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CORONAVIRUS

Alicante una comisión para la reactivación económica

El pleno estuvo marcado por los continuos reproches políticos

Barcala, en una pantalla de un ordenador en el Salón de Plenos, ayer de nuevo vacío por el coronavirus. rafa arjones

Sin un momento de tregua. En una continua batalla política. Así, de menos a más, durante las casi nueve horas ininterrumpidas que se prolongó el primer pleno ordinario en el Ayuntamiento de Alicante desde que se decretó el estado de alarma por el coronavirus, que se celebró por vía telemática. Como si la Corporación alicantina quisiera igualar el tenso espectáculo de las últimas sesiones del Congreso, muy lejos de lo mostrado recientemente en la Diputación, donde gobierna la derecha, o en las Cortes Valencianas, lideradas por la izquierda del Botànic.

Apenas hubo momentos para el acuerdo. De hecho, sólo dos asuntos de cierto peso se aprobaron por unanimidad: pedir al Consell el cambio de festivos de las Hogueras y una iniciativa, pactada previamente e impulsada por la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), que reclama al Gobierno central que las entidades locales puedan usar sin restricciones los «ahorros municipales» para hacer frente a la crisis socioeconómica del coronavirus. En todo lo demás hubo bronca. Y no poca. Con palabras y expresiones altisonantes: esbirros, acólitos, parásitos, sectario, hipócrita, la miel para la boca del asno, el zorro cuidando las gallinas o caradura fueron algunas de las palabras que se cruzaron los grupos. De izquierda a derecha y de derecha a izquierda. Los más calmados, ayer, los de Cs. Los más broncos, desde el alcalde, Luis Barcala (PP), a los concejales Julia Llopis (PP), Rafael Mas (Compromís), Mario Ortolá (Vox), Francesc Sanguino (PSOE) y Xavier López (Unidas Podemos). Luego, la vergüenza fue colectiva, pero respecto al rival político, al de enfrente. Cero autocrítica, al menos en público.

Asuntos varios

Sin unanimidad, pero casi, se aprobó una comisión para reactivar la economía tras el coronavirus con la única abstención de Unidas Podemos. El órgano, a propuesta del bipartito y que integrará a sectores económicos y sociales, de la universidad y de los principales colegios profesionales, debe servir para «debatir y plantear las medidas necesarias, de competencia municipal, para propiciar una rápida reactivación de la vida económica de la ciudad», una vez comience el proceso de normalización tras el coronavirus. Previamente, la derecha en bloque había tumbado dos iniciativas de los socialistas que iban en una dirección similar.

La alianza del bipartito (PP y Cs) con los ultras de Vox también echó por tierra la propuesta de Unidas Podemos de una rebaja de sueldos de toda la Corporación, para destinar esos 180.000 euros anuales a medidas contra la crisis del Covid-19. Al final, la iniciativa se aprobó, pero modificada por la bancada de la derecha, desvirtuando su espíritu inicial, ya que la bajada se deja a la «voluntad» de los concejales.

Donde el bipartito no pudo contar con el aval de Vox fue en la iniciativa de Compromís para crear una comisión que sirva para «esclarecer y depurar las responsabilidades políticas y municipales derivadas del caso Brugal» y «analizar las consecuencias jurídicas de las contratas y concesiones de los implicados en el sumario», en alusión al empresario Enrique Ortiz, que recientemente ha admitido el amaño del Plan General de Alicante a cambio de eludir la cárcel. La conformidad de Ortiz deja en una difícil situación al resto de los acusados, entre los que se encuentran los exalcaldes de Alicante Luis Díaz Alperi y Sonia Castedo. La propuesta salió adelante sin votos en contra, aunque en el debate fue duramente criticada por los socios del gobierno, que acusaron a la izquierda de «poner el ventilador» para sembrar la duda entre los ediles que compartieron ejecutivo con Castedo, en alusión a Barcala y Mari Carmen de España y Adrián Santos Pérez (ahora en Ciudadanoss).

Con todo, sobre la formación naranja, las miradas apuntaron ayer hacia la vicealcaldesa y edil de Turismo, Mari Carmen Sánchez, que pese a disculparse de nuevo por su «error» no pudo evitar ser la primera concejala reprobada durante esta mandato en Alicante gracias al voto a favor de la izquierda (era una propuesta del PSOE) y de Vox, frente al rechazo del bipartito. Y todo por el polémico vídeo del «me aburro», que colgó en redes sociales. Eso sí, Sánchez -que ayer intervino menos de lo habitual, delegando varios turnos en José Luis Berenguer- aprovechó la ocasión para recordar la falta de tests para detectar el coronavirus o las adjudicaciones a Escola Valenciana en la etapa del tripartito. El testigo lo cogió la popular De España -Barcala en este asunto sigue mudo-, aludiendo a condenas como la del exalcalde Gabriel Echávarri por prevaricación o el exmarido de Mónica Oltra por abusos a una menor tutelada.

La vicepresidenta de la Generalitat fue protagonista directa del pleno. En este caso, por el millar de solicitudes pendientes en la ciudad de la Renta de Inclusión, que volvió a reclamar el bipartito insistiendo que en el actual escenario es más necesaria que nunca. En este caso, sólo Compromís se negó a suscribir esa petición al Consell.

Y cuando el pleno caminaba hacia el final, llegó el culmen con una propuesta que, a priori, buscaba todo lo contrario. Y todo porque Compromís registró una iniciativa para poner en valor la sanidad pública en estos momentos de crisis sanitaria. Esa propuesta no salió adelante porque el bipartito decidió presentar un escrito alternativo, por la vía de urgencia, en el que se reconocía a todo el sistema de salud, ya fuera público y privado. Ese movimiento acabó por fracturar del todo a las dos bancadas que ayer se mostraron especialmente distantes, pese a ser un pleno casi monográfico sobre el Covid-19. No hubo unidad ni para pedir a todos los partidos con representación en el Congreso que impulsen los «pactos de reconstrucción». De este asunto se desmarcaron los extremos: Vox, que votó en contra, y Unidas Podemos, que se abstuvo.

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