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CORONAVIRUS

Las exigencias frente al covid dificultan conciliar familia y trabajo en verano

Solo escuelas infantiles en el litoral y con espacios grandes prevén recibir niños en julio

Las familias vuelven a las escuelas infantiles a por los chupetes y mochilas tras el confinamiento. PILAR CORTÉS

Las exigencias higiénico sanitarias destinadas a evitar nuevos contagios de covid-19, junto a las consecuencias de la pandemia sobre la actividad laboral de las escuelas infantiles, con centenares de trabajadores afectados por los ERTE y temporalmente en el paro, dificultan la apertura de estos centros como escuelas de verano para atender a los niños más pequeños de 0 a 3 años con padres que trabajan y no pueden conciliar vida familiar y laboral.

Desde la asociación provincial de escuelas infantiles precisan a este diario que únicamente los centros ubicados en zonas costeras y con grandes espacios, que permiten la distancia social exigida entre los niños, prevén abrir a partir del próximo miércoles, primer día de julio. Para los demás, como apunta Ramiro López, resulta muy complicado sacar del ERTE a los profesionales necesarios para atender una demanda que, por cuestiones de aforo, no puede sobrepasar el 75% ni más de 10 personas en el interior del centro, incluido el educador.

De ahí que sean las menos las escuelas dispuestas a abrir en julio y, como avanzan desde Hormiguitas, en el área de la playa de San Juan, la matrícula la tienen ya completa prácticamente con los niños que previamente se habían escolarizado allí este curso, por lo que han abierto incluso una lista de espera.

«Imagina los dos trabajando y los niños en casa», apunta Ana Gosálvez, una madre afectada. Los abuelos, personas de riesgo frente a la covid-19, no pueden hacerse cargo de los niños y su escuela infantil no abrirá este verano. «Avisaron de que volverían en septiembre y que ya se verían las condiciones, no sabemos si tendremos que cambiar de centro, pero de momento buscamos alternativas», comenta.

Estas otras medidas pasan, por ejemplo, por la posibilidad de contratar algún aupair y, al tiempo que aprendan inglés, se entretengan, o bien por apuntar a los nenes en escuelas de verano que se están organizando mediante grupos de ocio en algunas urbanizaciones como ayuda para los padres que no tenemos con quién dejar a nuestros hijos», abunda Ana.

El caso de Eva Montalbán es similar. Su escuela infantil no abre hasta que en septiembre saque a los trabajadores del ERTE y, tanto ella como su marido, necesitan ayuda con sus hijos este verano porque a excepción del periodo de vacaciones, ambos trabajan.

«La conciliación está más complicada que nunca», explica. «Otras familias tiran de los mayores, pero evitamos esa opción porque son grupo de riesgo y contratar a alguien es un gasto que no podemos asumir».

También Francisco Gómez abunda que en su caso tienen que renunciar o al sueldo o a las vacaciones, y que harán un gran esfuerzo económico porque, tanto ambos progenitores como los niños, tras un confinamiento tan prolongado, necesitan reanudar las actividades que les son propias. La seguridad de los centros infantiles la dan por hecho.

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