«Habrá vacunas, en plural. Todo apunta a que tendremos no una sino varias, con niveles de efectividad distintos. Las primeras no tan buenas, porque así es como avanza la ciencia. Para que lleguen a los ciudadanos hay que pasar las tres fases de desarrollo clínico, producirlas y distribuirlas a los centros de salud. Me gustaría decir que será mañana pero la previsión más sensata es que tardarán varios años en implantarse a todos los niveles». Así respondió el científico Bernat Soria, catedrático de la Universidad Miguel Hernández de Elche y exministro de Sanidad, a la pregunta que todo el mundo se hace: el tiempo que tardará la vacuna contra el covid-19. El investigador protagonizó una didáctica charla sobre lo conocido y lo mucho que queda por saber de la enfermedad que ha cambiado nuestra forma de vida en el espacio de debate organizado por el diario INFORMACIÓN, la Universidad de Alicante, Bankia y la Confederación Empresarial de la Comunidad Valenciana (CEV), celebrado ayer en el restaurante El Maestral. Soria dijo que tendremos que convivir con el virus, que llega para quedarse, con subidas y bajadas.

Durante la epidemia asiática de SARS-1 en 2003, Soria trabajaba en el National University Hospital de Singapur. Allí observó en el trabajo de otro científico el fuerte infiltrado pulmonar de macrófagos linfocitos en las biopsias post mortem de algunos pacientes. «Cuando vi esto (el covid-19), pensé: es aquello. Era enero. Tenía una previsión distinta pero a la semana me di cuenta de que me había equivocado, que lo que ya estaba ocurriendo en Italia era distinto. Nos equivocamos todos», dijo durante la charla presentada por el decano de la Facultad de Ciencias de la Salud, José Antonio Hurtado, y el posterior coloquio moderado por el director del Club INFORMACIÓN, Toni Cabot.

Ni Google

El exministro y catedrático enfatizó que la gravedad de la infección por coronavirus SARS-CoV-2, que es la que ahora afecta al mundo, se le escapó hasta a Google, que detecta las epidemias de gripe dos semanas antes de que lleguen por las búsquedas que se producen de sintomatología como fiebre, dolor de garganta o articular, lo que previene a los centros para el control y prevención de enfermedades como el de Atlanta (EE UU).

A diferencia del SARS-1, en la infección por covid-19 se deprime el sistema inmunitario, caen los linfocitos (linfopenia) «y eso es grave», lo que, junto a otros daños, obliga al ingreso del paciente en cuidados intensivos. De una forma muy didáctica, Soria explicó que esta enfermedad, a diferencia del resfriado común, que afecta al tracto respiratorio superior, invade el inferior, «y los mocos, en lugar de estar en la nariz, están dentro de los pulmones y lapidan la función alveolar pulmonar».

Durante su charla «Terapias avanzadas y covid-19: ¿dónde estamos y qué podemos esperar?», Soria ofreció datos sobre los tratamientos de cura con células madre con los que trabaja tanto para combatir la infección como la inflamación que se genera en los pacientes. Se ha aplicado una terapia celular a 13 enfermos críticos intubados en ventilación mecánica con un uso compasivo, es decir, «cuando la ciencia médica no sabe qué hacer», que, en un estadio inicial, ha demostrado que reduce la mortalidad en un 70%. «A partir de ahí, hay que realizar un ensayo clínico en fase 2», con más pacientes, del que se esperan altos indicios de seguridad y eficacia.

Son los primeros resultados del proyecto BALMYS-19, co-liderado por el también investigador del Instituto de Investigación Sanitaria de Alicante (ISABIAL), y el profesor Damián García-Olmo de la Fundación Jiménez Díaz (Universidad Autónoma de Madrid). En el estudio participan varias universidades y seis hospitales españoles, y se ha publicado en la revista The Lancet EClinicalMedicine.

El científico también trabaja en una terapia aprobada por el comité ético del Hospital de la Paz (Madrid), junto al jefe del Servicio de Hemato-Oncología Pediatría, Antonio Pérez, consistente en una estrategia para intentar parar la infección en el paciente con una inyección de células. El objetivo es crear un banco de células que cubra al 90% de la población española. Es probable que los ensayos clínicos se realicen en hospitales «muy cualificados» de Latinoamérica, desde donde Soria afirma que está recibiendo solicitudes.

