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Los negocios orientados a la población universitaria tiemblan con el auge de las clases online

El tejido comercial y hostelero del entorno de la UA y la UMH vaticina un impacto económico negativo mientras los estudiantes no vuelvan a los campus por el coronavirus

Jóvenes en una zona de copas de Alicante. Foto de Héctor Fuentes

Ni fiestas multitudinarias los jueves por la noche, ni cafés antes de entrar a clase, ni compras en el supermercado y las tiendas del barrio, ni posible necesidad de alquilar una vivienda. El auge de la formación universitaria online por la crisis del coronavirus amenaza con provocar un inquietante efecto dominó entre los comerciantes y hosteleros que encuentran en la actividad de los campus su principal fuente de ingresos. Son pequeñas empresas y autónomos que contribuyen a dinamizar la economía de ciudades como San Vicente del Raspeig, Sant Joan d'Alacant o Elche, y ya se echan a temblar con las propuestas de la llamada "nueva normalidad". Vaticinan que, si el retorno de los estudiantes se prolonga al primar la enseñanza de tipo semipresencial, el impacto negativo llegará a ser inasumible para ciertos negocios que giran en torno al ecosistema académico.

El acuerdo rubricado entre la Conselleria de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital y las rectoras y rectores de las universidades públicas valencianas para establecer un modelo educativo híbrido de cara al primer cuatrimestre del próximo curso no ha hecho más que incrementar el desasosiego de los negocios que caminan en paralelo a la comunidad universitaria. El planteamiento inicial pasa por impartir las clases teóricas de forma no presencial y primar la asistencia del alumnado a las clases prácticas siempe que sea posible. Inevitablemente, la actividad en los campus dependerá de la evolución de la covid-19 y lo que parece estar claro es que el trasiego de estudiantes, profesores y personal de servicios quedará reducido a la mínima expresión mientras planee la sombra de posibles rebrotes de la pandemia. Se trata de un escenario que, en realidad, ya conocen los comerciantes y hosteleros. Aseguran que lo sufren desde que en marzo quedaron suspendidas las clases en todos los centros educativos.

Imagen de alumnos en el campus de la UA.

Son cerca de 24.000 los estudiantes que el curso pasado estaban matriculados en la Universidad de Alicante (UA). Casi el 19% de alumnos de grados y el 28% de titulaciones de máster procedían de fuera de la provincia. En la Universidad Miguel Hernández de Elche, que dispone del campus principal en esa ciudad, y otros en Orihuela, Altea y Sant Joan d'Alacant, se formaban 12.740 alumnos, de los que el 27% procedía de otras provincias. Son cifras que ayudar a hacerse una idea de lo que supone el trasiego de estudiantes en la provincia; datos a los que hay que sumar los matriculados en instituciones docentes privadas, como la Universidad CEU Cardenal Herrera de Elche.

El secretario general de la Federación Alicantina de Comercio (Facpyme), Francisco Rovira, afirma que todavía es imposible cuantificar el impacto que la parálisis de la actividad presencial universitaria provocará en determinadas ciudades de la provincia, pero no duda en que "será un impacto a todas luces negativo". Hablamos, dice, de un posible descenso en el mercado del alquiler de viviendas, de reducción de ventas en comercios, bares y cafeterías y de establecimientos que, vaticina, pueden llegar a tener que cerrar si la situación se alarga. "En realidad ya podemos ver ese impacto negativo, porque hay negocios por ejemplo en San Vicente del Raspeig que no han llegado a abrir desde la cuarentena porque no hay actividad universitaria. Las ventas en comercios de esa ciudad han pegado un bajón increíble por la falta de estudiantes. Quizá a partir de septiembre habrá estudiantes que sólo acudirán a la universidad cuando tengan que asistir de forma puntual, pero no pernoctarán en esas ciudades. Si los ERTE no se prorrogan, si el curso no se reanuda en septiembre y casi todo va a ser teleformación, mucha gente va a acabar en el paro", augura Rovira.

