La contaminación ha caído un 68 por ciento de media en la Comunidad Valenciana desde el 14 de marzo, con la declaración del estado de alarma por el coronavirus y hasta finales de abril, una cifra que supone el mayor descenso en España. La bajada a nivel nacional la encabeza la ciudad de Alicante, donde el descenso de los niveles de contaminación es de un 72% de media entre sus tres estaciones de medición, y un 79% en la de Florida, que es la que habitualmente alcanza niveles más elevados de este contaminante.

Le sigue València, con un 69% menos mientras que la reducción en Castellón es del 54%. En este último caso, según el informe 'Efectos de la crisis de la COVID-19 sobre la calidad del aire urbano en España', consultado por Europa Press, se detecta una "cierta influencia de la actividad industrial", dada la ubicación de sus estaciones de medición.

Así lo refleja el informe de Ecologistas en Acción, elaborado a partir de mediciones oficiales en 26 ciudades, que concluye que la reducción drástica del tráfico se sigue traduciendo en una mejora "sin precedentes" de la calidad del aire en las ciudades españolas, "muy por debajo de los límites legales y las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud", según ha informado la organización en un comunicado.

Ecologistas en Acción propone para la desescalada mantener la compra de proximidad, el teletabajo voluntario, la administración electrónica, rebajar el límite de velocidad en vías urbanas a 30 kilómetros por hora, potenciar la movilidad activa peatonal y ciclista, garantizar el transporte público con una ley de financiación o el escalonamiento de horarios laborales.

El informe analiza los datos oficiales de dióxido de nitrógeno (NO2) recogidos en 129 estaciones de medición, repartidas entre las 26 principales ciudades del Estado español --todas las mayores de 150.000 habitantes con más de una estación--, durante los meses de marzo y abril de 2020 y de los diez años anteriores.

Entre las conclusiones destaca que desde la declaración del estado de alarma el pasado 14 de marzo se ha producido una reducción drástica de los niveles de contaminación atmosférica por NO2 en las principales ciudades españolas, cuantificada en un 58%, con una mejora de la calidad del aire general, tanto en los centros de las ciudades como en las periferias urbanas, al igual que son generales las medidas de limitación de la circulación adoptadas.

Tampoco se aprecian diferencias significativas entre las diversas prórrogas del estado de alarma, en las que se han aplicado restricciones de diversa intensidad, si bien la caída de la contaminación ha sido algo superior en el promedio del mes de abril (60%) que en la segunda quincena de marzo (55%).

Los niveles de NO2 registrados durante el estado de alarma --contaminante típico emitido por los tubos de escape de los automóviles-- son los más bajos para los meses de marzo y abril de la última década en todas las ciudades analizadas, muy por debajo del valor límite legal y la guía anual de la OMS, cuando en las estaciones de tráfico dicho umbral se supera frecuentemente, especialmente en el mes de marzo.

Territorialmente se aprecia una menor reducción de la contaminación en las ciudades de la cornisa cantábrica, debida quizás a factores meteorológicos no bien precisados. Pero, en cambio, las ciudades del litoral mediterráneo son las que más han rebajado los niveles de NO2, hasta concentraciones en ocasiones propias de estaciones rurales de fondo.

Las mayores reducciones se habrían producido en las ciudades de Alicante (72%) y València (69%), y las menores en Oviedo (42%) y Zaragoza (45%). Madrid ha rebajado los niveles de NO2 el 59% y Barcelona el 62%, de promedio.

No obstante, según precisa la entidad, las redes de medición de las ciudades son "muy dispares, por lo que sus datos no pueden compararse con completo rigor".

Precipitaciones

Otro dato que ha contribuido al descenso ha sido el de las precipitaciones y la inestabilidad atmosférica predominantes durante la primavera, dado que este ha sido el abril más lluvioso desde que se tienen registros y marzo fue también muy húmedo.

Aunque no son objeto del informe, las partículas en suspensión (PM10 y PM2,5) y el ozono también han disminuido de forma notable en la primera mitad de la primavera. La drástica reducción de las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx), principal contaminante precursor del ozono, puede haber contribuido a esta circunstancia, junto al tiempo inestable y lluvioso.

Según la organización, la crisis de la COVID-19 demuestra que la reducción estructural del tráfico motorizado y los cambios en las pautas de movilidad "son la mejor herramienta para rebajar la contaminación del aire en las ciudades, aún teniendo en cuenta la excepcionalidad de la situación extrema que estamos viviendo" y corrobora que la reducción del tráfico motorizado en las ciudades "tiene claros efectos en la disminución de la contaminación, algo que a su vez supone una importante mejora de la salud pública".