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CORONAVIRUS

Investigarán si la escasa tasa de contagios en la provincia se debe a la calidad del aire

El Instituto de Salud Carlos III estudiará la relación entre la contaminación y la expansión de la pandemia

Tráfico en la avenida de Alfonso X El Sabio, en Alicante, mientras cruza un usuario de un patinete eléctrico. RAFA ARJONES

El Instituto de Salud Carlos III quiere contestar a una pregunta que se están haciendo muchos investigadores: ¿Las partículas contaminantes son capaces de transportar de forma viable el virus?. Es decir, se quiere saber si han ayudado a su propagación y, para intentar arrojar luz al respecto, se ha decidido realizar un estudio para saber si, entre otros factores, la calidad del aire ha tenido que ver con una mayor o menor tasa de contagios. La provincia de Alicante, la quinta en población del país, figura en cambio a la cola en tasa de personas que han pasado la enfermedad (2,7 por cada 100.000 habitantes), en el puesto 34, lo que es un dato más que interesante del que ahora se quieren extraer otras conclusiones relacionadas, principalmente, con la calidad del aire que respiramos, la temperatura o la humedad y, en concreto, lo sucedido durante ese periodo. De hecho, el estudio se financiará con el denominado Fondo Covid-19 y en el mismo participará la Asociación Española de Meteorología. Se cuantificará la influencia de estos factores ambientales y la contaminación (especialmente el material particulado), «en relación con la incidencia y la propagancia del coronavirus», se dice en el estuido.

El catedrático de Geográfia de la Universidad de Alicante, Jorge Olcina, explicó a INFORMACIÓN que el pasado febrero, cuando el virus ya circulaba por el país, la provincia, por contra, tuvo un episodio de baja contaminación que atribuye «al viento de poniente» que habría mantenido en suspensión muchas menos toxinas de lo habitual. Olcina es muy cauto al respecto y admite que, aunque «diversos trabajos internacionales sí están destacando la relación entre contaminación y afección del virus», de ahí se explicaría su mayor incidencia en grandes ciudades (transportes, industrias), «no está tan clara a priori la relación con otros parámetros atmosféricos». Olcina aporta otro dato, como es el de la temperatura, y recuerda que algunos estudios aseguran que la actividad del virus es menor cuando rebasa los 25 grados, «pero no está del todo claro» reitera, aunque añade que «en efecto, aquí febrero y comienzos de marzo furon muy cálidos, anormalmente cálidos, y ello pudo provocar la menor incidencia en la provincia y, también porque al favorecer la vida al aire libre y no en recintos cerrados, pudo ser mejor».

Mientras se sacan conclusiones sobre qué condiciones favorecen la propagación del virus, el Instituto de Salud Carlos III recuerda que la comunidad científica baraja dos hipótesis. La primera tiene que ver con cómo se transportan de un lado a otro las partículas, favoreciendo los contagios. La segunda, habla de una cuestión sanitaria, como es el riesgo cardiorrespiratorio que tienen las personas expuestas de forma habitual a altos niveles de contaminación, «que podrían complicar el desarrollo de la enfermedad». El estudio que se va a realizar en España pretende dar continuidad a otro realizado por la Universidad de Harvard que relacionaba la exposición a partículas finas (inferior a 2,5 micras) con la mortalidad por la covid. En él se llegó a la conclusión de que la enfermedad podía ser especialmente grave entre personas que viven en ambientes más contaminados. De hecho se afirma que el aumento en la concentración de particulas en un gramo por metro cúbico suponía un incremento del 15% de casos. Un segundo estudio también relacionaba directamente las concentraciones de dióxido de nitrógeno en Francia, España, Italia o Alemania con su mortalidad. El diario publicó que, precisamente, la concentración de dióxido de nitrógeno bajó hasta un 70% en la provincia el pasado mes de marzo; es decir, cayó en picado la contaminación que supuestamente puede transportar el virus.

Los investigadores, a falta de este estudio, trabajan con la hipótesis de que las particulas de aerosol que contiene el virus de entre 0,1 y 1 micras (la milésima parte de un milímetro), «pueden viajar más lejos cuando se unen a particulas de contaminación de hasta 10 micras, ya que la particula resultante es más grande y menos densa que una gotícula respiratoria, por lo que podría aumentar su permanencia en la atmósfera».

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