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Berbegal: «Los espacios abiertos en las empresas se van a tener que repensar para hacerlos más seguros»

Las medidas de higiene y la distancia social son a día de hoy, y hasta que haya una vacuna o un medicamento, las únicas armas con las que se cuenta para prevenir contagios por coronavirus, con las consecuencias que eso va a tener en los espacios de trabajo

Soledat Berbegal, consejera y responsable de reputación de marca en Actiu. inMA JUAN

P ¿Las mamparas y las mascarillas acabarán tomando las oficinas a corto y medio plazo?

R Sí, en la nueva realidad en la que estamos y, especialmente a corto plazo, hasta que haya una vacuna, sí. Hasta que no tengamos una solución con garantías como pueda ser una vacuna o un medicamento, es fundamental adoptar las medidas de seguridad que sean necesarias para garantizar la salud de las personas en espacios de trabajo, en zonas de ocio, en supermercados, en colegios, en cualquier lugar. De momento, las medidas preventivas más adecuadas son las mascarillas y las mamparas que garantizan la distancia de seguridad necesaria para evitar el contagio, junto con normas de densidad, distancia e higiene para proteger a los empleados

P En los últimos años se habían impuesto espacios de trabajo más colaborativos y abiertos, con menos puertas, tabiques y despachos. ¿Se invertirá también la tendencia pasada la crisis sanitaria?

R Las modas, las nuevas tendencias, es lo que tienen. Veníamos de los despachos cerrados, de los cubículos de trabajo, y nos fuimos justo al extremo opuesto, que es lo que representa el open space. Ahora es el momento de encontrar el equilibrio. De hecho, en los últimos años ya se habían alzado algunas voces que tachaban de inviable y poco práctico un open space en su concepto más puro. Es necesario contar con espacios de privacidad, de concentración, porque todas las tareas no pueden realizarse en un mismo ambiente abierto. Se ha demostrado que se rinde mucho más y mejor cuando se adaptan los espacios a según qué momentos o trabajos que se estén realizando.

P A efectos prácticos, ¿en qué se va a traducir eso?

R Tenemos claro que las estructuras jerárquicas con despachos han quedado obsoletas. La organización y la cultura en la empresa ha cambiado y ahora es más colaborativa, mucho más abierta. Sin embargo, lo que nos deja esta crisis sanitaria que estamos viviendo es que los espacios abiertos se van a tener que repensar para hacerlos seguros para la salud de las personas. Diseñar los flujos de gente, la capacidad y separación entre unos y otros, la configuración de las salas de reunión? Van a tener que ser todavía mucho más flexibles de lo que estábamos planteando hasta ahora.

P ¿Están condenadas a desaparecer las salas de reuniones y otras zonas comunes?

R No, están condenadas a desaparecer de la forma en la que las conocíamos, con mucha gente en un espacio muy cerrado. Las reuniones son necesarias porque necesitamos poner temas y proyectos en común, debatir, generar ideas... Sin embargo, tal vez no sea necesario reunir a tanta gente como solíamos hacer y es más efectivo mantener una parte presencial y otra conectada en remoto. Lo mismo va a suceder en los espacios comunes. Van a tener que rediseñarse para controlar el aforo. Y la tecnología es clave a la hora de configurar de nuevo estas zonas. En este sentido, acabamos de lanzar la guía «Cómo adaptar un espacio de trabajo ante el covid-19» para ayudar a las empresas a recuperar la normalidad garantizando la seguridad de sus plantillas, sin renunciar a la productividad y eficacia necesarias para superar esta crisis.

P ¿Cómo está afectando la crisis del coronavirus

R Una parte muy significativa de las reformas y nuevas oficinas que estaban previstas para este año se han quedado en standby debido a la situación de incertidumbre. Al carecer de cualquier tipo de normativa, ya sea de ámbito nacional o internacional, sobre cómo han de replantearse los nuevos espacios para que sean seguros y garanticen la salud de las personas, los procesos de nueva construcción y reformas están a la espera de las indicaciones para hacerlos de una u otra manera. El impacto en el sector ha sido importante y es fundamental avanzar lo más rápido posible en consensuar una normativa unificada para diseñar los nuevos espacios de trabajo, como oficinas, pero también colectivos, hospitales, aeropuertos?

P Y, en un escenario así, ¿qué se puede hacer?

R En Actiu, por nuestra manera de ser dinámica e inquieta, estamos intentado buscar alternativas desde el principio que se suman a una amplia oferta de mobiliario flexible y polivalente que ya disponemos, capaz de dar respuesta a muchas de las nuevas necesidades de los espacios de trabajo tras el covid-19. Lo vemos como una oportunidad para abrir otras vías en cuanto a diseño de producto, de materiales o de adaptación de soluciones existentes a las nuevas necesidades.

