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«España puede haber registrado 16.200 muertes más que las declaradas»

El profesor de la UA César Bordehore encabeza un equipo multidisciplinar que ha desarrollado un modelo de evolución de los parámetros de la pandemia

César Bordehore encabeza un equipo multidisciplinar de la UA y el Instituto Carlos III. rafa arjones

César Bordehore, doctor en Biología e investigador del Instituto Mutidisciplinar para el Estudio del Medio (IMEM), lidera un equipo que está integrado por los también investigadores de la Universidad de Alicante (UA) Miriam Navarro, Eva Fonfría, Isabel Vigo, David García y Jesús García, a los que se suma Zaida Herrador, del Instituto de Salud Carlos III. A lo largo de las últimas semanas han estado trabajando en un proyecto financiado por la propia UA, consistente en el desarrollo de la primera herramienta de modelización para comparar diferentes escenarios de propagación del coronavirus. El modelo en cuestión ha ofrecido datos muy interesantes, bastante alejados en algunos casos de las cifras oficiales.

P ¿En qué consiste el proyecto en el que están trabajando?

R Estamos desarrollando un modelo de evolución de los diferentes parámetros de la pandemia, desde número de infectados, número de hospitalizados, recuperados y también de mortalidad. Se trata de un modelo metapoblacional, consistente en introducir la estructura en nodos de población más o menos grandes y sus flujos de gente entre ellos, lo cual es un aspecto vital a la hora de poder realizar predicciones. Por ejemplo, cuanto más grande es un nodo poblacional, mayor inercia tiene de contención de la pandemia. Eso explica, en parte, por qué los núcleos de población más grandes están peor que otros municipios más pequeños. También añadimos el efecto que tienen las medidas de protección individual y la minimización de exposición al virus en ambientes confinados.

P ¿Cuál es el objetivo de esta iniciativa?

R La finalidad es generar gráficas comprensibles y modelizar escenarios, entre otras cosas porque es muy útil para la concienciación social. A través de este trabajo obtenemos parámetros básicos del covid-19, esenciales para realizar modelos en cuanto a días de incubación, infección y síntomas, y también desarrollamos un método para obtener la dinámica del número real de infectados a partir de los datos de muertes. Se trata de un método que se puede aplicar a cualquier lugar del mundo, y por medio del cual ya hemos obtenido resultados muy interesantes.

P ¿Tienen ya datos respecto a los fallecimientos registrados?

R Comparando los datos oficiales con los del Registro Civil, hemos llegado a la conclusión de que España puede haber registrados 16.200 muertes más que las que se han admitido relacionadas con el coronavirus. Se trata de fallecimientos que no han sido contabilizados como covid-19, probablemente porque no se les realizaron las pruebas, pero que evidentemente suponen una anomalía.

P ¿En qué territorios se han producido esas desviaciones?

R Se centran básicamente en Madrid, Cataluña, Castilla-La Mancha y Castilla-León, justo donde ha habido una mayor incidencia de la enfermedad y también las zonas en las que las residencias de mayores se han visto muy castigadas, con fallecidos a los que no se les hicieron las pruebas para confirmar la infección. En el resto de comunidades los datos oficiales y los obtenidos a través del Registro Civil son bastante parecidos.

P ¿Y en cuanto a número de contagiados?

R Aquí nos hemos basado en los resultados de los estudios de seroprevalencia hechos públicos por el gobierno, por medio de los cuáles se infiere que habría 2.405.000 infectados, frente a los más de 223.000 que había oficialmente en el momento en que obtuvimos los datos.

P ¿El trabajo que han desarrollado también les ha permitido concretar cuándo llegó el coronavirus al país?

R De acuerdo con el análisis de los datos hemos llegado a la conclusión de que la primera infección se produjo el 11 de enero en Madrid, cuando el primer caso reconocido oficialmente era del 20 de febrero.

P ¿Y que han podido determinar respecto a la evolución de la pandemia?

R Por lo que hemos podido determinar, la velocidad de contagio empezó a ralentizarse el 5 de marzo, antes de que se decretara el estado de alarma y las medidas de confinamiento, porque los españoles empezaron a tomar precauciones por su cuenta a la vista de las noticias que llegaban a través de los medios de comunicación. La gente comenzó a cambiar su forma de relacionarse sin que hubiese nada prohibido en esos momentos, y ese cambio de comportamiento propició que la propagación del virus fuese disminuyendo. Lógicamente, con el confinamiento, ese proceso se aceleró.

P ¿Por qué decidieron acometer este proyecto?

R Antes del covid-19 ya estábamos investigando en epidemiología desde un equipo multidisciplinar, aunque no de enfermedades infecciosas, sino de picaduras de medusas, abordándolo tanto desde un punto de vista biológico, de realización de modelos de predicción y también médico. Desde finales de enero empezamos a pensar en trabajar sobre el coronavirus, que por los parámetros que estábamos conociendo, es decir, baja letalidad pero alta tasa de infección, en breve lo íbamos a tener en Europa y en todo el mundo. Fuimos adentrándonos en el tema y a partir de ahí generamos una línea de investigación que está siendo bastante fructífera, donde la medicina, la biología y la matemática aplicada se fusionan para analizar un grave problema.

P Y para ello han contado con financiación de la UA

R Sí. Son 10.750 euros por los que estamos muy agradecidos, dado que nos ha permitido consolidar esta línea de investigación.

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