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Los «okupas» se marchan de los chalets de lujo de Vistahermosa

El fondo inversor que compró la urbanización a Liberbank logra que los moradores se vayan de las viviendas de forma pacífica

Una personas pasa caminando por «Vistahermosa del Mar», de nuevo una urbanización fantasma. áLEX DOMÍNGUEZ

Los chalets de lujo «okupados» en Vistahermosa se quedan sin inquilinos. El fondo norteamericano Bein Capital, propietario desde 2017 de los once chalets de lujo que componen la urbanización «Vistahermosa del Mar», tras pagar 1,7 millones de euros después de obtener una rebaja del 75% del banco Liberbank sobre su precio oficial, ha logrado que los inquilinos que los ocuparon de forma ilegal hace un año se hayan ido de forma pacífica. El objetivo ahora es venderlas a medio plazo.

Hasta aquí todo correcto, pero el caso es que para ello primero tienen que tener licencia de habitabilidad. El escollo, que los viales de acceso continúan siendo propiedad del que fuera promotor de la lujosa urbanización, Olaf Reig, que, por su parte, ha recurrido ante el Ayuntamiento de Alicante la intención del Consistorio de hacerse con los terrenos expropiándoselos aplicando la figura de la reparcelación forzosa. Sin viales no hay posibilidad venta de las once viviendas de 580 m² que han sido durante un año el refugio de unos «okupas» que ahora han desaparecido de la noche a la mañana.

Los chalets de lujo podrán volver a estar pues en el mercado tras una historia, no obstante, cuyo guión comenzó a escribirse tras la quiebra de Caja Castilla-La Mancha, su posterior rescate con 9.000 millones de euros a fondo perdido del Estado y la absorción por Liberbank, la entidad que terminaría haciéndose con las viviendas tras la dación en pago a la que se sometió el promotor con la caja castellano-manchega.

Hoy, el banco no ha devuelto el dinero a Reig, la entidad absorbida dejó de pagar el crédito promotor de 16 millones de euros y la entidad bancaria ya no es ni la propietaria de los chalets, en poder del fondo norteamericano, que ha dejado la gestión de la venta en la inmobiliaria Altamira, especializada en sacar adelante activos inmobiliarios de los bancos.

Las familias que ocupaban las viviendas han desaparecido pero no el problema para Olaf Reig, al que solo le queda el «as» de los viales, aunque tampoco tiene mucha esperanza si al final se queda sin ellos al expropiarle por vía municipal. Curiosamente por el mismo Ayuntamiento de Alicante que en 2016 le recomendó que se hiciera fuerte con esa carta. Los terrenos que logró retener tras pagar a los compradores de las viviendas y a los proveedores que trabajaron para construir una urbanización con chalets de un millón de euros, con la que todavía se pueden obtener buenas plusvalías, ya que el fondo se hizo con los once chalets por 1,7 millones.

La primera fase de la urbanización se acabó en 2010 y durante los tres o cuatro primeros años llegó a estar habitado el primer bungalow, el piloto, por el propio promotor, pero finalmente se marchó tras su venta a Liberbank, quedando la urbanización completamente deshabitada hasta la primavera de 2018, cuando llegaron los okupas, que se engancharon a la red eléctrica.

VIstahermosa del Mar

Los bungalows se comercializaban en 2008 con el nombre de residencial «Vistahermosa del mar». En la publicidad de aquellos años se hablaba de viviendas «exclusivas» de hasta 580 metros cuadrados, seis dormitorios, patio central, ascensor «y una gestión central domotizada reconocida como una de las más completas del mundo». La promotora también anunció que utilizaría agua de riego reciclada y agua caliente por energía solar. «Iba a ser una de la primeras urbanizaciones completamente domóticas del mercado pero todo se fue a pique cuando Caja Castilla-La Mancha empezó con los problemas de liquidez y dejó de abonarme el préstamo que me había concedido. Estoy convencido de que en España habrá muchos casos como el mío tras la quiebra de los bancos», relata Olaf, que recientemente ha colgado en la red un vídeo en el que explica la odisea vivida desde que le dejaron sin liquidez.

La zona donde se ubican estas casas tampoco corrió mucha suerte tras explotar la burbuja inmobiliaria. Hasta 1.500 viviendas estaban proyectadas en la que iba a ser una ampliación de la Albufereta. Se llegaron a trazar calles, colocar alcorques y farolas. Pero la crisis estalló y todo quedó a medias. Con el paso de los años la zona se ha ido degradando hasta el punto de que hoy en día es peligroso caminar por ella, ya que las tapas de las alcantarillas fueron robadas, quedando los agujeros al descubierto y en muchos casos tapados por la maleza. Los vecinos han denunciado que hay ratas y escombros en incluso en al propia urbanización fantasma hubo un escape de gas.

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