Calisto Cano reside en una planta baja justo detrás del barrio de Altozano, en plena avenida de Alcoy. El hombre de 80 años de edad vive con su mujer y ambos tienen problemas de salud. El confinamiento les mantiene atrapados en su hogar por motivos de prevención, sin ningún tipo de asistencia, aunque el hombre presenta dificultades respiratorias y su esposa problemas de movilidad.

Pese a que se trata de un escenario difícil de gestionar, Calisto no pierde la sonrisa. Estos últimos días está recibiendo ayuda de los vecinos y una patrulla de la Policía Local le visita de vez en cuando ya que no pueden salir de casa. «Estoy mejor, voy a intentar aguantar todo lo que pueda, pero no quiero ir a la residencia, es mejor no salir de casa», decía Cano ante la presencia de un Oficial de la Policía Local. El anciano confirmaba que está sobreviviendo gracias a la solidaridad de sus vecinos y agradecía la visita intermitente de los agentes.

El hombre se asoma varias veces por la venta que da la avenida para observar como pasan los días mientras dura el estado de alarma. «No podemos salir a la calle, que le vamos a hacer, pero ahora resistiremos lo que podamos», añadía. El anciano ha recibido nuevos materiales para combatir sus problemas respiratorios y afirmaba estar «un poco mejor», al igual que su mujer, impedida en cama.

El confinamiento al que está sometida la sociedad está dejando este tipo de imágenes. Los mayores son el colectivo que más está sufriendo las consecuencias de este Covid-19., con una importante tasa de mortalidad. Pese a todo, a Calisto no le quita la sonrisa ni el coronavirus.