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El comercio de lujo cae un 40% al hundirse las compras del cliente chino residente y del visitante internacional

Las firmas selectas de la provincia hallan salidas a sus productos en el canal online, que les permitió vender relojes y joyas de miles de euros y salvar parte de la facturación en los meses de parón por el virus

La joyería de lujo se resiente por el coronavirus, que obliga a usar probadores de pendientes especiales y a la desinfección de manos. héctor fuentes

El comercio de lujo en la provincia arrastra unas pérdidas de más del 40% pese al reinicio de la actividad hace ya unas semanas porque la crisis económica aparejada a la sanitaria se traduce también en la contracción de este mercado selecto. El impacto negativo llegó a ser del 70% en el caso de la joyería, según datos del Gremio de Orfebrería de Alicante, y no fue mayor gracias al e-commerce, en el que las marcas de lujo han encontrado un nuevo nicho de negocio poco explorado hasta ahora. Durante el confinamiento, facturaron gracias al canal de venta online relojes y joyas de alta gama, con precios de hasta 20.000 euros, explica el presidente gremial, Antonio Huebra. Paradójicamente, en algunas tiendas de joyas de lujo el descenso no ha llegado al 30% y la bisutería ha caído un 60%.

La facturación en moda de lujo, tanto en confección como en complementos, también se resiente, con retrocesos de más del 35%, según los estudios de las consultoras, e incorporación de nuevas fórmulas de consumo gracias a la compra online. La crisis en el mercado del lujo comenzó con el estallido del coronavirus en China, motor del crecimiento del mercado mundial de este tipo de artículos: las compras de estos ciudadanos representan un 35% del valor de todo lo que se vende en el planeta y un 40% del gasto. Así lo recoge un artículo sobre la era postcovid del mercado del lujo de Luxury Academy. La Asociación Española del Lujo prevé una contracción en este mercado «probablemente peor que durante la recesión de hace una década, a niveles de un 40% menos. Se estima que (durante el confinamiento) hubo picos en la caída de la ventas del 80%», al ser el comercio electrónico el único canal disponible de ventas. La situación se agravó cuando la pandemia paró Italia, cuna de marcas de moda de lujo.

Los negocios selectos de las ciudades costeras de la provincia notan mucho la retracción del consumo del cliente chino residente, que suele realizar grandes inversiones en joyas, y el parón de turismo internacional. De nuevo los chinos, además de rusos y argelinos, están entre los principales valedores. La capital alicantina salva mejor la situación gracias al no estar el negocio tan vinculado al turismo de movilidad sino al residencial: rusos, e incluso japoneses, que viven en España realizan compras todo el año, señala el presidente del Gremio de Joyería y Orfebrería. Una mayoría de clientes que puede pagar lujo son personas mayores a las que les cuesta salir por temor al virus, « ha sido brutal», señala Huebra.

«Notamos que no es un sector de primera necesidad. Los primeros meses fueron un desastre y ahora facturamos la mitad», señala el joyero José Gimeno, de Froilán, cadena de joyerías con más de medio centenar de delegaciones, varias en la provincia. Este profesional espera una reactivación con la apertura de fronteras.

Menos poder adquisitivo

La visita a las firmas de moda y joyas de lujo de El Corte Inglés de chinos residentes en la provincia se ha reducido. «Creemos que su poder adquisitivo ha bajado porque sus negocios han permanecido cerrados durante la pandemia, algunos incluso siguen sin abrir», explican desde la tienda, que espera que la apertura de fronteras reactive la visita de extranjeros, una parte importante del negocio y de las ventas.

Las firmas de alto standing han implementado estrictos protocolos de seguridad. En el centro comercial de Alicante desinfectan los productos, así como las manos del vendedor y del potencial comprador, y se meten la joyas en una bolsita para que el cliente lo pueda ver de cerca y manipular.

En cuanto a la peletería, pasa por un proceso de desinfección con un spray especial y se guardan las prendas en una funda. Se desinfectan cada vez que un cliente las manipula o se la prueba en unas cabinas de higienización con rayos ultravioleta C, que no dañan dicha piel.

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