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La electricidad de fuentes renovables se hace con cerca del 10% del mercado alicantino

Cooperativas y empresas que venden energía fotovoltaica, eólica e hidroeléctrica suman 96.000 contratos en 2019, el 6,6% del total de la provincia

Un técnico camina en una instalación fotovoltaica de la cooperativa San Fco. de Asís de Crevillent. a. amorós

El 6,6% de los consumidores de electricidad de la provincia no contamina el planeta cuando ve la tele, teletrabaja o pone el aire acondicionado. Las 21 comercializadoras de electricidad que suministran a estos 96.000 clientes tienen garantía de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) de que la energía que vendieron en 2019 era de origen 100% renovable.

Si a este grupo se añaden los 33.264 contratos que retienen otras seis compañías que, además de fotovoltaica, eólica, termosolar e hidráulica, venden energía producida por cogeneración de alta eficiencia, los consumidores de los tipos de energía con menos impacto ascienden hasta 122.437. En ese caso, la electricidad «sostenible» representa ya el 8,8% del mercado provincial, formado por 1.463.734 puntos de suministro en total.

La conclusión se extrae de cruzar los contratos que tiene cada comercializadora en la provincia con la estadística de empresas con origen certificado de la energía, dos informaciones elaboradas por la CNMC para 2019.

Luz verde

Detrás de cada enchufe comienza una compleja red de tendidos y subestaciones que desembocan en plantas de generación de electricidad. La mayoría de ellas funciona con algún tipo de combustible que tiene impacto en la naturaleza, ya sea a través de la extracción de materias primas o la emisión de gases de efecto invernadero que calientan la atmósfera. Sin embargo, cada año crece el número de instalaciones y parques que transforman el viento, la luz solar, la fuerza del agua y otras fuentes naturales e inagotables en electricidad que se vierte a esa gran piscina que es el sistema eléctrico peninsular. De ellas proviene la energía que consume ese, pequeño pero creciente, porcentaje de hogares, edificios públicos e industrias de la provincia que ha elegido tener luz verde.

Cuando se liberalizó el mercado eléctrico español en 1997, el negocio fue dividido en tres verticales con distinto nivel de barreras de entrada para nuevos actores. Estas fases son la generación o producción de energía, que precisa de instalaciones; la distribución, a través de tendidos, y la comercialización, la etapa más sencilla al requerir menor inversión.

Desde hace unos diez años y dadas la lentitud del Gobierno para transicionar hacia un nuevo modelo energético y la aparición de actores pequeños e independientes en los tres mercados de la electricidad, han surgido decenas de compañías que ofrecen a sus clientes energía obtenida exclusivamente de fuentes renovables.

Como se ha dicho, y según la información facilitada por la CNMC, 21 de ellas operan en la provincia con un rango de clientes que va desde los 36.000 de Feníe Energía hasta los poco más de mil de Escandinava de Electricidad. Todas ellas recibieron el año pasado un certificado de este organismo que garantiza que el sistema operado por Red Eléctrica Española ingresó un número de kilovatios de fuentes renovables igual que el que las comercializadoras facturaron a sus clientes. Este mecanismo se conoce como garantías de origen (GdOs) y acredita que una cantidad de electricidad ha sido generada por fuentes renovables o de cogeneración de alta eficiencia en cualquier punto del país.

En esta diversidad que ha adquirido el sector en España conviven gigantes como Iberdrola o Endesa, presentes en todas las fases del mercado; comercializadoras a gran escala y de pequeño tamaño, como Feníe y Cox Energy y también un buen número de cooperativas, algunas de nueva creación y otras centenarias.

En esta última categoría tiene mucho peso la Comunidad Valenciana, donde se localizan la mayor parte de estas entidades. En la provincia existen seis cooperativas que distribuyen, venden y en algunos casos generan electricidad y que han renunciado a suministrar energía cuyo origen no sea 100% libre de emisiones de dióxido de carbono.

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