P Sin embargo, el Banco de España ya ha alertado de que esta crisis va a ser más aguda que la de 2008, con lo que eso puede suponer para las empresas...

R Claro, a diferencia de 2008, estamos ante una crisis global con un recorrido muy incierto que genera muchas dudas e inseguridad. Esto nos afecta a todos. Actiu, concretamente, está presente en muchos sectores que ahora necesitarán una readaptación de espacios y equipamiento en búsqueda de entornos seguros, que garanticen la salud y bienestar de sus ocupantes; oficinas, aeropuertos, educación? Ahora es el momento de tener muy claro cuáles son nuestros proyectos estratégicos, ser flexibles y dinámicos, no quedarnos parados, y estudiar todas las posibilidades que se nos presenten.

P Y el auge del teletrabajo, ¿qué incidencia tendrá?

R El teletrabajo improvisado, como lo que se ha tenido que hacer ahora, no se puede mantener a la larga. Se tiene que hacer de forma profesional, preparando y adaptando el espacio. Si hay empresas que van a tener a una parte de sus empleados trabajando en casa, por turnos, tienen que hacerlo con la misma seguridad, garantía, calidad, confort y ergonomía que en la oficina. Según un estudio que hemos realizado recientemente entre cerca de 400 profesionales que, obligados por el confinamiento, teletrabajan por vez primera, y que han pasado, de un día para otro, de trabajar en la oficina a hacerlo en sus casas, el 73% de los encuestados desean volver a sus empresas y teletrabajar algún día a la semana. La concienciación ya está en las empresas, los arquitectos, incluso en algunas inmobiliarias.

P Esa búsqueda de confort en casa, ¿a cargo de quién correría?

R Estamos diseñando espacios de trabajo de empleados en sus propias casas por encargo de las empresas. Es todo un reto, porque cada hogar es un mundo. Las casas no están pensadas para el teletrabajo, pero también es una oportunidad para introducir cambios realmente novedosos. Al empleado le tienes que dar una serie de recursos para poder realizar bien su trabajo. Además, puede ser una herramienta de captación y retención de talento.

P Se habla mucho de los materiales con propiedades antibacterianas. ¿Por dónde pasa el futuro inmediato en este sentido?

R A corto plazo, estamos adaptando nuestra oferta a las nuevas premisas, potenciando soluciones que faciliten la distancia social y optimicen el espacio, reduciendo, a su vez, la densidad humana a través de productos y acabados que permitan una higienización del entorno. Metacrilato para las mamparas, melaminas capaces de repeler la suciedad que se suman a los tableros 0% formaldehído que ya disponemos, textiles antibacterianos? Todos los fabricantes y proveedores de materiales están trabajando en el desarrollo de productos más higiénicos y que protejan de los contagios.

P Y, a medio y largo plazo, ¿en qué puede derivar esto?

R A medio y largo plazo se van a desarrollar soluciones más avanzadas, incluso con componentes tecnológicos. Por ejemplo, la sensorización del mobiliario en las oficinas, un proyecto este último que consiste en mesas inteligentes que nos avisarán de que necesitan ser limpiadas, sillas que nos indicarán cuánta gente las ha utilizado y si precisan de un lavado o mamparas que nos alertarán de si son foco de bacterias o virus. No es un sueño futurista. Estaremos equipando oficinas así para finales de este año. Ya estamos trabajando con prototipos. El mueble pasará de ser un elemento más de la oficina a ser una herramienta que te permita tomar decisiones.

P Y los botones del ascensor, las puertas o los grifos, ¿pueden acabar pasando a mejor vida?

R Pues seguramente sí. Son desarrollos que estaban en marcha y que ahora esta situación, sin duda, los va a impulsar para que sean definitivos. Los ascensores por voz ya existen adaptados para personas ciegas. Se abren miles de posibilidades. El mundo de la robotización y sensorización de cara al futuro es infinito.

P Actiu fue la primera empresa española que consiguió la certificación Well V2, que evalúa la salud y el bienestar de las personas. ¿Cobran más sentido ahora aspectos como éstos o, por el contrario, se priorizarán otras cuestiones?

R El bienestar de las personas sigue siendo el objetivo principal a la hora de diseñar cualquier entorno. Ahora, además, se ha de sumar la seguridad y la salud con unas medidas más estrictas que las que contemplábamos hasta ahora, pero, sin duda, el foco son las personas, el talento y su motivación. Hacerles sentir bien mientras trabajan para que puedan ser productivos. En este sentido, Well y todos los parámetros que evalúa, como la calidad del aire, el movimiento, los materiales empleados, van a estar más reconocidos, como un estándar de bienestar integral en el lugar de trabajo.

P ¿Qué necesita un sector como el suyo en estos momentos?

