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En la elite de la investigación

Científicos del Instituto Universitario de Física Aplicada desarrollan tecnología punta para desviar asteroides de la Tierra en la próxima misión espacial europea. Proyectos que vinculan ciencia, ingeniería y tecnología sitúan a la UA a nivel internacional

Investigadores del Instituto de Física Aplicada, en el laboratorio de Óptica Difractiva. Pilar Cortés

La tecnología punta que permitirá desviar los asteroides de la Tierra la están desarrollando investigadores de la Universidad de Alicante pertenecientes al Instituto Universitario de Física Aplicada a las Ciencias y a las Tecnologías. Una docena de grupos de trabajo abordan en el seno de este centro, de manera multidisciplinar, proyectos científicos situados en el top mundial, como atestiguan el número de sus publicaciones, que es lo que mide ese prestigio.

Adrián Campo y Paula Benavídez, dedicados a la ciencia planetaria en el grupo de Astronomía y Astrofísica, son los trabajan sobre la estructura interna de los pequeños cuerpos del sistema solar o asteroides. Están enfrascados en el próximo proyecto espacial europeo, Hera, para desarrollar instrumental que evite el impacto de los asteroides sobre la Tierra.

Forman parte de un consorcio que ha logrado uno de los proyectos que financia Horizonte 2020, «NeoMap», dotado con 4 millones de euros para una quincena de instituciones europeas en nueve países, y estudiar los objetos cercanos a la Tierra. «No se conoce ninguno que esté previsto que vaya a colisionar, pero se investiga qué puede pasar si hacemos colisionar una sonda espacial sobre uno de ellos para desviarlo, y la instrumentación necesaria para una misión espacial de este tipo». Si Hera, la misión espacial, se financia finalmente se sabrá en breve, pero la Comisión Europea paga de antemano la investigación de la que participa la UA tanto para esta misión como para otra futura.

También el grupo que dirige Jose Miguel Torrejón se dedica a la astronomía, pero en su caso de altas energías. Han renovado un proyecto europeo basado en otra misión espacial, Athena. Jose Joaquín Rodes, miembro del grupo, apunta que es todo un reto tecnológico. Será la primera vez que se logre un telescopio de rayos x con una resolución tan potente de la que se desconoce su capacidad. «Se transmitirán los datos a una estación terrestre y nosotros trabajamos en la simulación de lo que podrá aportar a la ciencia en cuanto a avances tecnológicos».

En el campo de la comunicación vía satélite y terrestre, el grupo de Stephan Marini diseña dispositivos para componentes por satélites. «En el futuro se lanzarán constelaciones de satélites que darán cobertura mundial de internet a todo el mundo y que necesitan componentes que aguanten mas potencia», explica. Son los investigadores que van a favorecer el paso del Internet de las Cosas al Internet de los Satélites.

Todos ellos son una muestra de las numerosas investigaciones que contribuyen a posicionar a la UA en la elite internacional. «No son campos estancos, hay grupos que trabajan en la frontera de varias áreas», explica el director del departamento de Física, Sergi Gallego, integrado por más de 70 investigadores.

Como sucede en el campo de la holografía, donde la UA está desarrollando sensores y concentradores solares. Los primeros para detectar proteínas que aparecen cuando se alteran los niveles cardíacos y que Inmaculada Pascual confía lograr en el plazo de un año, para detectar en tiempo real los niveles y actuar en la mejora de la salud. Y en el campo de las placas solares, tratan de capturar la mayor cantidad posible de luz solar para generar energía fotovoltaica y térmica con elementos dinámicos. Se activan con el sol.

Realidad aumentada

En este mismo grupo, Neipp, Beléndez y Gallego abordan la tecnología de realidad aumentada para diseñar la parte óptica de unas gafas 3D donde superponer imágenes virtuales sobre la realidad. «Por ejemplo se pueden ver todos los controles de un dron incrustado en la gafa», explica Neipp. En un museo, el visor mostrará la información relativa a lo que estamos observando en vivo.

Beléndez, a su vez, dirige la revista de la Real Sociedad Española de Física con cerca de 3.000 socios y que hasta ahora siempre estuvo en manos de la Complutense o de la Autónoma de Madrid. Su misión, acercar la Física a la sociedad, tal y como también hacen desde el punto de vista de la enseñanza, en escuelas e institutos, Martínez Torregrosa y Menargues. «Estudiamos cómo conseguir que se cambie la forma de enseñar de forma práctica, a partir de problemas que interesen a los alumnos. Como la carga eléctrica, en lugar de leer el libro y subrayarlo», señala Martínez Torregrosa.

El grupo de Robótica, por su parte, está centrado en aplicaciones para la rehabilitación de pacientes con una recuperación personalizada; mientras que los de Acústica estudian la forma de procurar ruido sintético en los coches eléctricos y lograr una mayor seguridad al peatón, que de otra forma no oiría el vehículo. También investigan la detección de fisuras con técnicas de ultrasonido para explosiones controladas.

Juan José Galiana también estudia con un proyecto europeo el comportamiento del suelo, pero relacionado con los terremotos para planificar emergencias ante un riesgo sísmico, además de desarrollar sensores remotos y equipos de bajo coste.

La investigación más colorista pero en la que aportan el necesario control de calidad, es la del grupo de Perales, en Visión y Color. Trabaja con el CSIC en proyectos europeos para medir los efectos del destello en carrocerías o en cosmética y lograr el cambio de color «según como se mire».

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