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Echávarri, el escueto; De Gea, el locuaz; la jueza, de pasada

El exalcalde exhibe un perfil bajo en el primer día de juicio, en el que sus dos exasesores llegan a la Audiencia entre vítores y aplausos de amigos

Lalo Díez y Pedro de Gea, rodeados de amigos, llegan a la Audiencia. Minutos después, lo hizo Echávarri. álex domínguez

Cuando apenas faltaban cinco minutos para la hora fijada para el juicio; por un lateral del Ayuntamiento de Alicante, del edificio que acogió su despacho durante casi tres años, hasta que en abril de 2018 se vio obligado a dimitir; atravesando toda la plaza, a paso calmado; y acompañado por su círculo más cercano: su abogado, José Díaz; su mujer, la también abogada Beatriz Vidal; y la que fue su jefa de prensa, Sonia Rodrigo. Así llegó ayer Gabriel Echávarri a la Audiencia, parapetado tras unas gafas de sol. Con gesto amable, aunque con un evidente tono nervioso.

Antes de entrar a las dependencias judiciales, el socialista se paró por sorpresa ante los medios de comunicación. No fue para responder a las preguntas, pero sí para avanzar sus intenciones para toda esta semana. Esa breve intervención recogió algunas de las pocas palabras que pronunció el exalcalde, delante de un micrófono, durante la jornada. «Buenos días. Quiero agradecer vuestra presencia aquí, a muchos hacía tiempo que no os veía. Por decisión personal, no voy a hacer comentarios, ni a la entrada ni a la salida, ni al acabar el pleito. Gracias», señaló, conciso, antes de acceder a la Audiencia, donde veinte minutos antes habían hecho acto de presencia los otros dos acusados en el caso.

La llegada de los exasesores Lalo Díez y Pedro de Gea fue bien distinta. Ambos, que hicieron el mismo trayecto que recorrió poco después el exalcalde, estuvieron arropados por un nutrido grupo de personas. Además, a las puertas del edificio, les esperaban otros amigos más, sobre todo vinculados al comerciante. «¡Estamos contigo, Pedro!», se escuchó a gritos, lo que arrancó vítores y aplausos para los dos exasesores acusados, que se limitaron a estrechar manos, dar abrazos y responder con «gracias».

Ya con los protagonistas en la Audiencia, mientras esperaban el inicio del juicio a las puertas de la sala de jurado (donde se celebra ayer y hoy la vista para poder facilitar la señal en directo a la prensa), se dejó ver María Luisa Carrascosa. La jueza que dirigió la instrucción del «caso Comercio» dijo no saber qué se juzgaba a escasos metros. Cuando lo supo, tampoco miró hacia los acusados, que aguardaban el final de otra vista, que retrasó cuarenta minutos el inicio de la primera sesión de un juicio que finalizará el viernes.

Los tres turnos

Dentro de la sala, donde los acusados aceptaron ser grabados de frente pese a la opción que les dio el magistrado de hacerlo de espaldas, Echávarri fue tan breve como fuera. No respondió a la Fiscalía. Se limitó a contestar a su abogado: cinco preguntas a las que no dedicó excesivas palabras. Con «rotundamente falso» y «ninguna» despachó dos cuestiones; las otras tres, con poco más. En resumen, negó cualquier vinculación con los contratos.

Luego llegó el turno para Lalo Díez (que puso sobre la mesa cuestiones del ámbito más político, desde el «obsoleto PGOU» a «Ikea viene o no viene») y Pedro de Gea, el más locuaz de los acusados. De hecho, el exasesor de Comercio llegó a pedir una última intervención para explicar las delegaciones de la Concejalía de Comercio. El magistrado, que no entendió la esencia del matiz, le vino a decir que su tiempo había terminado. Y así fue.

Pero cuando parecía que la primera sesión llegaba a su fin, el fiscal Felipe Briones tomó la palabra para reclamar que, ante el silencio premeditado de los acusados frente a la acusación que se sustenta en el Ministerio Público (hace apenas dos semanas, el ahora alcalde, Luis Barcala, renunció a seguir como acusación particular), se recuperasen intervenciones de Echávarri y De Gea de la fase de instrucción.

Entre el debate interno del tribunal por si accedía a la petición [que provocó el primero de los recesos en la vista], junto a los posteriores problemas técnicos que se sucedieron para poder escuchar un fragmento de la declaración del exasesor, la vista se alargó hasta casi las dos de la tarde. La justicia, con sus problemas, a su ritmo. En una de esas pausas, se dejó ver por la Audiencia, aunque apenas unos minutos y por los pasillos, la primera jefa de Gabinete de la Alcaldía del dirigente socialista, Ana Vaquer. Hoy están citados, al margen de un técnico y el interventor, el alcalde Barcala. Irá como testigo. Y ahí se encontrará con su antecesor.

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