Cuatro recuentos en dos días. Es lo que ha necesitado la Universidad de Alicante (UA) para solventar la votación de los representantes del Claustro que se incorporarán al Consejo de Gobierno. Algo inédito en este tipo de votaciones.

Esta situación refleja la división y la lucha interna en la que se ha enfrascado la comunidad universitaria de cara a las próximas elecciones al Rectorado, que tuvieron que aplazarse con motivo de la pandemia. En esta votación se eligió a los once profesores doctores, cinco alumnos, dos representantes de Personal de Administración y Servicios, un profesor no doctor y otro profesor asociado que se integrarán en el Consejo de Gobierno. Un órgano que en su próxima reunión, prevista para finales de mes, convocará las elecciones a rector y propondrá a la Junta Electoral su modalidad, presencial u online, una circunstancia que cobra vital importancia en clave electoral.

Aunque su resultado no tiene por qué ser un marcado reflejo de lo que ocurra en las elecciones al Rectorado, lo cierto es que el jueves todas las miradas estaban puestas en quiénes serían los elegidos en el apartado de profesor doctor. Este colectivo es el que más peso tiene a la hora de decidir quién será el máximo responsable de la institución académica los próximos cuatro años. Y su afinidad con los dos aspirantes, la catedrática de Derecho Financiero y Tributario Amparo Navarro y el catedrático de Historia Medieval José Vicente Cabezuelo, podía marcar la diferencia.

Cabezuelo gana la pugna

Interpretando este resultado en clave electoral la pugna la ganó Cabezuelo siete a cuatro. Los nombres de los elegidos, que por fin fueron publicados ayer en el Boletín Oficial de la Universidad, son Andreu Bonet, Rafael Chinchilla, Ignacio Martín Gullón, Josep Lluis Martos, Jerónimo Mora, Josep Ochoa, María José Caturla, Mónica Espinosa, Nuria Fernández, Susana Pastor y Rosabel Roig. Según fuentes consultadas en el ámbito universitario, este resultado se puede considerar un termómetro de cómo está la situación en unas elecciones que se anticipan reñidas y broncas.

Pero el problema fue el largo camino para llegar hasta estos nombres, algo que más de un peso pesado ha calificado de «lamentable». Justo después de votar se produjo un primer recuento en el que entraron más afines a Cabezuelo. En el segundo recuento que se realiza para confirmar el primero, según fuentes consultadas por este periódico, fue Navarro la que se llevó la ventaja. Así que hubo que realizar un tercer recuento que volvió a decantar la balanza por Cabezuelo, que agrandó su ventaja aún más en el cuarto y definitivo.

Tras este «baile» de votos en la mesa, formada por el rector, Manuel Palomar, la secretaria general, Esther Algarra, el gerente, Ramón Pla, el decano de Ciencias, Luis Gras, Maribel Serrano por parte del Personal de Administración y Servicios y un alumno, ya hay voces que piden dejar la tradición universitaria a un lado e incorporar sistemas electrónicos.

Hay que explicar que las papeletas no tienen un solo nombre. En cada una aparecen quince personas. De ellas los votantes pueden elegir un máximo de siete nombres y no superar los cuatro del mismo sexo. De manera que en una papeleta pueden estar marcados siete nombres y en otra dos, por ejemplo. Se leen en voz alta y los miembros de la mesa van sumando los apoyos de cada uno.

Una vez incorporados al Consejo de Gobierno la primera tarea de los elegidos será convocar las elecciones y su modalidad. Las elecciones al Rectorado siempre se han celebrado de manera presencial, pero en las circunstancias actuales no faltan voces que consideran que deberían realizarse por medios telemáticos ya que no todos los alumnos pueden acceder todos los días a clase por las limitaciones de distancia interpersonal marcadas por las autoridades sanitarias. Este curso la docencia será dual, con los profesores en las aulas, una parte de los alumnos siguiendo las clases de manera presencial y otros en tiempo real desde sus casas.

Si las elecciones fueran telemáticas nadie se atreve a aventurar cuántos alumnos ejercerán su derecho a voto. El alumnado tradicionalmente no acude precisamente en masa a las urnas, pero en las próximas elecciones su voto puede ser decisivo en caso de que en el colectivo de los profesores doctores la pugna estuviera muy igualada.