Un abuelo acompaña a su nieto al hipódromo para su entrenamiento semanal con su equipo de fútbol. La edad no perdona permanecer tanto tiempo de pie y se dirige a un banco a sentarse. Por suerte, mira antes. Sorpresa: el banco ha sido invadido por las temidas orugas.

La plaga de procesionaria, que azota a la provincia cada año y que no parece tener fin, ha hecho también acto de presencia en el hipódromo, por donde cada día pasan cientos de personas, ya sean mayores, jóvenes o niños, para correr, jugar al fútbol o al baloncesto, montar en bicicleta o pasear.

Un pulmón verde rodeado de decenas de pinos que, al echar un vistazo hace varias semanas, ya se veían plagados de bolsas. Pues cumplido el proceso natural, las orugas comenzaron a abandonar las bolsas, a bajar al suelo y a pasearse una detrás de otra en procesión (de ahí su nombre) por la zona.

En su camino, llegaron a los bancos que hay en el hipódromo e, incluso, hasta el césped del campo de fútbol, según han confirmado varios padres a este diario.

El Ayuntamiento se puso manos a la obra y ha retirado más de 250 bolsas de procesionaria de los pinos, aunque todavía hay alguno donde queda más de una bolsa

Las orugas suelen provocar urticarias a las personas y a los animales domésticos y es precisamente lo que les pasó a varios niños. Una madre que lleva a su hijo todas las semanas a jugar al fútbol explica que estaba en el campo «cuando sintió un picor, el cuello se le puso rojo, y al acabar lo llevé al centro de salud». Allí, el médico le confirmó que era como consecuencia de las orugas y le recetó antihistamínicos durante una semana y corticoides tres días. «Ya no le he vuelto a llevar, voy a esperar unas semanas», añade.

A otro niño le salieron granitos y ronchas por la cara, el cuello y la espalda «y le hemos tenido que poner una crema dos días», afirma Francisco E., padre que también acude asiduamente con su hijo.

Entrenamiento suspendido

En el hipódromo entrenan equipos de las categorías inferiores del Hércules, Mediterráneo y Sporting Ciudad de Alicante. «El entrenador me contó que el año pasado tuvo que llegar a suspender un entrenamiento porque estaba el césped lleno de gusanos, es un problema que se repite en el tiempo», asegura este usuario.

El Ayuntamiento, por su parte, sostiene que se ha realizado el tratamiento correspondiente en varias zonas de la ciudad, entre ellas en esta zona deportiva. Además, «hemos procedido a cortar las bolsas de orugas de los árboles a mano, pero a veces se puede escapar alguna», recalcan fuentes municipales.

El hipódromo no es la única zona de la ciudad que sufre esta problemática. Como publicó este diario, las «bolsas blancas» llenas de orugas coparon la pinada de la Serra Grossa, infestada en gran parte.

La plaga, que también afecta a la masa arbórea de los montes Benacantil y Tossal, avanza a cada vez más espacios verdes y se adelanta en el calendario por efecto del cambio climático.

La Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica ha intensificado los tratamientos contra esta plaga tras recibir avisos las últimas semanas de agentes medioambientales y quejas de particulares.