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El incierto futuro de los millenials

Cinco jóvenes de distintos ámbitos laborales, con edades comprendidas entre los 30 y los 22 años, muestran su perspectiva tras la crisis del Covid-19 con incertidumbre y preocupación por el qué pasará

Cristina García INFORMACIÓN

La crisis económica generada por la pandemia de la Covid-19 ha trastocado de lleno los planes de muchos jóvenes que, o bien acababan de incorporarse al mundo laboral o estaban a punto de hacerlo. La generación de los millenials es experta en esto de reinventarse, ya que aún colean los estragos de la anterior crisis que sacudió al país y, por ende, al sector económico y laboral. Entonces, en 2008, la situación ya hizo que algunas generaciones pospusieran sus planes hasta que se vislumbrara un panorama más benévolo, y ello conllevaba adaptarse a las posibilidades que ofrecía el momento.

Ahora, en 2020, el horizonte de la generación de jóvenes no dista mucho del panorama que se vivió hace 12 años.

Es una realidad que esta probable recesión económica no afectará por igual a todos los sectores de la sociedad. Es quizás una contradicción que una de la generaciones más preparadas a nivel académico sea aquella a la que más le cueste acceder al mundo laboral y más difícil sienta el poder independizarse de la casa de sus padres.

Desde diferentes ámbitos universitarios y profesionales, un grupo de cinco jóvenes analizan su situación actual y las perspectivas de futuro, aquel para el que se han estado preparando, sin olvidar el apoyo que han tenido y siguen teniendo de sus padres para sufragar, impulsar y animar cuando el presente es de color gris y el futuro no se torna de mejor tonalidad. «Preocupación e incertidumbre» es la frase más repetida por todos ellos. Así definen su realidad un estudiante de Derecho, una graduada en Protocolo, Organización de Eventos y Relaciones Institucionales, una profesora interina de Secundaria, una opositora a judicatura y una joven emprendedora en el incierto futuro de la hostelería.

Pese al horizonte que vislumbran, todos, en sus respectivos ámbitos, demuestran optimismo y muchas ganas de sacar adelante su proyecto de vida laboral y personal, aunque «el coronavirus haya modificado los plazos de tiempo». Además muchas veces, como comentan «es inevitable sentir la inquietud del qué pasará a corto plazo».

«Un día decidí no recibir más información sobre el tema y me dediqué a hacer todo aquello que me gusta en mi tiempo libre como leer, cocinar, cantar desde el balcón y centrarme en la preparación del Trabajo de Fin de Grado», señala Juan Bautista Pérez, estudiante del último curso de Derecho. Por su parte, la graduada en Protocolo y Organización de Eventos, Cristina García, saca la parte positiva y aprovecha «para seguir formándome haciendo cursos online».

Además de no perder el contacto con amigos y familiares e iniciarse también en el arte culinario con platos «sanos y saludables».

Como nativos de las redes sociales, Macarena Fuentes, profesora de Secundaria, declara que «las videollamadas con amigos y familiares me ayudan a mantener un buen estado anímico, además de planificar y seguir una rutina diaria». No solo eso, esta docente también anima a sus vecinos con una gran pancarta en la puerta de casa con el lema ´Tot anirà bé´. El confinamiento le ha hecho retomar sus lienzos y pinceles, una afición que tenía «un poco olvidada». Sin embargo, en casa de Esperanza Sánchez, opositora a juez, sigue la rutina de estudio aunque con algunos cambios necesarios al convivir todos en casa.

Consciente de la situación, explica que «es inevitable recrear el ambiente biblioteca y estudio». Tenaz y perseverante, «he adaptado el estudio a la vida familiar en casa», argumenta.

Con un realismo crítico define Inmaculada Candela la situación actual en su negocio de hostelería. «Antes teníamos un buen ritmo y a raíz de esta situación nos hemos quedado a cero y cuando volvamos a abrir no sabemos lo que vamos a encontrar», matiza.

