n La saturación que se sufre en los servicios de Urgencias es más que palpable entre los trabajadores y responsables de estos servicios. A mediados del pasado mes de julio dimitía el jefe de Urgencias del Hospital Virgen de los Lirios de Alcoy, harto de la falta de plantilla y del abandono total por parte de la Conselleria de Sanidad. «Vamos hacia la catástrofe desde hace años y nadie pone remedio. Es más, vamos a peor porque se quitan recursos y no se sustituyen por nadie», advertía en una carta que acompañaba a su dimisión.

También en verano, los responsables de los servicios de Urgencias de los principales hospitales de la Comunidad, entre ellos el General de Alicante, Sant Joan, La Vila o Torrevieja, firmaban una carta, a través de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias, en la que desgranaban los grandes problemas a los que se tienen que enfrentar a diario.

En esta misiva se alertaba, entre otras cuestiones, de la «saturación y acumulación de pacientes con total falta de intimidad y por supuesto el cansancio y desmotivación de sus profesionales, que a pesar de todo, se dedican a las urgencias por vocación y que aman su trabajo». Señalaban también que, «el colapso de las urgencias es el colapso del hospital y el fracaso del sistema sanitario».

La última polémica ha llegado a través de las redes sociales. Un trabajador de Urgencias del Hospital de Elda, denunciaba días atrás en un tuit: «Hoy en #urgenciascv Elda he sido informado por la subdirectora médica que todos los médicos de urgencias que denunciamos en las condiciones inhumanas en las que trabajamos hemos sido vetados para la asignación de jefaturas de guardia. Dictadura?».

Desde el Colegio Oficial de Médicos de Alicante lamentan que la falta de una regulación a través de la especialidad de Medicina de Urgencias y Emergencias -a diferencia de lo que ocurre en la mayoría de países de la UE- ha propiciado que en los últimos meses varios jefes y responsables de servicios de Urgencias hayan dimitido de sus cargos «motivados por la imposibilidad de ofrecer una atención digna a los pacientes y por no poder ejercer la profesión en condiciones óptimas».