A la posibilidad de utilizar células de donante sano, que no haya pasado el virus, se unen tratamientos antiinflamatorios. Soria señaló que tanto el Hospital de Sant Joan como el Doctor Peset de València tienen un desarrollo aún no publicado. En la siguiente etapa, la de producción, entra el precio del medicamento. Soria se refirió al «Remdesivir»: «cuesta 2.000 euros y disminuye la estancia en cuidados intensivos cuatro días. ¿Cuánto cuesta la estancia en UCI? Mucho más. Las terapias avanzadas son caras pero coste-efectivas», señaló en referencia a la necesaria inversión privada. Sostiene que el covid y otras patologías se pueden tratar con medicamentos celulares, «hay que saltar de la etapa investigadora a la industrial y producirlos bien».

El ministro que fue (llevó la cartera de Sanidad entre 2007 y 2009 cuando era presidente Rodríguez Zapatero) aconsejó ayer a los gobernantes actuales dotar a España de su propia fábrica de vacunas destinadas a humanos para no depender tanto de Europa. Como ejemplo puso que, al principio de la pandemia, España no tenía mascarillas, algo muy sencillo de confeccionar para un país que es capaz de fabricar aviones. «Tenemos que confiar más en nosotros mismos y los académicos tenemos mucho que decir. Aquí en la Universidad de Alicante hay gente muy buena en síntesis química».

En cuanto a los rebrotes en pleno verano y a lo que puede ocurrir en otoño, el científico no cree que se produzca otro confinamiento aunque dependerá de la evolución «semana a semana» y de la disciplina de la sociedad. Considera que con buenos rastreadores, una epidemiología eficiente y una atención primaria atenta se pueden detectar los focos y controlar. «El primero llegó y estábamos en el pico de la pandemia, con días de 1.000 muertos, un aumento exponencial y rapidísimo. Eso obligó a tomar medidas muy severas. Creo, entre comillas, que no va a volver un confinamiento». Por ello, recomienda y practica el uso de la mascarilla en el marco de «un gran experimento sociológico». «Solo si cumplimos las pautas veremos si vamos o no por el buen camino».

En cuanto a la actividad económica, piensa que todo lo que se haga para que la sociedad no sea pobre es positivo para la salud, por lo que defendió la sanidad universal y la vacuna, cuando exista, para todos los individuos sin excepción, apuntó aludiendo a la inmigración, «porque el covid ha demostrado que la especie humana actúa como un gran organismo».

El científico recalcó que tenemos que acostumbrarnos a otro modo de vida, a un mundo en el que ciertas actividades económicas, como el sector de la salud, tendrán más futuro que otras, en el que las fábricas seguirán trabajando pero difícilmente las discotecas por culpa de una enfermedad que cambia las relaciones personales y sexuales. Soria cree que el Gobierno actuó correctamente porque los resultados a la hora de detener la pandemia han sido similares a los de países que tomaron medidas parecidas.

«Las teorías conspiratorias sirven para las películas. Lo más probable fue un salto de animal a humano»

El catedrático de la Universidad Miguel Hernández afirma que el ácido nucleico del virus recoge trazas de los huéspedes

Bernat Soria conoce los mercados de China y del sudeste asiático en general, donde se venden animales vivos. Preguntado sobre el origen de la pandemia, afirmó desconocerlo pero apuntó como lo más probable el alto grado de hacinamiento en estos lugares que facilita la transmisión de animal a humano o el salto entre especies, multiplicándose la agresividad de los virus.

El científico se desvía de las teorías conspiratorias, que «al final, no resultan ciertas. Sirven para las películas o las novelas, pero lo más probable es que haya sido un salto de animal a humano, posiblemente de murciélago a un huésped intermedio (porcino) y luego a la especie humana». Según dijo ayer en el Foro Alicante, el ácido nucleico de este virus demuestra esta teoría porque recoge trazos de los huéspedes.

En este sentido, recordó que la evolución de las especies está ligada a retrovirus que saltan de las especies y que mutan, y que todos tenemos fragmentos de ellos, a través del ADN, de antepasados que vivieron hace siglos.

Mucha información se extrae de las autopsias forenses y clínicas. Aunque en los momentos de saturación de la pandemia no se podían practicar muchas en un momento en el que el sistema «hizo mucho más de lo exigible», ahora se están realizando más autopsias y biopsias post mortem que facilitan gran cantidad de datos para investigar tratamientos. Como ejemplo, la gran cantidad de trombos que genera un paciente de covid-19.

De cara al futuro, el exministro considera que la gente tiene derecho a saber qué está ocurriendo y qué puede ocurrir. Su reconocimiento fue para los profesionales sanitarios, que se dejaron la piel.