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CORONAVIRUS

Hernáiz: «Fortnite ha agravado efectos de la pandemia en niños»

El encierro obligado por la crisis sanitaria y ahora el desconfinamiento han provocado problemas de orden psicológico en las familias

Hernáiz: «Fortnite ha agravado efectos de la pandemia en niños»

La psicóloga Herminia Hernáiz compagina su actividad terapéutica entre Londres, donde se doctoró y especializó en Psicología Clínica, y Alicante, donde actualmente dispone de un gabinete privado. Durante la pandemia ha escuchado los problemas de familias londinenses y alicantinas a través de su consulta online. Pese a la distancia, las situaciones se repiten y, aunque ya vivimos cierto alivio con el desconfinamiento, la nueva normalidad trae consigo peligros novedosos, algunos de ellos agravados por un juego que tiene absortos a niños y jóvenes de todo el mundo...

P ¿Qué opinan los psicólogos del videojuego Fornite?

R Los psicólogos que trabajamos con familias coincidimos a nivel mundial en que Fornite no es muy diferente a otros videojuegos pero en este momento sí está generando mucha ruido y hay muchos niños con adicciones. He realizado un profundo análisis del videojuego y puedo concluir que fomenta la individualidad y genera adicción al provocar curiosidad.

P ¿A qué curiosidad se refiere?

R Aunque el objetivo final es ir matando a contrincantes, Fornite también permite crear los escenarios donde se produce la batalla y al que juega le interesa conocer los escenarios que construyen sus adversarios. Podrías pensar que esta creatividad puede ser interesante, pues fomenta la imaginación, pero lo que realmente consigue es aislar al niño, le hace evadirse costantemente de la realidad creando la suya propia. De esta forma, altera la psique. Matar a 99 contrincantes no es una conducta social, no promueve la socialización, sin duda. Y ese punto que puede parecer creativo genera una curiosidad patológica, porque existe la posibilidad de construir cualquier tipo de situación. Algunas totalmente ridículas.

P ¿Qué ocurre cuando el fenómeno Fornite se une a las circunstancias del confinamiento?

R He estudiado el juego durante estos meses en los que las familias, acostumbradas a unos ritmos, a unos horarios, a unas tareas, han tenido que ajustarse a una situación totalmente nueva. Durante las primeras semanas, los padres tampoco sabían cómo conseguir el control sobre la situación. Todos íbamos desbordados. En muchos casos, los niños han podido acceder a Fornite de forma ilimitada, por lo que hemos visto cómo el juego todavía les ha servido para evadirse mucho más de esta realidad tan dura que estábamos sufriendo.

P Entonces, podría llegar a considerarse positivo...

R No. Todos los efectos negativos del juego antes citados se han potenciado con el confinamiento y, ahora, cuando los padres han querido recuperar el control de la situación, los horarios, la normalidad, están teniendo serios problemas y no saben cómo sacarlos de esto. Cuando intentas sacarlos de la realidad del juego para traerlos a la realidad la relación familiar se resiente y aparecen incluso conductas agresivas, agravadas por la falta de movilidad que también provoca el juego.

P ¿Cómo pueden los padres volver a tomar el control?

R Es necesario que, con el desconfinamiento los padres adopten medidas, horarios y pongan límites al acceso al juego. Sabemos por estudios científicos que el uso de dispositivos antes de los seis años durante más de una hora al día genera un daño irreversible en algunas partes del cerebro que se atrofian. Por tanto, hay que tener mucho cuidado con los menores de esta edad. Para los que tienen de 6 a 12 años todavía la familia puede manejar las restricciones con control parental. Los niños se adaptan a las normas de los padres. De 12 a 14, en la preadolescencia, hay que negociar. Por ejemplo, una hora de Fornite, pero dos con la bici. Se trata de aplicar los límites que todos conocemos. ¿A quién no le han dicho sus padres que solo debían ver la tele media hora al día?

P La combinación pandemia-Fornite...

R Mala combinación. El problema ha sido doble. El propio que genera el confinamiento más lo provocado por este tipo de juegos que reducen tu movilidad a nivel del aparato psicomotor fino y grueso, para que puedas estar concentrado 100% en la actividad del juego. Cuanto más tiempo pases así más energía mental generas, una energía que se tiene que descargar. Todos sabemos que después de un duro día de trabajo vamos al gimnasio, pese a estar muy cansados, y luego nos encontramos mucho mejor. A los niños les pasa lo mismo. Si no descargan se pueden producir conductas agresivas.

P ¿Qué horario de Fornite pondría a los niños?

R Fornite debe ser considerado como un tipo de actividad extraescolar. ¿Cuántas horas juega el niño al baloncesto a la semana y en días separados? ¿Dos o tres horas en dos días? Pues algo así. Una hora al día de Fornite ya es un exceso.

