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CORONAVIRUS

Peral: «La donación de comida por parte de la hostelería nos ha permitido dar la cara»

50.000 personas dependen de la ayuda del Banco de Alimentos para comer en la provincia, cifra similar a los peores años de la crisis de 2008

Juan Vicente Peral, director del Banco de Alimentos de Alicante. RAFA ARJONES

Aún estaban tratando de apagar los rescoldos de la crisis de 2008, cuando la pandemia de coronavirus ha obligado a los voluntarios que atienden el Banco de Alimentos de Alicante a multiplicar sus esfuerzos para atender la emergencia social derivada de esta crisis sanitaria. Afortunadamente, en paralelo a la avalancha de peticiones de ayuda, la institución ha recibido todo un tsunami en forma de donaciones de comida por parte de bares, restaurantes y hoteles, que no han dudado en llevar hasta el Banco de Alimentos toda la comida que se quedó en sus neveras durante el estado de alarma.

La pandemia de coronavirus ha derivado en una crisis económica y social de primera magnitud. ¿Cómo están afrontando la situación desde el Banco de Alimentos de Alicante?

Con muchísimo trabajo y muchísima presión. Estamos prácticamente doblando la actividad respecto a antes de la pandemia. Gracias a que además del tsunami de demanda hay otro de donación, podemos dar la cara aunque con un cierto agotamiento, porque la gente está al límite de sus fuerzas. Es tremendo el ritmo de actividad que soportamos, pero estamos satisfechos de poder dar la cara.

«La gente está al límite de sus fuerzas. Es tremendo el ritmo de actividad que hemos soportado»

Semanas atrás alertaron de que la situación es comparable con los peores años de la crisis.

Sí, hay puntas superiores a la anterior crisis. Esperemos que la situación comience a ralentizarse y a ir descendiendo poco a poco.

El Banco de Alimentos reparte comida a través de diferentes asociaciones de beneficencia. ¿Qué les cuentan estas entidades?

Que hay mucha necesidad, que han aparecido muchas familias a pedir ayuda. Tras la anterior crisis la situación estaba controlada, con un descenso lento y continuo. Ahora da la sensación de que empezamos de nuevo como en la anterior crisis.

¿Están recibiendo una mayor aportación por parte de la Unión Europea para paliar esta crisis?

No, pero la donación privada es espectacular porque al haber fallado la hostelería y restauración, todos los proveedores de este sector están volcándose con nosotros porque las fechas corren y el estocaje se reduce a un ritmo diferente a lo que pensaban inicialmente.

«Aunque bares y restaurantes ya están abiertos, siguen mandado comida porque el nivel de consumo es discreto»

¿Siguen contando con estas ayudas a pesar de que bares y restaurantes ya están abiertos?

Sí, pese a que ya está todo abierto, el nivel de consumo es más discreto del que ellos pensaban inicialmente.

¿Cuándo está previsto que entre un nuevo envío de ayuda procedente de la Unión Europea?

Nos ha llegado ahora en el mes de junio, en la segunda quincena, la fase más pequeña de todo el ejercicio, aunque son 651.000 kilos. En septiembre entrará más de un millón de kilos, pero la donación privada nos ha hecho pasar este trance bien. En un trimestre hemos llegado a triplicar la donación privada que recibíamos antes de la pandemia. Ha sido espectacular y gracias a eso hemos dado la cara y hemos cumplido nuestros compromisos.

¿Cree que las administraciones han estado a la altura de la situación?

Sí, han estado a la altura, a la hora de pedirnos ayuda, pero al menos nos hemos coordinado y nos hemos ayudado.

«Estamos en niveles similares a los de la anterior crisis económica. Sólo espero que empiece a bajar ya»

¿Cree que arrancó tarde todo el engranaje para ayudar a las familias que con la cuarentena

El problema es que muchas entidades benéficas tienen voluntarios muy mayores y con esto de la pandemia les entró miedo y cerraron, pese a que tenían alimentos dentro. Era absurdo que los supermercados pudieran estar abiertos y ellos cerraran.

¿Cree que en los próximos meses irá reduciéndose la demanda de alimentos?

No lo sé, pero al menos espero que el suflé baje y que sea sostenible. Sí que es cierto que en los últimos días veo un poco de más calma. También contribuye el hecho de que haya alimentos disponibles y parece que eso calma el estado de animo. La necesidad es alta, pero el suministro es bueno y eso hace que el estado de nerviosismo baje.

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