A la espera de que el próximo fin semana vayamos a tener una nueva entrada de aire sahariano, que será la tercera ya en 15 días, el lunes comienza plomizo, con bochorno y, por si faltaba algo, polvo sahariano en suspensión que cae sobre la provincia en forma de lluvia de barro por la condensación, según explica Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante. El fin de semana ha sido tórrido con hasta 39,5 grados de màxima en Orihuela. Las altas temperaturas dan hoy una tregua pero como el grado de humedad es muy alto no serán jornadas agradables en lo que los expertos califican como pérdida confort climático.

Las lluvias de barro son muy comunes en primavera y verano. Sin embargo, es un fenómeno meteorológico que puede llegar a producirse en cualquier época del año. Es algo casi único de España debido a su posición. La razón por las que se producen reside en el polvo africano. El desierto del Sáhara está relativamente cerca de la península Ibérica. Ello hace que los fuertes vientos desplacen todo ese polvo a nuestro país.

Cuando el polvo en suspensión que hay en el cielo actúa como núcleos de condensación higroscópico, contribuye a la formación de nubes de lluvia. Acompañado de inestabilidad atmosférica y viento cambiante, se completa la fórmula para estas lluvias de barro. Cuando estas precipitaciones tienen lugar, tanto el cielo como los coches y terrazas quedan teñidos de colores turbios y de lodo.

Sequías prolongadas, olas de calor, gotas frías que se pueden producir cualquier día del año, lluvias de polvo que lo dejan todo perdido, noches en las que resulta imposible pegar ojo -no todo el mundo puede costearse el aire acondicionado- porque el termómetro no baja de los 25 grados con un 60% de grado de humedad, viento, temporales de levante?. han puesto en los últimos 20 años hasta en cuestión la famosa reflexión del gallego Wenceslao Fernández Florez, otro de los muchos enamorados de Alicante, que acuñó aquello de la Casa de la Primavera. Cincuenta y tres años hace ya que murió, y el Alicante que disfrutó dista bastante de aquél que dejó.

¿Crisis climática? Está claro que algo pasa y, no en vano, los datos están ahí. La temperatura media ha subido más de medio grado desde 1980 y ya no llueve ni en la primavera para desesperación del sector agrícola y advertencia para una Administración que, a este paso, no moverá ficha hasta que el agua deje de salir por el grifo. Entonces será tarde.

Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, tiene que claro que Alicante vive años de incertidumbre en muchas facetas. También en lo climático. Percibimos que el clima que vivimos en los últimos años no es el mismo que hace dos o tres décadas. Y comienza a preocuparnos, porque puede afectar a nuestra economía, a nuestra salud, a nuestro territorio. Hay una serie de indicios, comprobados por los datos científicos, que nos señalan que algo está cambiando.

La temperatura media en la provincia ha subido 0,6º desde 1980. Lo han hecho sobre todo las temperaturas mínimas nocturnas, y no por el llamado «efecto urbano», sino por el calor acumulado en las capas bajas desde abril a noviembre, especialmente en el mar Mediterráneo. Hasta las precipitaciones han cambiado sus patrones.

No hay tendencias claras de las cantidades, pero si cambios en su distribución en las estaciones y en la forma de llover. Llueve menos en primavera y más en otoño. Y llueve cada vez más de forma intensa o torrencial. Por tanto, lluvias poco aprovechables y que generan daños económicos. La provincia soporta más lluvias de barro que hace treinta años y eso indica que la llegada de aire sahariano en capas bajas es cada vez más frecuente sobre nuestro territorio.

En definitiva, estamos perdiendo confort climático y estamos sufriendo el carácter extremo de las manifestaciones atmosféricas que forman el relato de nuestro clima. Reflexiones de Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, que constatan una situación que, incluso, podrían convertirse en un problema para la «Florida europea».

Ante esto, solo queda un camino con varias tareas: Reconocer lo que está pasando, informar con rigor de todo lo que se vaya sabiendo, impulsar la investigación climática, las políticas y prácticas de adaptación a lo que puede venir en las próximas décadas, y plantear la crisis climática como una oportunidad que tiene nuestra provincia para reorientar su actividad agraria, industrial y turística. De hecho, ya hay buenos ejemplos en la provincia de iniciativas que se van tomando, anticipándose con sensatez a los hechos. «En esta tarea estamos todos, ciudadanos y administraciones», subraya Olcina.

Lluvias de barro

Jorge Olcina explica la causas de las lluvias de barro

1) Fuerte acumulación de calor en superficie por la llegada de aire sahariano

2) Presencia de millones de núcleos de condensación de polvo sahariano

3) Aire un poco más fresco en las capas altas, que es el detonante de la formación de las nubes de lluvia

4) Formación de nubes de lluvia con aire sahariano como núcleo de condensación.

5) Desarrollo de chaparrones de poca cuantía, pero en los que la lluvia depositada en el suelo ha sido “lluvia de barro”

Estos chaparrones al ser muy localizados, pueden convivir con ratos de sol y con temperaturas altas que crean sensación de bochorno.