P ¿Existen problemas en los niños también para salir del desconfinamiento?

R Efectivamente. Los niños han sufrido muchísimo para adaptarse al confinamiento y ahora se está estableciendo sufrimiento para salir de él. Todos necesitamos un tiempo de adaptación. Y el primer paso para esta adaptación a veces incluye el rechazo de la situación nueva. Casi todos los niños rechazaron el confinamiento y ahora que se han adaptado a esta situación, aunque sea negativa, entonces se produce el mismo proceso, pero a la inversa. Estamos viendo a familias que cuando los padres quieren que los niños salgan, su primer paso es rechazarlo.

P ¿Y qué deben hacer los padres?

R No forzar a los niños, sino que a través de la imitación poco a poco vayan volviendo a entrar en una situación en la que salir sea una cosa normal. Ahora es una cosa nueva. Es como cuando un niño no quiere entrar a un cumpleaños y se coge a su madre. Ella, si lo acepta con normalidad y poco a poco le va explicando que no pasa nada, que se lo pasará bien, entra en el recinto? Al final es el niño el que no quiere marcharse. Vivimos ahora un proceso a la inversa y lo rechazamos. El cerebro humano rechaza lo nuevo.

P El uso de las redes sociales por parte de niños y adolescentes también se ha incrementado durante la pandemia. ¿Lo considera negativo?

R No, siempre que no lleve al niño a confundir lo que son las redes sociales con las actividades realmente sociales. Me explico: durante el confinamiento y ahora mismo que evitamos las aglomeraciones, que los niños siguen sin colegio€, los niños no han podido ver a sus amigos de clase, ni a sus primos o abuelos. Si hemos utilizado las redes sociales para contactar con ellos, estableciendo un horario limitado de videollamadas con la familia, por ejemplo, hemos utilizado correctamente los recursos tecnológicos. Lo que no se debe hacer es utilizar las redes sociales como un sustituto de la socialización. Para un niño, cualquier cosa que le genere una estimulación cognitiva va a quererlo utilizarlo sin parar. Es ahí cuando se puede volver patológico. Redes sociales sí, pero con límites. De ahí que los padres debamos estar tan pendientes.

P¿Conoce reacciones de agresividad propias de la situación de confinamiento o de salir de él?

R Sí se están produciendo conductas agresivas y se dan expresiones agresivas, discusiones, desencuentros, es algo general. Existe una actitud violenta o una tendencia a desencuentros verbales y a levantar la voz€ Esto es el resultado directo de la falta de movilidad que hemos padecido todos. El confinamiento, lo que más ha generado ha sido una limitación física y una mayor actividad psíquica.

Es decir, en este caso los niños y adolescentes están sometidos a vivir en pisos con una limitación física, una movilidad muy pobre. Lo que se ha fomentado ha sido la estimulación psíquica, a través de juegos, manualidades, a través de los deberes y luego a través de la tele o los videojuegos, por ejemplo. Durante el año, con el colegio, el recreo, las horas de educación física, las extraescolares€ se produce una actividad física importante. Hay cierto equilibrio en la vida normal entre la energía física que se genera a través de estas actividades y luego la descarga física que se genera a través de juegos.

El confinamiento ha inhibido el movimiento físico y ha propiciado el doble de energía psíquica. Por tanto, qué se hace con esta energía que no se descarga. El resultado es el desencuentro. El niño reacciona con una descarga física a través de afirmaciones verbales e incluso con violencia. No hay nada patológico en ello, es el resultado directo de que el niño no se puede mover físicamente. Esta situación ha demostrado una de las paradojas de la psicología. Para que haya un buen desarrollo psicológico mental tiene que haber un un ejercicio físico constante y productivo.

P¿Cómo atajar este asunto?

R Hay que redirigir este exceso de energía psíquica y convertir estas actitudes violentas y estos desencuentros en situaciones donde se vuelva a encontrar la armonía. Los padres no se tienen que enganchar en estas discusiones. Deben redirigir la atención hasta que el niño se adapte a las nuevas circunstancias. Si no es cuando veremos que la conducta agresiva escala a otras cosas peores.

P ¿Se puede aprender de estas situaciones?

R Desde la psicología debemos analizar qué se puede aprender de estas situaciones de cara a mi propia humanidad. Hay casos en los que la pandemia ha reforzado el contacto familiar, que antes estaba muy condicionado por el día a día. Hay quien se ha visto forzado a mejorar su comunicación con la familia. Se puede concluir que la pandemia ha reforzado y enriquecido las relaciones entre padres e hijos. Y se ha puesto a prueba al ser humano para demostrar que puede salir de situaciones muy complicadas, sobrevivir y sacarle partido. No es que tengamos que provocar pandemia para ser mejores seres humanos, pero sí es verdad que la Humanidad a veces se puede detectar cuando hemos vivido situaciones extremas.

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