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CORONAVIRUS

La videovigilancia de los exámenes online desata la polémica en los campus

Expertos en Derecho aseguran que la ley permite la grabación de la prueba

La videovigilancia de los exámenes online desata la polémica en los campus

La crisis del coronavirus ha hecho saltar por los aires muchos sistemas tradicionales. Entre ellos la forma más habitual de poner a prueba a los estudiantes con exámenes presenciales. La pandemia ha supuesto un obstáculo que ha pillado a todos desprevenidos y que ha hecho que las universidades opten en gran medida por la realización de exámenes online con grabación de imágenes, que genera muchas dudas. ¿La videoviligancia es una práctica legítima? O, por el contrario, ¿se está infringiendo un derecho constitucional, el de la inviolabilidad del domicilio. El tema ya ha llegado a un juzgado de Córdoba, que lo está investigando a instancias de la denuncia de un alumno.

En la provincia el debate está en las universidades, donde los alumnos se quejan de un sistema que, fruto de la polémica, sigue sufriendo variaciones para tratar de contentar a todas las partes, y que los alumnos no se copien durante la prueba, que se antoja muy difícil de impedir.

La Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH) empezó grabando los exámenes a través de la webcam de los estudiantes, pero pasadas varias pruebas decidió dejar de hacerlo, y ahora mismo está trabajando en una nueva normativa para tratar de no salirse del marco legal, y que el proceso pueda realizarse con garantías.

Excepcional

La profesora de la UMH Chus Cuesta, a su vez delegada de CCOO en el campus, reconoce que «ahora estamos ante una situación excepcional, y hay asignaturas que se prestan a no hacer exámenes tradicionales, pero hay otras que lo necesitan para evaluar los conocimientos». Además, reconoce esta docente de la UMH, «la normativa nos obliga a todos los profesores a ofrecer un examen final a los alumnos, en el caso de que estos no puedan acogerse a la modalidad de la evaluación continua». Esta profesora considera que «grabar el examen, siempre y cuando la Universidad sea la propietaria de las imágenes, y solo se utilicen en el caso de que sea necesario una revisión, no viola la protección de datos».

En la Universidad de Alicante, después de las quejas del Consejo de Estudiantes se han hecho variaciones, para que los exámenes escritos no se graben, aunque los alumnos sí que están obligados a mantener la webcam conectada por si en algún momento el docente realiza una comprobación momentánea de la identidad, y para que exista una canal directo de comunicación en el que resolver dudas durante la prueba. Lo que sí que se graba son los exámenes orales.

La vicerrectora de Estudiantes y Empleo de la Universidad de Alicante, Nuria Grane, explica que «tras un debate interno, y teniendo en cuenta un informe de la coordinadora de protección de datos, hemos llegado a la conclusión de que el visionado en un entorno familiar es legítimo, y no vulnera el derecho a la intimidad, ya que el fin para el que está destinado es legítimo».

No obstante, añade la vicerrectora de la UA, «realmente el visionado continuado no garantiza que no se haga una acción fraudulenta. Por este motivo, y por las dificultades técnicas que conlleva conectar a muchos alumnos a la vez, teniendo en cuenta también las circunstancias de cada familia, en cuanto al acceso a las nuevas tecnologías, hemos descartado la grabación o la videovigilancia en los casos en los que no es estrictamente necesario».

Interpretación

El abogado experto en protección de datos José Francisco Barragán explica que «aunque existe debate sobre este tema, no existe un tratamiento de datos biométricos (reconocimiento facial), y, por tanto, nos encontramos fuera del tipo de datos catalogado como sensibles por la normativa». Ante ello, indica José Francisco Barragán, «la mera grabación del alumno como método de control durante el examen estaría permitido por la ley, dando prioridad al derecho a la revisión de la calificación y bajo la legitimación del cumplimiento de intereses legítimos prevalentes del responsable».

Lo más importante en este caso, consideró el experto en protección de datos, «es ofrecer al alumnado con anterioridad información sobre las medidas de la grabación y las condiciones de la misma». De esta forma, dice José Francisco Barragán, «se recomendará al alumno medidas específicas con el fin de evitar grabaciones al entorno familiar y del domicilio».