A pesar de la realidad que están viviendo, estos jóvenes luchadores y emprendedores no cejan en su empeño de seguir formándose, aprendiendo e invirtiendo en su futuro laboral. Todos ellos tienen presente la meta a conseguir, y por ello, a corto o largo plazo, no se ven ejerciendo una profesión que no sea para la que se están preparando tan concienzudamente y por la que están apostando.

Testimonios

Cristina García

Graduada en Organización de Eventos y Relaciones Institucionales

«La gente joven aporta ideas y ganas de trabajar para salir de esta crisis»

Optimista ante la situación, aprovecha para seguir formándose en el mundo de los eventos, el protocolo y las redes sociales. Por ello, insta a las empresas a conocer más a fondo estos perfiles profesionales, que aportan «innovación y emprendimiento».

A sus 22 años, Cristina García señala que el mundo de los eventos es uno de los más afectados a corto plazo por el Covid-19, ya que «estamos viviendo una pandemia y realizar un acto donde congregues a 1.000 personas en un mismo reciento es imposible. Con el distanciamiento social, las posibilidades laborales ahora son prácticamente nulas». Así, sabe que en su campo de su trabajo «será cuestión de reinventarse y adaptarse a las circunstancias. Esto tendrá un final y podré volver a trabajar en lo que he elegido, los eventos».

Tras esta situación, pretende incorporarse al mundo laboral «para tener experiencia en el sector, adquirir conocimientos y experiencia» y en un futuro, tal vez, dar forma a una idea que siempre le ha rondado por la cabeza, «montar su propio negocio».

Aunque sus planes inmediatos han quedado paralizados, sabe que su generación tiene mucho que aportar y «sería importante que las empresas contaran con gente joven con ideas nuevas y ganas de trabajar para ayudar a salir de esta crisis, invirtiendo en emprendimiento e innovación, aspectos que la gente joven puede aportar», explica.

Esperanza Sánchez

Opositora a Judicatura

«La sociedad debería valorar el esfuerzo de los jóvenes en su formación»

Su principal meta a corto plazo es aprobar la oposición y convertirse en juez. Y también señala que «se deben adoptar medidas que estimulen la contratación de los jóvenes».

El estudio y los días de «cante» ante el preparador llenan los días de esta joven opositora de 23 años. El coronavirus «me ha dejado sin día libre en el que salir de la habitación a reconectar con todo lo que queda fuera de las cuatro paredes, como salir a despejarme o ejercitarme», afirma. Sus expectativas laborales a corto plazo se centran en seguir preparando la convocatoria «y esperar hasta 2021, si es que tiene lugar o si queda en el aire durante más tiempo».

Sin embargo, a largo plazo señala que «espero haber superado las pruebas y acceder al trabajo para el que llevo tiempo preparándome». Aunque es realista y sabe que este proceso se puede alargar. Si esto pasa, «seguirá dándole vueltas al temario y aprendiendo todas las modificaciones que aparezcan en el camino», señala con tono constante, algo habitual en este tipo de oposiciones.

Tras esta crisis, afirma con rotundidad, «la sociedad debería valorar más el esfuerzo de la gente joven que nos formamos durante mucho tiempo para poder contar con mejores oportunidades y no siempre tenemos la suerte de encontrar. Se pueden adoptar medidas para incentivar la contratación de jóvenes que estrenan vida laboral».

Macarena Fuentes

Profesora de Secundaria

« Espero aprobar la oposición y tener plaza»

El coronavirus le ha instaurado el teletrabajo para poder seguir dando clase a sus alumnos. Al ser interina, espera conseguir plaza en propiedad como profesora de secundaria.

Con el teletrabajo instaurado en casa por el Covid-19, esta docente de 27 años destaca «la preocupación general que existe en los procesos de matriculación para el próximo curso, especialmente aquellos que optan a programas específicos como PMAR, PR, Formación Profesional o Ciclos Formativos, además de la realización del examen de Selectividad de los alumnos de 2º de Bachillerato».