R Apoyo de las instituciones, de los gobiernos, que de verdad crean en la necesidad de construir un tejido industrial fuerte y autosuficiente en nuestro país, que lo apoyen con políticas de empleo, de investigación y desarrollo? Planes renove, facilidad en los trámites, flexibilización en los contratos. Necesitamos que sean claros, tener protocolos y normativas a las que podamos acogernos y que tengamos la seguridad de poder seguir invirtiendo. Necesitamos trabajar mucho la imagen de marca de país, que España vuelva a transmitir seguridad, confianza, garantía, con unos servicios, como la sanidad, y una industria de primer nivel.

P Y situaciones como las vividas esta misma semana a cuenta de la derogación de la reforma laboral, ¿cómo afectan?

R Incorporar más ruido en un proceso que debe ser negociado con tiempo no toca ahora. Ahora lo que toca es facilitar las cosas, no poner obstáculos, para que las empresas puedan sobrevivir y no tengan que cerrar, para que salgan fortalecidas. Introducir un elemento más a todo lo que estamos viviendo no va a favorecer para nada la tranquilidad, la transparencia y la necesidad de calma y de claridad que se necesita.

P ¿Comparte las críticas del empresariado hacia el Gobierno?

R Estamos pidiendo ser escuchados, transparencia, seguridad y confianza. Necesitamos apoyo y menos inseguridad. Hay muchos cambios y nos falta claridad. Lo peor es la incertidumbre. Somos conscientes de que la gestión de una situación así es muy complicada. A nivel sanitario está claro que se tiene que garantizar la atención y la salud de toda la población. Sin embargo, tenemos la sensación de que no ha habido una estrategia clara desde el punto de vista económico para intentar minimizar el impacto en la economía del país. Sectores tan importantes como la industria, el turismo o los comercios seguimos sin tener una hoja de ruta.

P ¿Y cómo ve al Consell?

R Está intentado ser coherente con su territorio y las necesidades de su gente. Dentro de sus limitaciones, de su capacidad de decisión, limitada por la gestión centralizada, sí que está mostrando mayor proximidad a las necesidades de los ciudadanos y del tejido empresarial. Ha mantenido líneas abiertas de diálogo con la gente, con los empresarios. El problema es que su margen de maniobra, de decisión, es limitado, pero, sin duda, el talante y la voluntad es diferente al del Gobierno central.

P ¿Por dónde pasa la nueva normalidad a partir de ahora?

R Sin duda, y primordial, pasa por garantizar la seguridad y la salud de los ciudadanos. Para lograrlo, es muy importante un cambio de mentalidad y de cultura social. Por muchas soluciones y medidas que adopten los gobiernos, si no nos hacemos responsables cada uno de nuestra propia conducta, no podemos avanzar. La conciencia colaborativa es necesaria para que salgamos todos de esta juntos: ser parte de la solución, favorecer a mi comunidad más cercana, mi familia, compañeros. No es momento de individualismos, hay que ponerse de acuerdo, y me refiero a todos los niveles, desde una comunidad de vecinos, a los trabajadores de una empresa o a los políticos de los diferentes países. Son necesarias responsabilidad y mentalidad de equipo.

«Los centros sanitarios que se diseñen a partir de ahora van a estar más preparados»

Soledat Berbegal subraya la necesidad de invertir más en sanidad y cree que hay que contar con la opinión de los profesionales de la salud para redefinir los espacios

P Precisamente Actiu

R La sanidad y la educación es el futuro de cualquier país. La salud es básica e indispensable para un país avanzado y, si hasta ahora la sanidad era importante en España, a partir de este momento, va a ser más. Va a necesitar una mayor inversión del Gobierno, y posiblemente algunos servicios o tratamientos se realizarán mediante copago, pero, sin duda, los centros sanitarios que se diseñen a partir de ahora van a estar más preparados para poder atender este tipo de emergencias. Por otra parte, los sanitarios, que están día a día en primera línea, quieren ser parte de este cambio, y es fundamental escuchar lo que tienen que aportar, contar con su experiencia y su opinión para redefinir estos espacios.

P ¿Cambiará también la distribución de espacios de los centros sanitarios tras la pandemia?

R Por supuesto. Si de verdad queremos aprender de esto han de cambiar. Espacios en los que no haya aglomeraciones de gente, atendiendo a los flujos de personas, distribución enfocada a que no haya tanto contacto? Es un cambio cultural. En este aspecto tenemos que aprender a ser más nórdicos.

P ¿Y qué va a ocurrir en el sector educativo o en los aeropuertos?

R Lo mismo que estamos viviendo en el sector corporativo, con cuestiones como la higiene o la distancia social, aunque el sector corporativo va muy por delante en temas de bienestar, ergonomía y confort. Todo va a estar muy alineado. Nosotros hacemos proyectos en diferentes sectores, y, hasta ahora, los más exigentes en temas de higiene eran los hospitales, pero la pandemia ha hecho estragos, no entiende de espacios, y esas herramientas van a llegar a todos los entornos colectivos.

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