Con esto, los expertos en protección de datos consideran que «la universidad quedará excluida de cualquier responsabilidad en caso de que en las imágenes ofrecidas por el alumno aparezcan estancias del domicilio o captación de la imagen de terceras personas, quedando siempre de relevancia la voluntariedad del alumno y sus familias sobre el tipo de imagen a ofrecer al examinador».

Así y todo las quejas de los alumnos siguen estando ahí. El presidente del Consejo de Estudiantes de la UA, Álvaro Asencio, reconoce que «son muchos los alumnos que nos escriben para decirnos que no están dispuestos a encender la cámara, y por eso nosotros proponemos que se eviten las pruebas de tipo memorístico, y que la evaluación final se base en trabajos finales».

Poco tiempo

Una de las principales quejas de los alumnos, tanto en la UMH como en la UA, es que se reduzca al máximo el tiempo de duración del examen para evitar casos de fraude, y sostienen que no se puede pretender encasillar a todos los alumnos como supuestos defraudadores. «Exámenes tipo test con 15 preguntas en 20 minutos son imposibles de realizar. Ni siquiera tienes tiempo para leer correctamente el enunciado de la pregunta y razonar», asegura Álvaro Asencio, a la vez que otros estudiantes sostienen que estos cambios en los sistemas de evaluación también les están provocando mucho estrés y problemas de ansiedad que antes no tenían.

Desde el Consejo de Estudiantes de la Universidad de Alicante añaden que «somos una universidad presencial y no se puede pretender pasar a ser una telemática de la noche a la mañana», a la vez que aseguran que «es una de las obligaciones del estudiante abstenerse de realizar prácticas fraudulentas».

En este mismo sentido se expresaba la profesora de la UA Mar Galindo, que a su vez es la presidenta del comité de empresa de la UA. Mar Galindo también es de las que dice que «estamos ante el momento idóneo para debatir si el examen de conocimiento es la herramienta más correcta para evaluar a los alumnos».

Concretamente, Mar Galindo considera que «la universidad tiene que ir más allá y aprovechar este momento de cambio para hacerlo, y que el alumnado, a su vez, ponga más de su parte». Galindo dice que «la universidad no debe ser una etapa en la que se hable de fraudes, y los propios estudiantes tendrían que estar molestos con aquellos que sacan buena nota sin esfuerzo, ya que se ponen al mismo nivel que los que trabajan durante el curso y se preparan correctamente los exámenes».

Evolución

En definitiva, se trata de un intenso debate en la enseñanza superior al que los pedagogos añaden la necesidad de abordar una transformación del sistema de evaluación para que no dependa en exclusiva de los exámenes finales. El presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Pedagogos y Psicopedagogos de España, Enrique Castillejo, afirma que «parece mentira que la única medida para evaluar a los universitarios sea un examen». El pedagogo asegura que «hay mil maneras para saber lo que sabe una persona sobre un tema, por lo que invito a buscar otras formas más competentes de evaluación a las universidades».

«Apostar por la reflexión, asociar, sintetizar información, buscar que el alumno reflexione», enumera Enrique Castillejo, como sugerencias, a la vez que insiste en que los exámenes, tanto presenciales como online, no son la solución para el momento que está atravesando la sociedad, que necesita «otra cosa».

El experto en pedagogía sostiene que «educamos para dar competencias, que también se pueden defender a través de una práctica oral, en solitario o debatiendo entre varios compañeros». Los pedagogos, indica Enrique Castillejo, «no nos explicamos cómo en estos tiempos la Universidad solo contempla un modelo de evaluación tan pobre como un examen».

Los pedagogos consideran que «en la universidad el alumno debe tener una competencia plena, ya que la educación es algo vivo, y el profesor tiene herramientas para saber si el estudiante que tiene delante es capaz». Por eso, insiste Enrique Castillejo, «más que debatir si examen presencial o online, lo que tiene que hacer la universidad es adaptarse a los nuevos tiempos».

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