Pese a su dilatada trayectoria profesional, reconoce que nunca hasta ahora se había enfrentado a un reto de tanto calado como el que ha supuesto la irrupción del nuevo coronavirus para los profesionales de la Sanidad. El jefe del servicio de Pediatría del Departamento de Salud de Dénia y pediatra del Hospital Clínica Benidorm-IPEMA, con consulta en las dos comarcas de la Marina, reconoce que todavía nos queda mucho que aprender sobre esta enfermedad pero, a pesar de ello, no tiene ninguna duda de que los niños necesitaban volver al colegio. «Fueron los primeros a los que confinamos y los últimos a los que dejamos recuperar su vida». Por eso, Pepe Mut Buigues afirma que este curso no será fácil pero que, si los adultos actuamos con responsabilidad, la escuela puede ser un lugar seguro para nuestros hijos.

P ¿Los niños necesitaban volver a la escuela?

R Absolutamente. Y los colegios necesitaban abrir y recuperar una situación de cierta normalidad. Se ha dicho muchas veces que los niños han sido los grandes olvidados de esta pandemia y es cierto: fueron los primeros a los que confinamos y los últimos a los que hemos dejado salir y recuperar su vida. Han perdido todo tipo de rutinas, de relación con sus iguales. Y además han tenido que ser testigos mudos de esta situación de miedo e incertidumbre.

P Sin embargo, la apertura de colegios parece que está provocando un incremento de contagios en una población que hasta ahora apenas salía en la estadística.

R Estamos detectando más contagios pero no porque hayan vuelto al colegio, sino porque se les están haciendo tests que antes no se hacían. Es decir, no han aumentado los contagios sino el diagnóstico de casos. En el covid-19, la gran mayoría de los niños son asintomáticos, así que hasta ahora apenas les habíamos hecho una PCR. Desde que van al colegio, en cuanto hay un contagio, implica que diez, 15 o 20 niños tendrán que hacerse la prueba, así que es normal que una parte de estas pruebas salgan positivas.

P ¿Cree que el regreso a las aulas se ha hecho con suficientes garantías o que se tendría que haber hecho algo más?

R Pienso que, en general, se han hecho las cosas bien. Aunque todo es mejorable, se han establecido unos protocolos que serán más o menos fáciles de cumplir, más o menos realistas, pero se ha establecido una guía bastante clara. Otra cosa es que hayamos vuelto al cole muy tarde, después de 6 meses; con recursos y espacios limitados; y con mucha incertidumbre y mucho miedo, pero en líneas generales, con los recursos que tenemos, se ha hecho bien.

P ¿Incluso a pesar de que en apenas dos semanas llevemos decenas de aulas confinadas?

R Bueno, esto va a ser lo normal en todo el curso. Por eso es importante que aprendamos bien los conceptos y sepamos identificar qué hay que hacer en cada caso. El grupo burbuja es el que se da en edades inferiores, hasta segundo de Primaria, y en el que, por sus propias características, los niños no van a poder mantener distancias. Entonces se interpreta que todo el grupo es como si fuera un único individuo y si se contagia alguno de este grupo, tenemos que confinar al aula. En los niños más mayores, los de los cursos superiores de Primaria y la ESO, que sí han de guardar distancia y llevar mascarilla, si hay un positivo en el aula, sólo se confinará a los contactos estrechos. El resto puede seguir yendo a clase. Es verdad que en estas semanas, por miedo o por desconocimiento, por prevención se han cerrado muchas aulas que no hubiera sido necesario confinar.

P La Conselleria ha anunciado ahora que sólo lo hará cuando haya una PCR positiva.

R Sí. Y eso está bien. Hay que ser muy estricto a la hora de tomar decisiones y creo que, en este caso, más no es mejor. Es decir, si no es necesario cerrar un aula, no lo hagamos, porque si nos dedicamos a hacer más, más y más, el resultado final es que todos nos volvamos a casa y se acabó. De lo que se trata es de aprender a convivir con el virus de una manera segura sin colapsar el sistema sanitario ni el económico.

P Ha hablado de incertidumbre y miedo. ¿Qué le diría a las familias que han decidido no llevar a sus hijos al colegio?

