

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Las aguas del pantano de Elche, que data del siglo XVII, han sido históricamente fundamentales para el riego del Palmeral de la ciudad. La potenciación del lugar como entorno natural ha hecho que cada vez sea más visitado por los ilicitanos. Su declaración como Paraje Natural Municipal está en trámite.
Relleu La primera regulación del Amadorio

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El embalse de Relleu se construyó en el siglo XVII a la entrada de un profundo congosto en el río Amadorio con el inequívoco nombre de L’Estret. Funcionó de forma regular hasta que en 1957 se inauguró otro pantano de mayor capacidad entre Orxeta y La Vila Joiosa. Por su ubicación es menos frecuentado.
Ísber: De error técnico a itinerario espectacular

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El embalse de Ísber, en la Vall de Laguar y terminado en 1944, fue un fiasco porque las características del terreno hacen que el agua se filtre. Sólo se llena en grandes temporales y por unos pocos días. Sin embargo, la espectacularidad del paraje, muy cerca del Barranc de l’Infern, hace que sea una referencia para el senderismo.
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