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Luis Gómez: «Anestesiarse es una de las cosas más seguras del mundo, mucho más que subir en coche o en avión»

Jefe de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del dolor del Hospital General de Alicante. La labor del anestesiólogo va más allá de dormir al paciente en quirófano

Luis Gómez dirige el servicio de Anestesiología del Hospital General de Alicante. | HÉCTOR FUENTES

La anestesiología posiblemente sea una de las áreas más desconocidas de la Sanidad. ¿Va más allá de dormir al paciente?

anestesiología SanidadEl anestesiólogo es el médico que se encarga de cuidar del paciente durante todo el proceso quirúrgico. Se encarga de estudiar al paciente quirúrgico y ver qué procesos patológicos tiene y cuáles pueden influir en el resultado de la intervención. En ocasiones ha de establecer qué pacientes con fallos orgánicos muy importantes no pueden ser operados. Cuando determina que puede ser operado lo lleva en las mejores condiciones posibles para que supere la operación. Durante el acto quirúrgico cuida del paciente, mantiene el estado de equilibrio del cuerpo: una tensión adecuada, unos niveles de glucosa, nivel de oxígeno en sangre adecuado... Va mucho más allá simplemente de quitar el dolor y disminuir el nivel de consciencia. Otra parte importante es conseguir después de la intervención que se recupere de manera óptima.

¿Por qué le da tanto miedo a la gente que la anestesien?

La mortalidad asociada a la anestesia es extraordinariamente baja. Las cifras señalan que las muertes atribuibles a la anestesia es una por cada 180.000 actos anestésicos. Anestesiarse es una de las cosas más seguras de este mundo. Por ejemplo, es más seguro que subir en avión o coche, cosas que hacemos todos los días y no nos da miedo.

¿Se sueña estando anestesiado?

Es variable. Bajo la anestesia general, en la que hay perdida completa de conciencia, usamos un dispositivo que determina cuál es el nivel de profundidad del sueño del paciente. Lo habitual es que el paciente no tenga ningún recuerdo del acto anestésico. En pocas ocasiones ocurre un despertar intraoperatorio, que es algo que queremos evitar.

¿Entonces no es un mito eso de que un paciente se pueda despertar en medio de una operación?

Sí que puede ocurrir, por eso usamos ese dispositivo. Actualmente es bastante raro, pero también depende de la condición del paciente. Hay enfermos que están en una condición grave, en quienes no podemos poner altas dosis de anestesia para reducir las complicaciones. En esas condiciones se favorece que el enfermo pueda tener un despertar, pero nuestra intención es que esto no ocurra y el porcentaje es muy pequeño.

Los anestesiólogos se enfrentan a momentos de gran tensión. ¿Cómo son esos momentos dentro del quirófano cuando llega un paciente de urgencia?

quirófano Sí. Vivimos momentos de gran estrés. Atendemos a los pacientes politraumatizados o con hemorragias o con un hemorragias ictus grave Dentro del hospital el anestesiólogo es como las fuerzas especiales, cuando hay algo muy grave y hay una amenaza vital se llama al anestesiólogo. Nos enfrentamos a lo que haya en cualquier momento.

Su especialidad está aquejada por una grave falta de profesionales.

Sí. Obedece a varias causas. Hay una demanda asistencial creciente. Tenemos una población en proceso de envejecimiento y la gente mayor requiere de asistencia sanitaria. Además, cada vez hay nuevos procesos que requieren anestesiólogos y eso hace que tengamos que ampliar las plantillas de manera continua. Por ejemplo, el código ictus no existía hace unos años. Muchos procesos nuevos requieren de la colaboración del anestesiólogo.

¿No hay anestesiólogos en bolsa?

Nosotros formamos cada año a cuatro residentes y queremos formar a uno más. En la bolsa de trabajo de Sanidad no hay y existe una competencia entre hospitales para conseguir anestesiólogos.

Otra de las áreas en las que más presencia están ganando es en el tratamiento del dolor. ¿Sufrimos cada vez más dolores?

Sí. Hay estudios que dicen que hasta un 20% de la población tiene dolor crónico y no sólo hablamos de ancianos. Hay dolor crónico infantil, dolor crónico a cualquier edad y sobre todo en ancianos. En la provincia de Alicante somos 1,8 millones de habitantes. Eso quiere decir que 360.000 tienen dolor crónico. Unidades del Dolor hay las que hay, y en Atención Primaria no dan abasto porque son pacientes que requieren de una atención cotidiana. La gente cada vez es más consciente y quiere que se le trate de su dolor. Además, el 90% de los pacientes con cáncer avanzado tienen dolor y de ellos, en un 12% no se consigue un buen control con fármacos y requieren de técnicas avanzadas, como bloqueos nerviosos o administrar fármacos de manera controlada. También hay pacientes ancianos, que por ejemplo tienen prótesis de rodilla y no se pueden operar porque tienen problemas de corazón. Entonces hay que tratarlos en las Unidades del Dolor. La demanda es cada vez mayor.

¿Es cierto eso de que hay personas más tolerantes al dolor?

El dolor, como es una experiencia, es variable de una persona a la otra. Un ejemplo sería un soldado en combate, que espera ser herido y tolera mucho más la sensación de daño por un balazo que una persona que recibe un balazo por un acto delictivo que no se espera. La mente humana puede modular la experiencia del dolor. Hay gente que con poca lesión experimenta un intenso dolor. En esto influyen factores personales, genéticos, culturales... Además, la tolerancia al dolor va bajando. Cada vez aceptamos que no tener dolor es un derecho. Nuestra sociedad no está preparada para el dolor crónico.

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