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Una familia lleva 20 días confinada en Finestrat sin saber si tiene covid por el retraso de las PCR

La madre, cuya prueba fue positiva, permanece encerrada en una habitación sin contacto con ningún otro miembro de la casa desde el 18 de agosto. Su marido y los tres hijos, menores de edad, se sometieron al test diez días después y siguen esperando los resultados

Los enfermos de covid-19 deben permanecer aislados en una habitación y sin contacto con su familia.

Veinte días encerrados en casa sin saber si tienen la covid-19. El retraso que acumulan en la provincia las pruebas PCR, las más fiables para detectar si una persona está contagiada por el nuevo coronavirus, mantiene a una familia confinada en su domicilio de Finestrat desde hace veinte días a la espera de que les comuniquen los resultados de la prueba. Sólo saben que uno de sus miembros, la madre, sí que ha contraído la enfermedad. El resto de los componentes del hogar, el padre y tres hijos menores de edad, siguen sin haber recibido todavía respuesta por parte de Sanidad acerca de los tests a los que fueron sometidos el 28 de agosto, una demora que el cabeza de familia considera «inaceptable» y que les está causando serios perjuicios a nivel físico, laboral y emocional.

El calvario de esta familia se inició el martes, 18 de agosto, cuando la mujer comenzó a notar síntomas compatibles con los de la covid-19. Al día siguiente, al no encontrar mejoría, se comunicaron con el teléfono 900-300-555, el número habilitado por la Generalitat Valenciana para informar acerca de esta enfermedad, y les trasladaron que toda la unidad familiar debía permanecer en el hogar y que ella tenía que acudir un día después a su centro de salud, en Benidorm, para realizarle una prueba PCR. Así lo hizo. Cinco días más tarde, el martes, 25, le confirmaron lo que todos temían: positivo en SARS-CoV 2. Y, a partir de ahí, una nueva odisea para saber si este virus también podría haberse cebado con algún otro miembro de la familia.

Tres días después, el viernes, 28 de agosto, fueron citados para hacerles a ellos los tests al convivir con una persona contagiada. Inicialmente les comunicaron que tenían que acudir en días distintos por tener asignados médicos diferentes, aunque el hecho de ser familia numerosa y las complicaciones para trasladar en varios días a todos sus miembros llevaron a los médicos del centro de salud de Tomás Ortuño de Benidorm, donde tienen sus cartillas sanitarias, a unificar la cita y realizarles las PCR a todos a la vez. A fecha de hoy, diez días más tarde, siguen sin conocer el resultado.

¿Cómo han vivido todo este tiempo? «Ella está en una habitación sin contacto con ninguno de nosotros desde el primer día, ha tenido síntomas, pero no de gravedad», explica Jorge M., que relata que, desde que comenzaron su particular cuarentena, él también notó cómo en los primeros días «perdía el olfato y el gusto, pero nada más». Los niños, de 6, 14 y 17 años, están los tres asintomáticos, algo que tampoco les tranquiliza del todo debido a que la enfermedad en los niños suele cursar leve o sin mostrar síntomas. «Podíamos estar todos contagiados o ninguno, pero esta incertidumbre de no saberlo se nos está haciendo insoportable», relata el afectado.

Temen tener que repetir el test

Además de la intranquilidad, este aislamiento está dejándoles otras secuelas. La única comunicación que tienen con la madre es a través de un balcón de la casa, ubicada en una urbanización de Finestrat. Le dejan la comida y otras cosas que necesita en la puerta del cuarto en el que está aislada, de modo que el contacto es prácticamente inexistente. Y, cuando recogen algo, lo hacen con sumo cuidado para minimizar los riesgos de transmisión.

Jorge es camarero y lleva desde el 19 de agosto sin poder acudir a su puesto de trabajo. Consiguió que le dieran la baja laboral, aunque es consciente de que «no toda la gente que está en nuestra misma situación, que es mucha, lo ha logrado». Y los niños tampoco podrán empezar a ir al colegio y al instituto a partir del lunes, como sí harán sus amigos y compañeros de clase.

Para la compra, hacen pedidos online o por teléfono y avisan al repartidor de que deje las bolsas en la puerta, mientras que la suegra de Jorge también les lleva algunos productos frescos y repite esta misma operación. «Si supiéramos que los niños están bien, se habrían podido ir con ella o con algún otro familiar para no estar expuestos a un posible contagio en casa, pero no podemos arriesgarnos a que ellos también tengan el coronavirus y puedan pegárselo a alguien», lamenta.

Ahora, lo que temen es que tengan que volverse a someter a otra PCR y volver a esperar más tiempo para poner fin a su aislamiento. A la madre se la hicieron de nuevo el pasado lunes, pero, claro, tampoco saben el resultado. «Y si nosotros llevamos diez días desde que nos la hicieron y seguimos todos en casa con mi mujer, que sí que lo tiene, quién sabe si el resultado es fiable o si nos lo tendrán que repetir para saber si nos hemos podido contagiar en todo este tiempo», se pregunta Jorge.

La familia afirma haber interpuesto una queja en el teléfono 900 de la Generalitat: «Una prueba que tienen que darte en 48 o 72 horas no puede tardar diez días porque un hospital esté colapsado, no es de recibo», mantiene, a la vez que urge a Sanidad a poner en marcha la máquina que se va a incorporar al Hospital de la Marina Baixa para agilizar las PCR: «Hay mucha gente esperando, esto no puede ser».

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