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Calles adaptadas a la distancia social

Estudiantes de Geografía de la UA analizan los espacios más adecuados para pasear y practicar actividades deportivas sin temor a aglomeraciones en sus municipios de residencia

Elche

La posibilidad de salir a la calle para pasear y practicar ejercicio a determinadas horas del día desde el pasado 2 de mayo ha puesto de manifiesto lo difícil que puede resultar mantener la distancia social en algunas vías públicas. Bien por estrechez o porque en ellas confluyen muchas personas, está claro que no todas las calles resultan igual de atractivas para dar esos paseos o correr si se quieren guardar las debidas precauciones. La elaboración de planos o guías explicativas con las zonas más seguras para estas prácticas se convierte en esta situación en una demanda, a la que han dado respuesta un grupo de alumnos y recién egresados de Geografía de la Universidad de Alicante (UA).

Estudiantes y jóvenes titulados han analizado qué espacios de los municipios en los que residen resultan más seguros para la práctica de paseos o deporte siguiendo la pauta de distancia social a la que obligan las circunstancias. Para ello se han valido de herramientas tan sencillas como los mapas y planos del Instituto Cartográfico Valenciano (ICV) y las imágenes aéreas y de satélite que ofrecen esta misma institución y la aplicación Google Earth. El resultado ha sido la elaboración de planos de varias localidades, en los que se identifican con distintos colores las zonas donde es más fácil cumplir con la distancia social y aquellas donde resulta más complicado seguir la norma.

Hasta el momento se han cartografiado Elche, Villena, Aspe, la Vila Joiosa y Benidorm, así como las localidades castellano-manchegas de Almansa, Villarrobledo, Tomelloso y Talavera de la Reina, aunque la idea es extender la iniciativa a todas las poblaciones en donde resida alguno de los estudiantes implicados en la iniciativa. El coordinador de la idea, el profesor de Geografía Física Antonio Prieto, destaca que esto está permitiendo ver «que muchas aceras no dan de sí» y que, por esa razón, los ayuntamientos deberían aportar alternativas como «la peatonalización de calles». El proyecto, señala, tiene repercusión «sobre la salud pública» presenta además aplicaciones en ámbitos como la hostelería, ya que permite calcular el espacio que necesitaría una terraza para funcionar según los parámetros previstos en la fase 1 de la desescalada de la pandemia. «Se podría ver si hay espacio suficiente», explica.

Adrián Pastor, el alumno que ha realizado el plano de Elche, comenta que «se pueden apreciar los contrastes» entre las distintas zonas de la ciudad. Así, en la periferia «hay barrios más saludables, más abiertos y con aceras más anchas», en contraste con la mayoría de los surgidos en torno a 1960-1970, más densos. El centro histórico, por su parte, presenta la peculiaridad de que «las calles son más estrechas, pero hay muchas peatonales», lo que permite aprovechar mejor el espacio. En este sentido, incide en que «muchas más deberían serlo» para evitar aglomeraciones. Él y otros compañeros tienen intención de colaborar con la Policía Local en la divulgación del estudio, porque «hace que la gente sepa dónde es más seguro ir, y por eso queremos ayudar» en la medida posible.

En Villena, por su parte, el Ayuntamiento ha mostrado interés en la idea, realizada por Carlos Bañón, Joaquín Esteban y Kevin Alabau. El primero señala que «el plano hace que se pueda visualizar por dónde es más seguro moverse» y coincide con su compañero ilicitano en señalar que «la peatonalización influye mucho», hasta el punto de que puede ser más fácil guardar las distancias en las estrechas calles del centro histórico de Villena que en otras más modernas. Los tres autores se han reunido con el alcalde, Fulgencio Martínez, quien a la vista del plano ha propuesto medidas como que los peatones circulen solo por la acera de su derecha en la dirección en la que vaya.

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