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Enfermeras que guían la vuelta al curso del covid

El coronavirus refuerza el papel de las profesionales de la enfermería que trabajan en centros educativos

Teresa Mas, enfermera del colegio Agustinos de Alicante, toma la temperatura a una de las alumnas.

¿Qué hacemos si un niño tose un par de veces en el aula? ¿Y si solo presenta congestión nasal? ¿El dolor abdominal es síntoma de coronavirus si no hay fiebre? Son preguntas que, probablemente, se repetirán con suma frecuencia los maestros y profesores que han comenzado el curso asumiendo una responsabilidad adicional, como es la detección precoz de posibles casos de contagios en el entorno educativo. Aunque cada vez son más los colectivos, asociaciones y sindicatos que reivindican la presencia de enfermeras escolares, más todavía en el actual contexto sanitario, lo cierto es que solo unos pocos centros concertados o privados de la provincia cuentan con esa figura en su plantilla. Una de ellas es Teresa Mas, que trabaja en el colegio Agustinos de Alicante y estos días coordina la vuelta a clase como responsable de los protocolos para controlar el covid.

El trabajo para organizar la reapertura del curso escolar en un centro que acoge más de 1.300 estudiantes y cerca de un centenar de profesores se ha gestado durante semanas, explica Mas a este periódico. Desde el mes de agosto la dirección ha venido enviando diversas circulares a las familias para informar de los cambios y trasladar recomendaciones como las publicadas por la Asociación Científica Española de Enfermería y Salud Escolar. Esta semana y con la vuelta a las aulas son los padres quienes, desde casa, deben tomar la temperatura a los estudiantes antes de acudir a clase para detectar si tienen fiebre, tal y como ocurre en la mayoría de colegios e institutos. Sin embargo, en los centros con enfermera escolar es esa profesional, y no los docentes, la que toma las decisiones ante posibles casos de transmisión. Evalúa los riesgos y, como especialista en salud pública, dirige las intervenciones y asesora a la comunidad educativa.

En observación

«Si detectamos algún caso de alumno que presenta síntomas que pueden ser compatibles con el coronavirus se le traslada a un espacio aislado y reservado para ello, se le coloca una mascarilla quirúrgica y se hace un acompañamiento hasta que llegan los padres. Allí yo misma le haría un seguimiento de la temperatura, le preguntaría por posibles síntomas que puedan estar relacionados y quedaría conmigo y en permanente observación hasta que acuda la familia, a quien informaría de qué es lo que tienen que hacer en todo momento, contactando en primer lugar con su médico», explica la enfermera. Su labor, prosigue, no acabaría ahí, sino que seguiría en contacto para hacer un seguimiento en casos de confinamiento preventivo o cuarentena obligatoria, siguiendo siempre las indicaciones de las autoridades sanitarias, con quienes actuaría como enlace.

Esa es una tarea, la de organizar las actuaciones en caso de posibles transmisiones, que la Generalitat ha encomendado a la dirección de los centros educativos, que deben nombrar un responsable para coordinar la gestión de los posibles casos. En su mayoría, son los propios docentes los que deben asumirlo porque en los colegios públicos la figura de la enfermera escolar es prácticamente inexistente. Educación anunció que organizaría reuniones para formar en ese aspecto a maestros y profesores, pero lo cierto es que todavía no se han realizado y el alumnado ya está llenando las aulas.

«Un profesor puede seguir el protocolo establecido para la gestión de casos de covid en los centros educativos, pero no de la misma manera que un especialista sanitario, que está formado específicamente para ello», opina la enfermera Mas, con una década de experiencia en Agustinos y dos máster que la acreditan como especialista en salud del entorno escolar.

Historial escolar

Elaborar un historial de salud de cada uno de los alumnos, identificar a los que cursan patologías crónicas como asma o diabetes, estar al tanto de posibles alergias, adecuar los menús escolares a las necesidades del alumnado, controlar la toma de medicación pautada por un médico o dirigir los primeros auxilios en caso de accidente es el día a día de esta enfermera, que cuenta con el apoyo de una técnico en cuidados sanitarios durante las horas de comedor. Son funciones habituales a las que ahora suma las de asesoramiento al equipo directivo sobre todo lo relacionado con el covid, tanto en materia de prevención como de intervención.

En este centro concertado, el coste del personal sanitario lo asume la dirección y las familias de los alumnos. Y si hasta ahora pensaban que era algo conveniente, en las circunstancias actuales lo ven más necesario que nunca. «No solo creo que es importante contar con una enfermera escolar, si no que es necesario. Aporta tranquilidad al profesorado, a los padres y ayuda a garantizar el bienestar de los niños. Los especialistas son ellos y hay que dejar que dirijan los protocolos del coronavirus porque lo van a hacer mucho mejor que nosotros», defiende el director del centro, el padre Ángel Escapa.

Aunque la importancia de la enfermería escolar ha ganado peso por la incertidumbre del devenir de la pandemia, lo cierto es que es una necesidad que viene siendo reivindicada desde hace dos décadas por colectivos como el Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana. Inés Sánchez, vocal del Colegio de Enfermería de Alicante y especialista en Enfermería Pediátrica, explica que las funciones de esta figura incluye las de docencia, asistencial, investigación y gestión, elaborando informes y haciendo seguimientos de lo que acontece en el centro, especialmente y ahora en materia de covid. «La Conselleria ha enviado hace muy poco a los centros el protocolo del covid para la vuelta al cole, pero no se puede formar a los profesores con una charla de dos horas para que tomen decisiones para las que no están formados. Es la enfermera la que debe liderar la toma de decisiones, no el director de un colegio o un profesor», subraya Sánchez.

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