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La industria pirotécnica peligra tras facturar solo un 5% durante la campaña de verano

Talleres que elaboran fuegos artificiales dan el año por perdido, tienen a los trabajadores en ERTE y se ven abocados al cierre por la falta de ayudas

La industria pirotécnica peligra tras facturar solo un 5% durante la campaña de verano

Los talleres de pirotecnia de la provincia de Alicante acumulan más de 10.000 kilos de pólvora sin quemar (200.000 kilos en toda la Comunidad) a consecuencia de la cancelación, por el covid-19, de las Hogueras y las Fallas, los Moros y Cristianos y las fiestas populares; y por la importante reducción de bodas y comuniones, en las que es tradición disparar fuegos de artificio. Esta paralización amenaza la continuidad de un sector que en temporada alta da empleo a más de 500 personas pero que peligra tras facturar solo un 5% en la campaña de verano, la más importante del año, según los datos de la Asociación de Pirotécnicos de la Comunidad Valenciana (Piroval). Según estimaciones, las pérdidas en la provincia ascienden a un millón de euros. El negocio actual es insuficiente para mantener los talleres de fabricación de fuegos artificiales, que dan el año por perdido; tienen a sus trabajadores en ERTE o los han despedido, prescindiendo de una importante mano de obra artesana especializada; «y si no hay ingresos muchos tendrán que cerrar», dijo ayer María José Zamorano, de Piroval, que agrupa a 24 empresas, el 90% del sector.

La entidad ha pedido ayudas a fondo perdido a la Generalitat y al Estado, al no poder acogerse a las del sector cultural. Acompañan la petición con un informe que sitúa la caída media de ingresos del primer semestre en un 45%, que no fue mayor gracias al cobro por adelantado de los disparos más tarde suspendidos; y apuntan a pérdidas del 93% en todo el año para las empresas cuyo modelo de negocio se centra en exclusiva en los espectáculos pirotécnicos.

Desde Pyroshopping, con 23 tiendas y 11 módulos de venta portátiles, señalan que la venta se ha reducido en un 99%. Samuel Albiñana, gerente, se queja de que «la pirotecnia hasta ahora no está catalogada como cultura ni tradición, ni dentro del sector turístico. Se ha quedado fuera de todo y de cualquier ayuda». El pirotécnico alicantino Pedro Luis Sirvent tiene en su taller unos mil kilos de material de artificio almacenado. «Solo he tirado cuatro petardos y alguna traca de boda», lamentó.

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