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Castro Toledo: «Existe una percepción bajísima del riesgo de contagio pese a los datos»

El investigador Javier Castro, en su despacho de Plus Ethics en el Parque Científico de la UMH. ANTONIO AMORÓS

P ¿Por qué ahora es un buen momento para la Filosofía?

R Esa pregunta es muy pertinente porque ahora es el momento, como se ha demostrado en otro tipo de crisis, también de la Filosofía. Porque viene a incomodar, a llamar la atención sobre los detalles, a responder las cuestiones más profundas sobre los temas que más afectan. Tener ahora una actitud filosófica, crítica y racional puede ayudar mucho a afrontar determinados problemas o directamente a buscar cuáles son las preguntas más adecuadas. La buena Filosofía siempre viene a incomodar y más que responder plantea las cuestiones adecuadas.

P ¿Y nos estamos planteando las preguntas adecuadas en este momento?

R Está claro que el covid lo que ha puesto de manifiesto es que todavía no somos una sociedad madura, seguimos siendo irresponsables para determinadas cuestiones colectivas. Para algunas cuestiones técnicas, como cooperación internacional, diálogo, etcétera, supongo que sí nos estaremos haciendo las preguntas adecuadas. Pero a nivel individual creo que no.

P ¿Qué explicación tiene que la gente se salte las normas? ¿Es una cuestión de falta de formación, educación, solidaridad, irresponsabilidad...?

R El tema del incumplimiento de las normas es una línea de investigación de Crímina. Lo que hemos acabado viendo, y ya existen evidencias científicas sobre el covid, es que las sanciones influyen. Hay mucha desafección por las normas, en un sentido de que no se conocen bien cuál es la norma que está vigente hoy. Hay confusión. La gente no tiene muy claro qué se puede hacer y qué no. El incumplimiento se ha convertido en una especie de día a día. Existe una percepción bajísima del riesgo de contagio pese a que los datos indican lo contrario. La gente lleva a cabo conductas totalmente inapropiadas o desajustadas con respecto al nivel de riesgo. Si se tratase de un problema de educación tendríamos un problema, porque no podríamos resolverlo hasta la próxima generación.

P Como filósofo ¿cómo está leyendo el presente?

R Para cualquiera que ahora mismo esté atento a los cambios es un momento muy interesante para el análisis. Me interesa cómo enlazamos la responsabilidad individual con el sentimiento de comunidad, cómo es nuestra percepción y responsabilidad en la salud pública de todos nosotros. Qué tipo de reputación queremos tener como una sociedad responsable, y lo que estamos viendo es que España está en una lista negra de reputación. Ha habido una mala gestión tanto individual como colectiva y eso va a afectar a la reputación de España como destino turístico, cuando debería ser lo primero que deberíamos cuidar por nuestra economía. Estamos destrozando la reputación de España en ese sentido.

P ¿Qué sensaciones tiene de cara a cómo va a ser este curso?

R Desde el punto de vista de la universidad es verdad que cada vez está más adaptada al ámbito online. No creo que vaya a existir un impacto tan grande comparado con institutos y colegios. En los campus las aulas también son más grandes. Y también dependerá de las carreras, no es lo mismo Química, que necesitas hacer prácticas en un laboratorio, que Derecho. Un rango de edad diferente y un modelo pedagógico distinto se dan en colegios e institutos, por lo que los alumnos precisan de unas atenciones y rutinas diferentes. La densidad es mayor en estos centros y hay preocupación. Pero la sensación de inseguridad deriva también del desconocimiento por la falta de información y porque la impresión en Primaria y Secundaria es que se afronta con un mayor nivel de improvisación.

P ¿Hay que reivindicar ahora más que nunca la figura del filósofo?

R Salió una noticia señalando que las dos profesiones con más éxito en esta década iban a ser primero matemáticos y luego filósofos. De hecho, Google fue pionera a la hora de introducir filósofos en su plantilla para todo lo que tiene que ver con el desarrollo de programas de pensamiento crítico. Es decir, les interesa que los trabajadores no solo sean creativos y capaces de realizar su trabajo, sino también que tengan un enfoque crítico de lo que están haciendo, que entiendan las consecuencias, implicaciones y el impacto que puede generar su tarea. Se está sacando la Filosofía de las universidades y se están empezando a dar cuenta de la gran utilidad que siempre ha tenido pero con un olvido durante un tiempo. Se está volviendo a recuperar la idea de que la Filosofía le da un valor añadido importante a cualquier tarea.

P Ha publicado su primer libro: Sociedad Tecnológica y miedo al crimen

R La tesis se enmarca dentro del concepto del miedo al crimen o de seguridad subjetiva, la percepción de la seguridad, que es por decirlo de algún modo como la cara B de la Criminología. La Criminología, más allá de establecer su interés acerca de datos de la delincuencia objetiva, también le interesa saber cómo impacta emocionalmente la delincuencia en la vida de la gente. Lo que se plantea es cómo podemos introducir los nuevos contextos tecnológicos, es decir, lo que tiene que ver con redes sociales, las herramientas de realidad virtual...

P Fernando Miró, el director del Centro Crímina, y usted han puesto en marcha Plus Ethics...

R Plus Ethics nace como una spin-off del Centro Crímina, un centro multidisciplinar que nos ha permitido abrir líneas que en principio no teníamos pensando abrir. Esta empresa nace como necesidad del nuevo contexto de introducir mayor reflexión ética en torno a los proyectos de investigación. Es decir, no vale todo para conseguir conocimiento científico, no todo es válido para conseguir desarrollos tecnológicos. El desarrollo tecnológico además de ser útil debe ser responsable. Plus Ethics nace con la misión de ofrecer este tipo de controles, de reflexión, de elementos críticos para que cualquier desarrollo tecnológico-científico además incluya un elemento de responsabilidad que legitime mucho más el alcance del proyecto.

P ¿Por qué un filósofo en el Centro Crímina?

R La pregunta es por qué no podría haber un filósofo en Crímina. En lo que trabajamos es en el análisis y la prevención de la delincuencia. Precisamente un ámbito desde el que se ha reflexionado sobre cuestiones de conductas desviadas de manera tradicional, especialmente desde la perspectiva de la ética y de la filosofía moral ha sido la misma Filosofía. Entonces, cuando trabajamos sobre cuestiones delincuenciales trabajamos desde una perspectiva tanto empírica como normativa, y de ahí el interés de incluir, por qué no, un filósofo en Crímina.

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