En términos similares se expresa la presidenta de la Asociación Provincial de Hostelería, María del Mar Valera, que cree se producirá "una prolongación de la situación que ya estamos viviendo" y que engloba a todo el sector hostelero, desde cafeterías, hasta bares y restaurantes o locales de ocio nocturno. "Hay mucha incertidumbre y la repercusión del menor movimiento de estudiantes no sólo va a afectar a las ciudades donde están las universidades. Si hablamos de la Universidad de Alicante, por ejemplo, tendrá también una repercusión negativa en la capital provincial, ya que los estudiantes también se mueven mucho por allí, por ejemplo los jueves en los locales de ocio nocturno. Está claro que esta situación va a afectar muchísimo en sitios como San Vicente del Raspeig, que ha crecido mucho en torno a su universidad", sostiene.

San Vicente del Raspeig

Para Ignacio Berenguer, presidente de la Asociación de Comerciantes de San Vicente, la menor actividad prevista en el campus de la UA tendrá "un efecto demoledor" tanto en el comercio de proximidad como en la hostelería. "Es una población flotante que llega todos los años y consume en alimentación, en material de papelería, utilizan gimnasios, instalaciones deportivas.... El impacto será todavía peor en el mercado del alquiler y no hablamos sólo de inmobiliarias, sino de propietarios particulares que obtienen una renta por arrendar pisos. La Universidad es uno de los motores de San Vicente y si suspenden las clases presenciales, la situación va a provocar un año desastroso", afirma.

Tampoco el presidente de la Asociación de Hosteleros de San Vicente, José Antonio López, cree que la recuperación postcovid pueda llegar al municipio mientras no se normalice la actividad formativa. "Desde que no hay actividad en la Universidad se nota mucho el bajón. La facturación de estas últimas semanas es equiparable al mes de julio u agosto. A cada negocio le afecta de una forma u otra en función del sector y de dónde está ubicado, pero hay bares con una clientela que el 90% son universitarios. Y no solo hablamos de bares, sino de tiendas de ropa, de comestibles, peluquerías... afecta a todo porque la influencia de los estudiantes es muy grande aquí", concluye.

Sant Joan d'Alacant

Desde la Asociación de Comerciantes y Empresarios y Afines de Sant Joant d'Alacant, su presidente, Manuel Nieto, tampoco duda de que el auge de las clases online tendrá un efecto pernicioso para la economía local. "Primero por el tema de los alquileres de pisos, y luego por toda la gente que llega aquí, que acude a bares, que sale por la noche, que compra en el comercio... es algo que va a tener repercusión a todos los niveles. No sabemos el impacto y todavía no se puede valorar. Lo que sí está claro es que ahora tenemos un 30% de trabajo en comparación con la situación anterior al coronavirus. Si de cara a septiembre no mejora la cosa, habrá muchos negocios con problemas para poder subir la persiana. Ya no sólo es que lleguen estudiantes, sino que también reciben visitas de sus familias, salen a comer y en definitiva ayudan a que se mueva la economía", sostiene.

Alumnos en el campus de la UMH en Elche. Antonio Amorós

Elche

La preocupación por la inédita situación generada por la crisis de la covid-19 también llega a la ciudad de Elche, aunque la presidenta de la Asociación de Comercios de Universidad-Nuevo Altabix, Marina Calderón, -zona donde residen gran parte de los universitarios- afirma que no es un asunto del que todavía se hable demasiado entre los asociados. "Entiendo que la preocupación en el sector llegaría en septiembre, que es cuando suelen llegar los universitarios. En ese caso, entiendo que sí afectaría a negocios como papelerías, copisterías, supermercados y todo lo que existe alrededor de la zona de Altabix. Al final son personas que están consumiendo en la ciudad, y si no llegan claro que repercutirá", afirma.

Más cauto se muestra Jaime Javaloyes, presidente de la Asociación de Comerciantes del Centro de Elche, que sostiene que no es un tema que hayan estudiado a fondo y prefiere no opinar desde la "superficialidad", aunque dice tener claro que si Elche recibe en septiembre un menor aporte de universitarios "habría una repercusión negativa tanto en compras como en ocio".

Quien sí ve un panorama bastante más negro es Miguel Limonchi, presidente de la Asociación por un Ocio Responsable de Elche, que agrupa principalmente a locales de ocio nocturno y algunos restaurantes. "Ya estamos en una situación muy complicada por las restricciones del coronavirus y nos ofrecen condiciones inasumibles. Es cierto que los estudiantes dinamizan este sector con salidas sobre todo los jueves, cuando algunos locales hacían fiestas importantes. Pero si no nos cambian las condiciones que tenemos ahora, da igual que vengan estudiantes o quien venga, porque no podemos sostenernos con las restricciones impuestas", asevera.

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