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La nueva Educación Física: saltar a la comba o el disco volador

El coronavirus obliga a reinventar las clases de gimnasia en los centros educativos para incorporar actividades individuales frente a las de deportes en equipo

Saltar a la comba es una de las actividades que se proponen en la nueva Educación Física.

La pandemia y el desarrollo integral del alumno. Investigadores universitarios han repensado el contenido de las clases de Educación Física para que contribuyan al desarrollo integral del alumnado, en lugar de verlas como un problema por las exigencias higiénicas y de seguridad de la pandemia.

Saltar a la comba, bailar o crear coreografías, y lanzar el disco volador o «frisbi», se pueden convertir este curso en las actividades por excelencia de las clases de Educación Física frente al deporte en equipo, que queda descartado por la pandemia siempre que no quede restringido a un grupo de alumnos de convivencia o burbuja.

De la mano de un grupo de investigadores de la Universitat de València, con los que han llegado a un acuerdo desde la federación de enseñanza de CC OO para distribuir su trabajo, se hace llegar al profesorado de Educación Física una serie de propuestas que adaptan la asignatura «reglada y esencial» a las exigencias de la pandemia, como destaca Jorge Lizandra, portavoz de los investigadores.

Saltar a la comba y lanzar el disco trabajan la precisión y el equilibrio, manteniendo siempre las distancias

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«La Educación Física hay que repensarla. No se puede seguir haciendo lo mismo, pero las infografías que hemos elaborado demuestran que se pueden hacer muchas actividades que garantizan la distancia», afirma. Lizandra apuesta por poner en primera línea los juegos populares, evitando aquellos mayoritarios que implican una invasión o  contacto físico, para mantener la mayor seguridad que implica dar clase en un grupo burbuja.

Ensayo de baile en una academia. ANTONIO AMORÓS

Saltar a la comba y el lanzamiento del disco para trabajar la precisión, el equilibrio y el ritmo, siempre manteniendo distancias y desinfectando el material y las manos al término de la clase, son algunas de las propuestas.

Además tratan de fomentar la comunicación no verbal a base, por ejemplo de coreografías, que se pueden trabajar tanto de modo individual como en grupos siempre con la distancia de rigor, o bien hacer montajes de baile a partir de un trabajo individual. La sincronización de movimientos, la creación de secuencias y el desplazamiento, tratando de imitar al compañero, son ejercicios que «fomentan el desarrollo personal y la cohesión del grupo».

Las coreografías fomentan el desarrollo personal y la cohesión del grupo mediante el ritmo y la sincronización

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«Hay que ser coherentes y adaptar las actividades al espacio natural o con contenidos al aire libre también». Los investigadores proponen a su vez actividades de orientación, en función de cada etapa educativa, con el uso de la brújula y la lectura de mapas, incorporando siempre el uso de las tecnologías para evitar que los alumnos compartan material. 

Jóvenes lanzando el «frisbi» en la playa. HÉCTOR FUENTES

Es una forma de incorporar actividades prácticas para el reconocimiento del entorno próximo, relacionando la pedagogía educativa y la aventura, respetando siempre las distancias de seguridad a que obliga el covid y ejercitando a los alumnados caminando o yendo en bicicleta, según lo permitan las circunstancias.

«Los centros educativos no son solo de aprendizaje. Son fundamentales para la socialización y como investigadores queremos contribuir a que la educación continúe. La Educación Física complementa a los alumnos, sería un error verla como un problema». Por eso explica Lizandra que han reconfigurado la asignatura «a partir de las recomendaciones sanitarias».

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