Aunque sigue dando clase desde casa, sus expectativas son haber aprobado la oposición y conseguir plaza fija, «un hecho que la pandemia ha atrasado».

Debido a su ámbito profesional, admite que «en esta pandemia , entre los alumnos, existen realidades preocupantes que están ahí y perfiles socioculturales muy diversos», destacando que «han sabido adaptarse a la situación y a esta nueva forma de trabajo».

La enseñanza que aprende de esta pandemia es la necesidad de una mayor inversión en la Educación Pública y un cambio que regule y mejore la situación del profesorado interino.

Acostumbrada a tratar con jóvenes, opina que una de las causas de la elevada cifra de los que están inactivos, que no trabajan ni buscan empleo «es la falta de formación y oportunidades». A ello, añade la importancia de prevenir el abandono escolar temprano, fomentar la práctica y el desempeño profesional y crear entornos atractivos y útiles para el futuro laboral de los estudiantes.

En el ámbito social ha visto trastocados «muchísimos planes como cumpleaños y celebraciones», pero con las nuevas tecnologías que permiten estar en contacto con amigos y familiares «ayudan a llevar mejor la situación generada por el coronavirus».

Juan Bautista Pérez

Estudiante último curso de Derecho

«Más ayudas para contratar a gente joven y rigidez en las mismas»

Este estudiante del último curso de Derecho pone de manifiesto la importancia de vigilar la firmeza en los contratos a los jóvenes que se incorporan al mundo laboral, además de destacar la emigración de muchos jóvenes por «empleos dignos»

«Antes de la pandemia estaba trabajando en el sector bancario, gracias a un convenio de prácticas que comencé con la Universidad. Al decretarse el estado de alarma lo cancelaron y, aunque el tiempo pendiente de ese convenio lo reanudaré en breves, me crea incertidumbre saber que pasará cuando finalice», así define su situación este futuro abogado de 25 años.

Para solventar esta situación, manifiesta que desde el Gobierno central deben apoyar completamente a los jóvenes ya que «somos los herederos de la economía del país y tenemos que empezar a involucrarnos en ella», argumentando que «hay que dar más ayudas a empresarios que deciden contratar a jóvenes y dar firmeza a esos contratos, no sólo unos meses».

Además, destaca la importancia de «aprovechar la especialización e innovación de los jóvenes» y no dejarlos marchar a otro país para «encontrar un oficio digno, sino en unos años, no habrá quien pague las pensiones a los jubilados». Sin olvidar «lo primordiales que son las ayudas a los jóvenes emprendedores o autónomos».

Inmaculada Candela

Hostelera

«Teníamos buen ritmo y a raíz del Covid-19 nos hemos quedado a cero»

Esta joven hostelera muestra su preocupación por el estado en el que se encuentra el sector de la hostelería, una inquietud a la que se añade el no saber cómo evolucionará el trabajo a partir de ahora

A sus 30 años, esta emprendedora en el ámbito de la hostelería muestra mucha preocupación e intranquilidad, puesto que como afirma «cuando volvamos a abrir no sabemos lo que nos vamos a encontrar».

La hostelería y la restauración son, sin duda, los sectores que más están sufriendo la crisis del coronavirus. Por ello es consciente de que no sabrá «cuando podrá recuperar a toda la plantilla completa hasta ver como evoluciona el ritmo de trabajo». Así, también recalca que para la hostelería la cancelación de la Semana Santa ha supuesto una gran pérdida económica.

Siguiendo en el plano laboral, matiza que cuando finalice esta situación y para fomentar el empleo «se debería de pagar mucho menos por la Seguridad Social del empleado». Entre otras cosas, también reclama que «es fundamental poner en marcha la formación y vincular el aprendizaje a las demandas de mercado y así tener personas más cualificadas, ya que a raíz de esta crisis el mercado laboral estará en un punto de inflexión»

Como aprendizaje, espera «que la gente sea más solidaria y valore un abrazo, un beso o un paseo con amigos», concluye.

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