Besos, abrazos, saludos amistosos, mascarillas por debajo de la nariz y pequeñas aglomeraciones. Esto es lo que pudo verse ayer a la salida de varios institutos en el que para muchos era el primer día del curso. Las clases burbujas quedaron diluidas a la salida de los centros escolares, en los que muchos esperaban a sus amigos, conocidos o hermanos de otras clases para intercambiar los saludos e impresiones que no habían podido realizar durante la jornada escolar, en la que solo tienen contacto con la veintena de alumnos de su clase.

Si bien es cierto que gracias al escalonamiento de las horas de entrada y salida se evitó aglomeraciones, de puertas hacia afuera de los institutos la situación era muy diferente. En el entorno de los IES La Asunción, Cayetano Sempere y Pere Ibarra, en Elche -tres centros muy próximos entre sí-, este diario pudo comprobar cómo los diferentes grupos de alumnos se juntaban al salir de los institutos, se abrazaban, esperaban en las inmediaciones a sus amigos que saldrían minutos después o se daban un respiro a la hora de usar la mascarilla después de un día de clases donde es obligatoria. «Fuera del centro es imposible no tener contacto con otros grupos. Lo hemos tenido durante todos estos meses, y lo seguiremos teniendo. Hay amigos que van a otros cursos y no te vas a dejar de seguir viendo con ellos. Entendemos que hay que tomar medidas, pero fuera de las aulas la burbuja hace aguas», reconoció a este diario Carla, una alumna del IES Cayetano Sempere. «Sí hay cosas que se podían evitar si hubiera un poco de control en las inmediaciones. Como por ejemplo que haya gente que se ponga a fumar nada más salir, sin respetar al resto de compañeros que nos tragamos el humo, ya que no se puede hacer ya ni siquiera en terrazas de bares y aquí nos lo tenemos que tragar», apuntó su amigo Izan.

No es una situación única de este centro. Las quejas se repetían ayer en diferentes institutos, como en el IES Nit de l'Albà, donde a primera hora cerca de 200 escolares se agolpaban a las puertas del centro para entrar a clase, según señalaron padres y madres a este diario. También llegaron quejas desde el IES Carrús, en el que a finales de la semana pasada se detectó un positivo en un alumno aunque no se ha aislado a su clase debido a que apenas pasaron tiempo con este estudiante.

Lo más repetido por los alumnos es la dificultad de no cruzarse por los patios o zonas comunes. Cada centro ha tomado diferentes medidas según el tamaño o las posibilidades de sus instalaciones. Así, están los que tienen el patio dividido en sectores, los que escalonan también las horas de salida al recreo para los diferentes grupos. «No hay distancia, cursos mezclados con otros cursos, gente con la mascarilla bajada... Lo único diferente a un día normal es que la gente llevaba mascarilla», señaló un alumno del IES Carrús.

Otro de los cambios más llamativos se registró a la hora de entrada y salida de los alumnos. En las zonas donde confluyen varios centros, como el caso ilicitano citado anteriormente, muchos padres optaban por esperar a sus hijos en sus coches, en lugar de bajar y esperarlos en las puertas de su instituto. «En mi caso he venido a por mi hija para evitar que suba al transporte urbano. ¿De qué sirve que no mantenga contacto con otras clases si luego se mete al autobús con alumnos de cuatro centros diferentes?», señaló José María García, uno de los padres que esperaba ayer a las puertas del IES Cayetano Sempere.

Cumpleaños, quedadas de pandillas y otros eventos sociales se irán sucediendo a lo largo de las próximas semanas. Para muchos de los padres y madres, solo queda una duda: «¿Cuándo estallará la burbuja?».