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Desconectados del teletrabajo por falta de cobertura

La deficiente conexión a internet de muchas pequeñas localidades limita las posibilidades de trabajar a distancia y hace que sean menos atractivas para instalarse pese al tirón que están teniendo los pueblos por la pandemia

Panorámica de Benillup, en la comarca de El Comtat, una de las localidades de la provincia a donde no llega la banda ancha de internet ni la fibra óptica. Juani Ruz

La pandemia de covid-19 está siendo hasta cierto punto un revulsivo para muchos pueblos, aunque a priori pudiera parecer paradójico e incluso algo frívolo. El hecho de que se trate por lo general de lugares nada masificados y con más espacios abiertos hizo ya desde un principio que muchas personas con esa opción a su alcance pasaran el confinamiento en alguna localidad pequeña. Sin embargo, la realidad de la escasa dotación de algunos servicios frena ese potencial de contención de la despoblación o de crecimiento. Entre otros, la deficiente conexión a internet, que supone un gran inconveniente para algo que en estos meses se ha visto tan productivo como el teletrabajo. Un problema que afecta a la mayor parte de las áreas rurales del país.

En alrededor de una veintena de pequeños municipios del interior de la provincia sólo una parte de la población tiene acceso a banda ancha, que permita navegar por internet a gran velocidad, superior a 30 megabytes por segundo, y a algunos directamente no llega, según un informe de la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales referido a junio de 2019. Esto supone una gran desventaja para sus habitantes, porque la limitada capacidad de la red de la que disponen no puede soportar un excesivo tráfico de datos. En la práctica, esto supone un inconveniente para el envío de documentos de gran tamaño, la realización de videoconferencias o la instalación de otros servicios como televisión a través de internet. El teletrabajo no es de por sí imposible, pero sí puede ser una odisea.

Joan Àngel adolece de problemas para teletrabajar por la mala conexión y la falta de cobertura de móvil.

Benillup y la Vall d'Alcalà son dos de los municipios olvidados en este sentido por las grandes operadoras de telecomunicaciones. A ambas llega el servicio universal de 1 megabyte por segundo, fijado por el Gobierno en 2011, pero a partir de ahí han sido los ayuntamientos los que han tenido que ponerse manos a la obra. En ambos casos se ha negociado con distribuidoras de la zona de internet por sistemas inalámbricos la instalación de redes wifi, tanto en el ámbito público como para los particulares. Aunque estas redes se quedan como mucho a la mitad de los 30 megabytes por segundo de la banda ancha fija, gracias a ellas los vecinos pueden conectarse y trabajar. Eso sí, no deja de ser un parche, no sólo porque la capacidad es mucho menor, sino también porque tienen más fallos de recepción de señal. Además, a esto suele sumarse una deficiente cobertura telefónica móvil; en Benillup sólo una de las grandes operadoras ofrece un servicio óptimo en este sentido.

Joan Àngel y Anabel Ferrando, dos hermanos de esta localidad, aprovecharon durante el confinamiento el tamaño de su casa familiar para teletrabajar, cada uno por su cuenta, él programando webs y ella gestionando servicios de ayuda a domicilio como trabajadora social. «Funcionamos relativamente bien porque no tenemos que consumir muchos datos, pero notamos que es una red compartida» entre todos los usuarios del pueblo, porque con frecuencia se satura, explica Joan Àngel; «a veces ves que la velocidad va muy justa». «Pero lo que tenemos», añade, «es gracias a empresas locales, que se han buscado la vida; a las grandes operadoras tenemos la impresión de que no les interesamos, porque somos muy pocos». Anabel, por su parte, alude a los problemas de cobertura con su móvil de empresa: «Para hablar tengo que levantarme y asomarme a la ventana, y si hay que consultar algo en el ordenador en ese momento, no puedo. Es una molestia, porque por lo demás podría trabajar aquí sin demasiados inconvenientes».Difícil trabajo administrativo

Pablo Martínez, alcalde de la Vall d’Alcalà, otro municipio sin una buena conexión, en una imagen reciente. Juani Ruz

Los problemas de una mala conexión a internet en Benillup se extienden al trabajo municipal. El alcalde, Javier Navarro, cuenta que «el administrativo del Ayuntamiento se desespera porque no hay velocidad, la documentación tarda mucho en enviarse». También resulta muy complicado hacer plenos telemáticos, pese a que la corporación sólo la forman él y otros dos concejales, al tratarse de «una conexión compartida».

Navarro hace hincapié en que «las antenas fallan» con una cierta frecuencia, y que «nos hace falta una solución» porque «no nos llega ni siquiera cobertura de móvil 4G». La falta de capacidad incluso «ha hecho que alguna familia que tiene aquí una vivienda haya preferido marcharse a su residencia habitual porque la red se satura». El Ayuntamiento ha reclamado en diversas ocasiones la llegada de banda ancha suficiente.

También el alcalde de la Vall d'Alcalà, Pablo Martínez, expresa la «carencia importante» de su municipio en este sentido. El Ayuntamiento ofrece conexión wifi en los dos núcleos del municipio, Alcalà de la Jovada y Beniaia, pero «a veces falla y no tiene mucha capacidad; cuando viene gente se colapsa». «Para poder teletrabajar es muy complicado», hasta el punto de que, explica, nadie ha acudido desde el inicio de la crisis sanitaria para instalarse allí y trabajar a distancia.

El primer edil lamenta esta situación porque la banda ancha «es algo necesario, una prioridad», y «debería ser una cuestión prioritaria» para las administraciones, considera. «Queremos que la gente se plantee venir a vivir y trabajar directamente desde aquí», apostilla, porque «estamos cerca de todo y sería una buena opción». En estos momentos se trabaja para instalar fibra óptica en Alcalà y Beniaia, pero «necesitamos un mínimo de 40 abonados» y a algunos vecinos, sobre todo mayores, «hay que hacerles entender que es algo que hace falta». Con todo, confía en que «se hará, pero el proceso es lento».

La llegada de la banda ancha a Benillup y la Vall d'Alcalà permitiría a los vecinos dar el salto cualitativo que han experimentado recientemente en Balones y Quatretondeta, donde se ha instalado fibra óptica este mismo año. Los respectivos alcaldes, Juan Tomás Bou y Francisco Picazo, destacan que ahora sí existe la posibilidad de teletrabajar «en condiciones» y que por ello «ha habido quien ha preferido quedarse aquí durante el confinamiento». «Hemos adelantado», insisten, «porque ahora todo funciona a través de internet; si no, no se puede trabajar».

El alcalde de Benillup, Javier Navarro, señala una de las antenas wifi instaladas.

Tarea prioritaria en la lucha contra la despoblación

Tratar de erradicar la brecha digital era ya una tarea prioritaria para tratar de frenar la despoblación rural antes de que se produjera la crisis sanitaria del covid-19. No obstante, ahora cobra más importancia, tal y como recuerda la directora general de la Agenda Valenciana Antidespoblament, Jeanette Segarra, dado que «muchas de las que antes eran segundas residencias en los pueblos están pasando a ser primeras». Por ello, señala, «nos estamos reuniendo con operadoras y distribuidoras para hacer que presenten planes de instalación de banda ancha o fibra» en estas zonas, al tiempo que se analizan las necesidades específicas de cada lugar. Paralelamente, el próximo año se hará una campaña de formación en tecnologías de la información para la población rural, en colaboración con la Dirección General correspondiente y la Federación Valenciana de Municipios y Provincias.

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