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«Gloria es un anticipo del clima del futuro»

El investigador experto en cambio climático alerta: «Hay zonas que desaparecerán por efecto del mar»

El sajeño Fernando Maestre posa en el Postiguet, una de las playas afectadas por el último temporal. pilar cortés

¿A uno de los investigadores más influyentes del mundo en medio ambiente le sorprenden episodios tan destructivos para el litoral mediterráneo como la reciente borrasca «Gloria»?

No me sorprenden. La frecuencia de episodios extremos como el vivido estos días se está incrementando. Es un anticipo del clima del futuro, aunque eso no significa que todas las tormentas vayan a ser como ha sido «Gloria». Todos estos cambios están íntimamente relacionados con el calentamiento global, nos tenemos que preparar para lo que está por venir.

Viendo borrascas tan dañinas, gotas frías tan repetidas... ¿Cómo puede haber gente que aún niegue el cambio climático?

R Es difícil de entender, utilizan argumentos que no son válidos científicamente. El proceso que vivimos no es una cuestión de fe, hay evidencias muy sólidas que dicen que el clima está fuera del rango de variabilidad de los últimos 15.000 años. En la historia reciente no hemos tenido un clima tan caliente.

¿Piensa que todavía se está a tiempo de revertir la situación?

Hay que ser realistas, y lo evidente es que el cambio climático no se puede parar, aunque está en nuestras manos minimizar su magnitud. Podemos reducir al máximo las emisiones de gases con efecto invernadero para minimizar el calentamiento, que la magnitud del cambio sea la menor posible.

El Gobierno central acaba de anunciar que en breve obligará a los municipios de más de 50.000 habitantes a crear espacios de bajas emisiones, al estilo de «Madrid Central». ¿Es suficiente?

Es necesario, pero no es suficiente. Me parece una idea fantástica; es más, creo que deberíamos ir a ciudades más peatonalizadas, no puede ser que el 80% del espacio de las ciudades esté dedicado a los coches y no a las personas. El derecho a la movilidad no puede ir en contra del derecho a la salud. Las medidas que fomenten que se use cada vez menos el vehículo son muy positivas; aunque al principio generen reticencias en la población, luego la gente está encantada.

El Ejecutivo de Pedro Sánchez, en su primera reunión del Consejo del Ministros, también declaró la emergencia climática...

La declaración no arregla nada, no deja de ser una declaración de intenciones, pero es positivo porque pone el problema en el centro de la agenda política. Hasta ahora el medio ambiente era una cuestión secundaria. Ahora bien, la declaración debe venir acompañada de medidas concretas. España debe ir decididamente hacia la descarbonización de la economía, ahí vamos muy retrasados. No hemos ido más rápidos por la presión de las compañías automovilísticas y petroleras. Tenemos que tener claro que el uso del petróleo es el pasado y el presente, pero el futuro no va por ahí. Así que, cuanto más tardemos en subirnos, más nos va a costar y más a la cola iremos.

¿Y cómo se pueden frenar los efectos del cambio climático?

Podemos hacer muchísimo más de lo que nos creemos, el problema es que implica ciertos sacrificios y es más fácil decir que es un problema del gobierno o de las grandes empresas. Está en nuestras manos contratar con una compañía que nos suministre energía 100% renovable, ir a trabajar en transporte público, evitar coger el avión para ir de vacaciones, rechazar bandejas de plástico, llevar nuestras propias bolsas, reducir el consumo de carne roja, comer más fruta de temporada, reciclar los desechos, cambiar menos de móvil... Hay un montón de pequeños gestos que no suponen ninguna merma en nuestro bienestar, pero tienen un efecto importante en la lucha contra el cambio climático. Debemos ser conscientes de que nuestros actos tienen consecuencias. Creo en la posibilidad de hacer las cosas mejor, aunque siendo fríos no podemos ser optimistas: los tiempos que teníamos para solucionar los problemas se están acabando.

¿Alicante, por su situación geográfica, cree que será una de las zonas del país más expuestas a fenómenos como «Gloria»?

Nos vamos a ver muy afectados en múltiples frentes. Cuando vengan estas tormentas, se llevarán las playas porque hemos alterado los «cortafuegos» naturales de los ecosistemas para minimizar los efectos de las tormentas. Y hay zonas de Alicante que son especialmente sensibles, como la costa o las salinas de Santa Pola, que los modelos predicen que desaparecerán porque será terreno que se comerá el mar. Alicante además es un destino turístico de verano, pero cada vez va a ser más caluroso y menos apetecible para muchos de nuestros visitantes. Eso nos restarán atractivo y hoy nuestra economía sigue focalizada en el turismo de sol y playa.

¿A qué se deben acostumbrar los alicantinos y los turistas?

Los destrozos causados por tormentas van a ser cada vez más frecuentes. También nos vamos a tener que acostumbrar a las gotas frías, a convivir con menos agua porque habrá menos precipitaciones (lloverá menos y más concentrada). Vamos a tener que acostumbrarnos a vivir con un clima más parecido al actual en el norte de África, más sahariano, que implica más problemas de salud. Además, como el clima se está arificando, cada vez habrá un mayor movimiento de partículas de suspensión, de polvo, que provocará problemas respiratorios.

Y como experto en climas áridos, ¿qué perspectivas ve para la agricultura de la provincia?

Pensemos que el trasvase va a desaparecer, porque el Tajo no tendrá agua para trasvasar. Y buena parte del regadío de Alicante se basa en ese trasvase, pero esto no puede coger de sorpresa a nadie, se ve venir. Hay que repensar el modelo de la agricultura porque vamos a disponer de menos recursos hídricos. El problema es que la agricultura de Alicante hoy no está adaptada a nuestra realidad.

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