Hubo un tiempo en que los periódicos se cerraban a la 1 de la madrugada. Todos menos INFORMACIÓN. Durante los tres años, de junio de 1988 a junio de 1991, en que Vicente Martínez Carrillo dirigió INFORMACIÓN, era habitual que el periódico no estuviera en rotativa hasta las 3. A la 1 estaba listo, eso sí. Pero entonces aparecía por la Redacción antes de que se despoblase y desmontaba el periódico de cabo a rabo: compaginación, enfoques, imágenes, titulares… lo que iba en la 3 pasaba a la 12, lo de la 9 a la 7, lo de la 5 a la 3, lo que mandaba en la portada caía al faldón y lo que no estaba antes se convertía de repente en el tema dominante. Recuerdo una madrugada tras otra imaginando de regreso a casa las mil maneras de liquidar a aquel tipo. Pero a la mañana siguiente no sólo te sentías orgulloso del periódico que estaba en la calle: es que no te quedaba más remedio que reconocer que era mejor que el que habías estado a punto de sacar.

Vicente era así. Caótico. Adictivo en el más amplio sentido de la palabra, en el mejor de ellos y en el peor. Inteligente. Brillante. No he conocido a nadie con su capacidad de seducción, ni con su habilidad para inventar historias con las que llevarte al huerto. Siempre lo conseguía. Pero hay que reconocer que, si al plano profesional nos referimos, el huerto casi siempre valía la pena.

Durante los tres años que fue director, un vendaval habitó INFORMACIÓN. Lo puso patas arriba. Revolucionó la Redacción y la renovó casi por completo, apostando por gente muy joven para lo que se estilaba en la época, a la que empezó a dar responsabilidades, como antes había hecho Jesús Prado con él y con quien le sucedió, Francisco Esquivel. A mí, que había llegado al periódico sólo tres meses antes de que él regresara a la primera línea tras un breve paso por la Diputación Provincial, me trajo a Alicante desde una corresponsalía y me confió la sección que era su ojito derecho: política. Enseguida llegaron nombres que se convirtieron en referencia del (buen) periodismo alicantino: Javier Izquierdo, Mercedes Gallego, Jorge Fauró, Susana Abia, Victoria Bueno, Rogelio Fenoll… y tantos otros que harían la lista demasiado larga para un artículo. Impuso una línea de autoexigencia, rigor, profesionalidad y conocimiento de los temas que INFORMACIÓN no ha abandonado jamás desde entonces.

Vicente siempre vivió con una hora de adelanto. Cada segundo atenazado entre sus propias prisas y sus eternas dudas. Atropellándolo todo. Hasta el día en que, de tantas revoluciones, el motor gripó, hace tiempo, demasiado pronto. Quien murió este domingo no era Vicente, sino su sombra. Pero para los que trabajamos con él queda el recuerdo de aquellos tiempos en que nos deslumbró.