«No tengo trabajo, estoy en un centro de desintoxicación y no dispongo de recursos, por eso solicito la prestación», se sincera Nizar Sierra, de profesión técnico electrónico, aunque sus últimos empleos fueron como instalador de internet por los domicilios y repartidor de pizzas. Vive solo en un piso de Alicante cuya hipoteca pagó por completo. Este joven espera que le concedan el ingreso mínimo vital que ha solicitado «porque no tengo nada, me tengo que ir a comer a casa de mi madre». Por este motivo, entregó todos los papeles y espera no tener problemas con la documentación ya que el padrón que presentó le resultó imposible conseguirlo y adjuntó a la petición un certificado de cuando trabajaba. «Veo que es una ayuda buena, con el covid, si no trabajas, la situación es muy complicada. Es una ayuda que puede ser vital para mucha gente».