La crisis del coronavirus aún sin resolver y que se expande ya por otros países fuera de China, donde apareció el foco, comienza a ser un motivo de preocupación para el sector económico mundial. No en vano, el gigante asiático ha sido considerado, tradicionalmente, como la fábrica del mundo y una gran parte de las factorías locales o empresas extranjeras con producción allí -alrededor una quincena de la provincia- llevan cerradas hace más de tres semanas, desde que comenzaran las fiestas del Año Nuevo Chino, el 25 de enero, que coincidieron con la aparición del brote. Además, ayer, las Bolsas europeas iniciaban la sesión con caídas, tras conocerse los fallecimientos de seis personas en Italia por el coronavirus.

Incertidumbre

Y en este contexto de incertidumbre, las grandes multinacionales que fabrican una gran parte en el gigante asiático han empezado a mirar a Europa y a otros países del entorno asiático para suministrarse de productos o componentes ante la paralización de su producción en China para evitar la extensión del contagio.

Y entre las vías alternativas, se sabe que grandes cadenas de textil para el hogar, mobiliario o importadores de calzado están entrando en contacto con empresas de la Comunidad y de la provincia para encontrar proveedores de productos o materias primas que puedan sustituir la producción que tenían en China. El retraso en la reapertura de las factorías está aumentando esta exploración de suministradores alternativos. Un movimiento que, si cristaliza con contratos entre las firmas alicantinas y las grandes cadenas, supondría un importante aumento de la actividad en el textil, por ejemplo, según confirmaba Càndid Penalba, presidente de la asociación sectorial del textil Ateval.

Penalba describía gráficamente la situación señalando que para las grandes firmas «si se corta el suministro, normalmente, proveniente de China, se ponen en peligro las cadenas de producción». El responsable de Ateval también aseguró que grandes cadenas de mobiliario y textiles para el hogar, como la multinacional sueca Ikea, están pidiendo a empresas que les suministran producto, como la Cotoblau del industrial de Ontinyent, que preparen un «plan b» ante la convicción cada vez mayor de que en breve empezarán a escasear los productos llegados desde China, dado que el factor transporte también supondría un retraso para entregar los pedidos en plazo, debido a la distancia del país asiático y las demoras que ya se están registrando, sobre todo de cara a las colecciones de otoño e invierno.

Países europeos y asiáticos

Igualmente, han pulsado con este industrial la posibilidad de encontrar tejedores en la zona. No obstante, Penalba advertía de que el sondeo no solo se está haciendo en la Comunidad y la provincia, sino también en otros países europeos como Portugal, así como en Turquía y otros más cercanos a China, como India, Pakistán o Indonesia, aunque cree que todo dependerá de los precios. Penalba considera que esta es una oportunidad para empresas autonómicas y alicantinas, como las de hilaturas que se hacen en Banyeres, «ya que les supondría acceder a un nuevo mercado y poder aumentar la actividad», pronosticaba el responsable de Ateval.

Igualmente, los contactos se han iniciado con la industria auxiliar del calzado, según confirmaba Manuel Román, presidente de la Asociación Española de Empresas de Componentes para el Calzado (AEC). Román señaló que las marcas de importación están intentando fabricar líneas en España ante la paralización en China. «Y en este caso, nosotros podríamos ser proveedores de esas líneas. Para ellos es más fácil tenerlas aquí, por lo que se abren unas expectativas de mejora y de aumento de actividad», explicó Román, quien no quiso desvelar los nombres de estas grandes marcas, aunque dijo que «son muy evidentes». Toda esta situación ha puesto de manifiesto la «excesiva dependencia de China», según decía hace unos días el presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, José Vicente Morata.