"Mientras esté el bicho los padres no vamos a estar tranquilos a la hora de dejar a los niños en el colegio", afirma Óscar Buendía, padre que a las 8.50 horas ya estaba a las puertas del colegio Enric Valor de Alicante con su hijo de la mano, que esta mañana ha comenzado su andadura escolar con la mascarilla puesta y muchas ganas de ver a sus compañeros y a su nueva profesora en segundo de Primaria. "Creo que todos estamos con cierta intranquilidad, pero es que no queda otra, mi mujer y yo trabajamos y el niño tiene que venir al colegio", añade este padre.

La sensación generalizada a las puertas del centro escolar coincidían. "La vida tiene que seguir, no podemos tener a los niños encerrados en casa porque tampoco es bueno para ellos. Yo espero que vaya bien, se han tomado todas las medidas de seguridad y a los padres nos han informado de todo mediante circulares, aunque un poco de miedo es normal que tengamos", explicaba Esther Gil, con una hija en el mismo curso.

En el Enric Valor hoy empezaban los alumnos de primero y segundo de Primaria y los de Infantil de 4 años. Mañana lo harán los de quinto y sexto de Primaria y los de 5 años de Infantil. Y el miércoles llegarán los de tercero y cuarto y los de Infantil de 3 años que irán incorporándose de cinco en cinco.

La entrada la han realizado por dos puertas diferentes, que serán tres cuando acudan al centro el resto de cursos. Una vez dentro, en el patio, se iban organizando los grupos "burbuja" para que ya entraran juntos al aula con su profesor. En fila, con sus mochilas a la espalda y la mascarilla bien colocada, los pequeños han atendido a las indicaciones sin problema, se han despedido de sus padres que aguardaban al otro lado de la reja y han entrado en el edificio camino de sus clases.

"Los niños enseguida asumen las normas. Estos primeros días además vamos a recordarles todas las nuevas medidas en clase y van a recorrer con sus tutores los itinerarios para saber por dónde tienen que ir al cuarto de baño y las direcciones de los pasillos", indicaba el director Miguel Andreu, mientras supervisaba la entrada al centro.

Los niños se han puesto gel hidroalcohólico y se les ha tomado la temperatura antes de entrar al aula Pilar Cortés

El curso del covid ha cambiado la fisonomía de los colegios, con flechas por todos lados, comedor separado en dos y con mamparas, y sin dibujos ni cartulinas que adornen los pasillos. Tampoco habrá pelotas en el patio para los de tercero de Primaria en adelante porque sólo podrán compartir material los miembros de los grupos "burbuja" pero el equipo docente espera ir supliendo esas carencias con juegos alternativos en los cinco espacios diferentes delimitados para el recreo.

"Al menos de momento empiezan. A ver si tenemos suerte y no nos los vuelven a mandar a casa porque haya algún brote como ha pasado en otros países y seguro que pasa aquí", esperaba otro padre, Alberto Acedo. "De momento, el primer día estamos un poco a la expectativa, pero mentalizados de lo que puede pasar", comentaba.

"En caso de que se produzca algún caso positivo de coronavirus se aplicarán los protocolos, avisaremos a los padres y al centro de salud. Y seguiremos todas las indicaciones sanitarias", avanza Andreu. "Llevamos desde julio organizando todo en contacto con el secretario autonómico. Por nuestra parte el colegio va a estar lo más seguro posible", asegura el director, aunque admite que tras 43 años de docencia y otras tantas vueltas al cole a sus espaldas, este curso "es diferente".