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El botellón toma las calas

Los grupos de jóvenes se reúnen en los espacios más recónditos de la costa de la provincia para evitar los controles policiales

Agentes de la Policía Local de Alicante durante una de las intervenciones contra el botellón los fines de semana de este verano en las calas. INFORMACIÓN

Las calas se han convertido este atípico verano del covid-19 en paraísos del botellón, sobre todo los fines de semana, donde los jóvenes se refugian para evitar los controles policiales. Sin embargo, las quejas vecinales por el ruido y la música, y por el estado en que dejan estos parajes, llenos de vasos y botellas, ha llevado a la mayoría de ayuntamientos a redoblar la presión policial, con sanciones. Solo Alicante ha interpuesto más de 330 multas por hacer botellón y no llevar mascarillas, mientras otros municipios directamente cierran sus calas -y también las playas- de noche para evitar aglomeraciones que puedan ser foco de contagio de la infección.

Pero a los jóvenes las calas les atraen de noche, y de día. «Personalmente las calas me gustan porque hay mucha menos gente y puedes beber, fumar, gritar y poner música con mayor libertad», afirma Juan José Alonso, un joven de 22 años que este verano prefiere ir a bañarse a las calas de la provincia, en detrimento de las playas. Sus amigos le secundan: «vamos porque están de moda. A raíz del covid nos permiten estar más alejados del resto de la gente y de lo típico, que es ir a la playa con todo el mundo. Preferimos buscar algo como las calas donde podemos pasar el día sin preocupaciones y hacer lo que queramos».

Esto sucede a lo largo de la provincia, donde las playas están muy vigiladas este verano por las policías locales y los efectivos de Platges Segures de la Generalitat para que se mantengan las distancias entre grupos y reducir el riesgo de contagios de coronavirus.

En Alicante es tal la afluencia a las calas Cantalar y Palmera que en algunas calles del Cabo de las Huertas se ha incrementado enormemente el tránsito de vehículos desde el mes de junio. Los vecinos ven llegar a diario a los jóvenes en coches y motos, y descargar sus neveras, sombrillas, mesas y sillas para pasar el día; y cuando oscurece, los viernes y sábados, las molestias se agudizan con el botellón.

Residentes en la zona llaman a la Policía para denunciar el ruido y la música que molesta a las personas mayores y familias, y quejarse también de la presencia de las aglomeraciones de jóvenes que no temen al covid. Se da la circunstancia de que hay una calle, la Tintorera, que se colapsa con los jóvenes que llegan hasta allí siguiendo las indicaciones de los mapas de internet donde aparece como acceso a las calas. Los vecinos insisten en que a cala Cantalar se entra por la avenida Costablanca y a la cala Palmera hay que bajar por las rocas. «Arrancan las motos y los coches, y hacen mucho ruido. Llegan a toda velocidad, no se puede vivir», se quejan residentes que eligieron la zona del Cabo por su tranquilidad.

La presión policial contra el botellón nocturno ha dado como fruto más de 330 sanciones a jóvenes por consumir alcohol en este paraje y no llevar mascarilla en lo que va de verano, de las que un centenar se impusieron en un solo fin de semana. La Concejalía de Seguridad del Ayuntamiento de Alicante explica que la presión da sus frutos y empiezan a bajar los grupos que buscan esas calas para hacer botellón después de intensificar el operativo, que detectó también tenencia y consumo de drogas. Las intervenciones policiales se dirigen, asimismo, a mantener la limpieza en las calas dado que las pandillas abandonan vasos y botellas. Se indica la prohibición de tener música y se invita a modular el volumen de las conversaciones para no molestar al vecindario. En materia de tráfico, los agentes instan a mantener libres de vehículos estacionados las zonas peatonales que están más próximas a las calas.

El concejal de Seguridad de Alicante, José Ramón González, mostró ayer su preocupación por los rebrotes con un mensaje directo a los jóvenes: «no sois inmunes al covid, ser joven también significa ser responsable. Creemos en vosotros y necesitamos ahora más que nunca vuestro compromiso para frenar al virus. Tenéis que cumplir las distancias sociales y el uso de la mascarilla de forma obligatoria para evitar contagios».

En Alicante las playas y calas permanecen abiertas por la noche, contrariamente a lo que sucede en Benidorm. El cierre de playas y calas a las 21 horas dentro de las medidas relacionadas con la prevención del coronavirus, bajo pena de sanción de 600 euros por desobediencia, disuade a muchos jóvenes de esta práctica. El concejal de Seguridad Ciudadana, Lorenzo Martínez, reconoce que sí se han detectado reuniones «muy aisladas» de ocho o diez personas bebiendo en la calle en zonas como el Castell, el polideportivo o el Puerto, reforzándose la vigilancia. La Policía de la Vila controla que los jóvenes no hagan botellón en las playas, y estos ahora buscan los parques.

En Orihuela Costa, la Policía vigila las calas y arenales para evitar que se concentren grupos de jóvenes para hacer botellón. El concejal de Seguridad, Ramón López, habla de «tranquilidad» aunque apunta que los agentes sí han acudido a disolver algunas concentraciones de jóvenes bebiendo en las calles, que se ha disuelto con un apercibimiento.

En Torrevieja una patrulla controla que se cumplan las medidas de seguridad e higiene y que nadie se quede en las playas por las noches. El edil responsable de Seguridad, Federico Alarcón, reconoce que en algunas zonas, como en el Puerto, sí se ven grupos de jóvenes que acuden a beber alcohol y escuchar música, sin utilizar las mascarillas.

Por su parte, el municipio de Pilar de la Horadada aprobó ayer prohibir el acceso y la estancia en sus playas hoy y mañana, coincidiendo con el inicio del fin de semana festivo de la Asunción, entre las 21 horas y las 7 de la mañana, «para minimizar entre todos la expansión del covid-19», siguiendo las recomendaciones de la Conselleria de Sanidad Universal.

Desalojada otra discoteca por bailar sin distancia

En los dos meses que han transcurrido desde que finalizó el estado de alarma, la Policía Local de Alicante ha interpuesto 2.254 denuncias por desobediencia en el cumplimiento de las medidas sanitarias contra el covid-19 a particulares, durante la vigilancia en las zonas turísticas y en la prevención de aglomeraciones, en parques, calas y en las zonas comerciales. También han denunciado a 191 establecimientos de hostelería por incumplir aforos y no garantizar los distanciamientos sociales, según informa el Ayuntamiento. Asimismo, han desalojado siete locales de ocio y discotecas, la última la madrugada de ayer en el Puerto con 40 personas bailando sin distancias ni mascarillas. Por este último concepto se ha sancionado a 170 personas.

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