R El miedo es libre, por supuesto, pero yo creo que ha de combatirse con información. No de cualquier tipo, sino con información veraz por parte de los profesionales. Las leyes dicen que a partir de los 6 años la escolarización es obligatoria, pero más allá de eso, es una etapa más del desarrollo de los niños. Y es necesaria y positiva. Por eso las familias que tengan dudas, han de buscar información basada en hechos reales y objetivos. Yo les diría que los protocolos nos ofrecen una cierta seguridad y que, si todos aportamos, estaremos creando un entorno seguro.

P Eso por lo que respecta a la escuela. Fuera del aula, ¿qué debemos hacer los padres?

R Si las medidas que se toman en los colegios se tomaran también en casa, podríamos estar muy tranquilos. El problema de los contactos lo estamos viendo fuera del aula: cuando tienen extraescolares todas las tardes, cuando salimos el fin de semana a cenar con los amigos,... No tiene sentido que en una parte del día seamos muy estrictos y cuando los niños salen del colegio hagamos todo lo contrario. De hecho, habitualmente, la línea de contagios en los más pequeños suele ser de un adulto a un niño. Por eso los padres hemos de ser responsables y preocuparnos de no meter al coronavirus en la escuela. Si el coronavirus no entra en la escuela, seguramente no vendrá de la escuela a casa.

P Pero Salud Pública tiene constancia de que hay padres que están llevando a los niños al colegio pese saber que son positivos.

R Lamentablemente es así. Aquí hay que ser inflexibles: si un padre tiene fiebre y está esperando la PCR, no puede llevar a los niños al colegio ni al revés. Otra cosa es que un miembro de la familia esté esperando la PCR sin sintomatología y por un contacto, entonces el resto puede salir. Sólo en ese caso.

P Vamos de cara al otoño e invierno, cuando comienzan catarros, gripes,... Puede ser una locura.

R Clínicamente es totalmente imposible poder distinguir los síntomas de un constipado común, de un cuadro gripal y del coronavirus, así que va a ser muy complicado de llevar. El gran reto va a ser decidir a qué niño lo pasas como sospecha de covid y a cuál como un resfriado. Así que tendremos que hacer muchas, muchas pruebas. La única esperanza es el conocimiento que tenemos de otros países que ya han convivido con el virus y el invierno, los del hemisferio sur, y aquí se ha visto que los virus respiratorios han disminuido porque nos cuidamos más, llevamos mascarilla, salimos menos de casa,... Estamos expectantes por saber qué va a pasar, es un reto clínico muy importante.

P Desde que comenzó la pandemia ha habido un bombardeo de información contradictoria al respecto de los niños: que si eran vectores, que si no contagiaban, que si tienen más carga viral,... ¿Con qué nos quedamos?

R No hay ninguna certeza, falta tiempo para poder sacar conclusiones adecuadas porque no ha habido tiempo para poder observar y saber cómo se comporta la enfermedad. Lo único que sabemos hoy en día es que los niños parece que pueden ser menos transmisores y que, por supuesto, padecen mucho menos la enfermedad. La grandísima mayoría la pasan sin síntomas o muy leve. Todo lo demás es especular.

P Muchas familias, para poder trabajar, dependemos de los abuelos para el cuidado de los niños. ¿Hay que buscar un plan B?

R Sí, hay que buscarlo rápido, porque lo que para un niño es una enfermedad que en principio no ha de preocuparnos demasiado desde el punto de vista clínico, sí puede acabar siendo muy grave para las personas mayores. Y para una familia, que haya un contagio con una consecuencia importante en una persona mayor, a nivel psicológico también es terrible, genera una sensación de culpa muy difícil de sobrellevar. Por eso tenemos que concienciarnos de que los yayos no pueden seguir yendo a recoger a los niños al colegio y tenerlos toda la tarde hasta que los padres salen de trabajar, porque nuestra obligación también es proteger a nuestros mayores hasta que haya una vacuna eficaz.

P ¿Cree que la habrá?

R La habrá, pero tardará en llegar. ¿Cuánto? Es imposible saberlo. Lo que sí tengo claro es que, en cuanto la haya, cualquier vacuna que venga a la Unión Europea será totalmente segura, después será más o menos efectiva, pero será segura. Lo que debemos hacer es dejar que la ciencia siga investigando a su ritmo y confiar en que llegue pronto.