Aunque la pandemia económica se está cebando con España, no por ello algunas ONGs han olvidado sus objetivos en otros países que lo están pasando aún peor. En este caso se trata de Rafiki África, la ONG alicantina que centra su actividad desde 2009 en dos pequeñas zonas muy concretas de Uganda, Katwe-Kenziga e Ikoba, areas rurales con una economía agrícola de difícil subsistencia.

Tras crear infraestructuras hidraúlicas, la educación ha sido el eje, construyendo un colegio para 400 niños que a diario realizaban dos comidas en el centro. El coronavirus ha afectado también allí y se han tenido que cerrar las puertas de momento, aunque se está continuando la labor alimentaria, crucial para ellos, añadiendo donaciones de maíz, alubias y huevos para las familias de la zona.

El presidente de Rafiki África, Juan Amirola, ha comentado que en el África subsahariana no hay Eres, ni Ertes ni paro ni pensiones, solo miseria y que no es momento de abandonar la misión. De hecho, allí han quedado varios voluntarios que están en Uganda por vocación de servicio y han llevado allí todo su bagaje de conocimiento y una gran ilusión por ayudar.

Entre los voluntarios de la asociación, L¡la optometrista Victoria Templado, además de llevar a cabo las revisiones de la visión, ayuda como soporte psicológico a los alumnos con problemas específicos. En su estancia ha detectado alteraciones visuales en los escolares que afectan al rendimiento académico, por causa de la mala nutrición. Necesitan incrementar la ingesta de verduras y frutas. Uganda solo cuenta con 45 oftalmólogos y 15 optometristas para una población de 44 millones de habitantes.

La socióloga María Duque está realizando un estudio de las necesidades socioeconómicas de la zona, a través de visitas a las familias de los alumnos. Daniel Arévalo, en su condición de farmaceútico, se encarga de los temas relacionados con la salud, así como la gestión de algunos proyectos y Verónica Ferraro, portavoz en Rafiki África, está encargada de la dirección general de la escuela y proyectos, así como de las finanzas de la ONG en Uganda.

La implantación de Rafiki África en Uganda se basa en el conocimiento de la zona, sus necesidades e idiosincrasia, debido a su Fundador, el padre Juan Berchman, natural de Ruanda, el cual pasó cuatro largos años como refugiado, como muchos cientos de ciudadanos que ahora viven en Uganda. Finalmente el Padre Juan recaló en Relleu, un pueblo de la montaña alicantina, donde es párroco y así fue explicando a sus feligreses las necesidades de aquel país.

En estos momentos se está ultimando las obras de un edificio para cocina del colegio, que van avanzando a buen ritmo.