En plena escalada de nuevos brotes, la detección precoz se ha convertido en uno de los pilares de las estrategia para romper las cadenas de transmisión de la covid, junto al rastreo de los contactos sociales y el aislamiento inmediato. El último informe epidemiológico del Instituto de Salud Carlos III, sin embargo, sitúa a la Comunitat Valenciana, Aragón y la ciudad autónoma de Melilla como los únicos territorios que tardan una mediana de cuatro días en diagnosticar vía PCR los positivos desde que comienzan a manifestar la presencia de los primeros síntomas compatibles con la enfermedad. Eso significa que, en el 50% de los casos, el diagnóstico en estas comunidades se demora 96 horas o más.

Tan solo Galicia, Cantabria, Extremadura, Navarra y Andalucía cumplen con la recomendación del Ministerio de Sanidad de identificar la enfermedad en un tiempo máximo de 48 horas, mientras que las 11 autonomías restantes consigue hacerlo cumpliendo con el margen considerado aceptable por los expertos, de 72 horas.

Tres días es la mediana computada en el conjunto de España y la que se venía contabilizando en suelo valenciano en las últimas semanas. Hasta ahora. La última foto fija ofrecida por el Carlos III a fecha de 20 de agosto refleja un repunte en el periodo de espera para conocer los resultados de las pruebas­­. Hasta hace una semana, la horquilla del tiempo transcurrido entre la aparición de síntomas y la detección precoz se movía entre un mínimo habitual de 2 días y un máximo de 5. Ahora ese intervalo se ha visto alargado por la parte de arriba, hasta los 6 días de retraso. Solo Murcia, Melilla y Aragón -con un importante foco de transmisión- igualan o superan ese techo. Eso implica que aproximadamente un cuarto de los 4.211 casos con síntomas registrados desde el 10 de mayo ha tardado dos o menos días en diagnosticarse, mientras que otro cuarto se demora entre 2 y 4 días y otro 25% lo hace entre 4 y 6 días. La fórmula de la mediana, que representa el valor central de una serie de números, se utiliza para evitar distorsiones a la hora de comparar estadísticas por la presencia de algún valor muy extremo en la recogida de datos.

La valenciana es la única comunidad que ha empeorado en sus tiempos de diagnóstico en la última semana. La capacidad de detección rápida es fundamental en el rastreo de casos, que puede intensificarse una vez existe la confirmación de una PCR positiva. Hasta entonces, de todas maneras, el sospechoso debe aislarse en su domicilio y se efectúa un seguimiento de sus contactos estrechos. Pero cada minuto que pasa es importante y cuanto antes se confirme el contagio más efectivo puede ser el control de la enfermedad, puesto que es entonces cuando se empieza a practicar el rastreo amplio de contactos para reducir el foco de transmisión.

Aunque lo normal en otras autonomías es que el cuello de botella con los diagnósticos se produzca en la atención primaria -encargada de atender a los sospechosos y ordenar la PCR-, la C. Valenciana está por debajo de la mediana española en el tiempo transcurrido desde que el paciente nota los síntomas hasta que pasa por la consulta médica: suele transcurrir un día (con una horquilla habitual de entre 0 y 72 hroas), mientras que a nivel estatal se tardan dos (con un intervalo de 1 a 4 días). El retraso no está tanto en la comunicación por parte del enfermo como en el tiempo hasta que se le somete a la PCR. La valenciana se mantiene como la quinta región con una tasa más baja de pruebas por habitante, según las últimas cifras conocidas esta semana.

Aislamiento inmediato

El aislamiento también es inmediato en la Comunitat Valenciana cuando se presentan síntomas: suele pasar un día entre un evento y otro (con una horquilla de 0 a 3). Entre la consulta y el diagnóstico suelen pasar dos días (de 1 a 3), en la línea del promedio autonómico.