The walking classroom o «clase caminante» ha echado a andar entre Alicante y Asker, en Noruega. Alumnos de ambas nacionalidades han puesto en práctica la primera clase europea en movimiento que combina lo académico y los beneficios del aprendizaje mientras se camina al aire libre.

Los profesores detallan que hablar mientras se camina es algo natural, muy típico en nuestras vidas, y que lo que buscan con este proyecto de Erasmus es crear un nuevo método de aprendizaje en ambos centros educativos, el colegio Inmaculada Jesuitas de Alicante y el Instituto de Secundaria Asker de Noruega.

«Estamos de acuerdo en que el movimiento estimula las neuronas y los neurotransmisores, tan importantes para el aprendizaje, y se piensa mejor y de una manera más creativa cuando caminamos», explica el profesor Aitor Bilbao.

Una de las alumnas noruegas lo narra a su vez tras completar la primera fase del proyecto, en peregrinación por el Camino de Nídalos, la ruta de peregrinaje más conocida de aquel país que acaba en la ciudad donde residen los restos de Olaf el Santo, uno de los tres grandes reyes vikingos que cristianizaron Noruega. «Hemos conseguido el objetivo de centrarnos en diferentes temas todos los días. Empezamos la semana del proyecto con historia y religión, otro día se enfocó en la educación física y posteriormente en geología, ciencia social, matemáticas, aprendizaje de idiomas y ciencias naturales. Hemos terminado caminando 120 kilómetros y hemos cantado y sonreído a veces entre lluvia y ampollas en los pies».

En el colegio Jesuitas tienen la intención de que la experiencia ayude al alumnado a profundizar en su aprendizaje. «Caminar junto a alumnos de otro país es muy útil para mejorar la competencia a nivel cultural», añade el profesor Bilbao. El proyecto bebe de las influencias de la teoría del aprendizaje sociocultural, «donde el componente social es muy importante y los alumnos aprenden unos de otros guiados, por el profesor». Y cada día han realizado también una parte del camino en silencio, al menos durante media hora.

Al lado de sus compañeros extranjeros han reflexionado sobre diversos temas, pero siempre relacionados con el currículum académico de ambos países, lo que lleva a los alumnos a intercambiar sus formas de pensar y a compartir las diferentes maneras de emplear el tiempo de ocio, del que también han disfrutado, como la cena que prepararon una noche con verduras recolectadas en la propia granja, para acabar durmiendo en un granero como si fueran auténticos peregrinos de la Edad Media.

Cortes geológicos, antiguos volcanes, museos vikingos, pinturas impresionistas de la mano de autores de la zona, todo ello salpicado de una plena inmersión lingüística de la que los alumnos ni siquiera han sido conscientes, com explican los profesores.

A esta primera peregrinación noruega le seguirá en los últimos días del próximo mes de marzo la del Camino de Santiago, que protagonizarán los mismos estudiantes cuando vengan aquí los noruegos de intercambio.

Entre los primeros resultados que avalan el pionero proyecto, los docentes destacan «un aprendizaje más profundo en las diferentes asignaturas; un mayor conocimiento sobre las rutas de peregrinación de ambos países; un mejor entendimiento sobre cómo andar y caminar, y caminar y aprender, pueden utilizarse tanto dentro como fuera del aula; los beneficios de permanecer varios días en contacto con la naturaleza; y el mejor entendimiento ecológico y sostenible del entorno entre los alumnos».

Las clases las han llevado fuera y las han convertido en «clases caminantes» que aportan un plus inédito al aprendizaje habitual, sin perder de vista el currículum académico obligado.