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Primera toma de temperatura en las aulas

Las escuelas infantiles superan la vuelta a clase que «examina» la semana próxima a los colegios - Patio por turnos y grupos burbuja de 0 a 3 años

Geles hidroalcohólicos y alfombrillas desinfectantes recibieron ayer a los más pequeños en las escuelas infantiles, que también tomaron la temperatura a la entrada. ALEX DOMÍNGUEZ

Tomas de temperatura, aulas burbuja, patios por turnos y comida en las aulas. Las escuelas infantiles se convirtieron ayer en la punta de lanza de la vuelta a clase y primer banco de pruebas, superadas, de un curso marcado por las nuevas medidas sanitarias contra el coronavirus.

La tensión inicial, irremediable ante la situación tan dispar con la que se han encontrado los padres respecto a la de otros años, asegura el director que se ha diluido en pocos minutos, los que han bastado hasta comprobar que ninguno entre el centenar de niños que han accedido a este centro tenía décimas de fiebre.

«Las familias estaban avisadas. Debían comprobar de antemano que su hijo o hija no tenía fiebre, porque si aparece aquí la temperatura debían quedarse con el niño», explicita el director. Uno a uno, de la manita de su familiar los más pequeños, se han plantado ante el «termómetro-pistola» y tras pasar los pies por la alfombrilla desinfectante, han entrado sin sus papás.

Ha sido lo más complicado. «Igual que los hemos separado en aulas burbuja, lo hemos hecho para acceder, porque disponemos de dos entradas y de los 148 alumnos que podemos admitir han venido poco más de un centenar».

La cifra coincide con el tercio de familias que ha renunciado a la matrícula este año. De ahí la demanda de la asociación provincial de las escuelas infantiles, Acade, a Educación para que abra un nuevo plazo de matrícula y puedan aprovecharse los puestos que hay vacantes, uno de cada tres. Confían en que el secretario autonómico, Miguel Soler, les reciba y atienda una petición que resolvería la situación de familias que no apuntaron a sus hijos en julio porque estaban en ERTE o tenían prevención ante el coronavirus.

«Los más mayorcitos, de 2 a 3 años, han llegado con la sonrisa de oreja a oreja. Sabían que iban a ver a sus amiguitos o reconocían a las maestras y parecían decir «ya estoy en mi cole». Los pequeños, por contra, han dado muestras de apego con el familiar y se resistían en un primer momento a abandonar sus brazos, entre sollozos. «Todos han mantenido la distancia de seguridad para entrar y las familias han tratado de dar seguridad a sus niños hasta dejarlos a la puerta. Este año no entra nadie», señala tajante el director.

Para hacerlo más fácil al papá o la mamá se les decía que se podían ir a trabajar y al pequeño que podía entrar en la escuela. «El protocolo de actuación es muy claro y ya advertimos a los padres de que debían tener paciencia hasta que nos acostumbremos todos, porque si alguno de los niños necesita cinco minutos para entrar, habrá que esperar».

A su vez pedagogo, Ramiro López lamenta que la enseñanza de los 0 a los 3 años de edad todavía a nivel social siga en el «debe» de la educación. «Le interesa al niño, para conocer ambientes distintos al de la familia y desde el punto de vista pedagógico, obtener horas de estimulación, tan necesarias cuanto más pequeños son. Sin embargo se sigue pensando que da penita dejar al bebé cuando las escuelas infantiles somos educación», explica, enamorado de su profesión. El comedor se ha cerrado y los pequeños comen y duermen en el aula en grupos estables, sin mezclarse ni para salir al patio. Todo contra el virus.

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