La crisis económica derivada de la pandemia del covid-19 ha provocado la paralización temporal en Navarra de las obras del corredor Cantábrico-Mediterráneo con el que el Gobierno pretendía recortar los tiempos de viaje entre Alicante, Navarra y el País Vasco por Zaragoza. Adif ha parado los trabajos entre Zaragoza y Pamplona, por lo que el objetivo inmediato del Ministerio para la Movilidad (anteriormente Fomento) sólo contempla para 2023 la conexión rápida entre la Comunidad Valenciana y Zaragoza por Teruel.

El entonces Ministerio de Fomento licitó en 2018 por 485.400 euros y un plazo de 24 meses la consultoría y asistencia para la actualización del estudio de demanda de viajeros del corredor Cantábrico-Mediterráneo, con el que el ministerio preveía reducir, prácticamente a la mitad, el tiempo de viaje en tren entre Alicante y el País Vasco a partir de 2022, al poder programar servicios directos.

Aunque la conexión natural entre Alicante y Bilbao deberá ser en el futuro vía Madrid, gracias al túnel pasante Atocha-Chamartín, los técnicos consideran que a partir de 2021 (electrificación del corredor València-Zaragoza) Renfe estaría en disposición de plantearse recuperar los trenes directos entre Alicante y Bilbao.

En principio, se barajó que un renovado «Sol de Levante» -nombre del tren que conectó hasta los años 90 Alicante y el País Vasco- podría cubrir el trayecto en 5 horas y 30 minutos, entrando en Vizcaya a través de Vitoria. Actualmente no hay trenes directos y pese a la buena conexión en AVE entre Madrid y Alicante (dos horas y treinta minutos), los trenes de Chamartín a Bilbao-Abando tardan cinco horas, tiempo al que hay que sumar la conexión Atocha-Chamartín y buscar un enlace que coincida.

Si el viaje se plantea vía Zaragoza se hace interminable, ya que a las siete horas que tarda el tren en subir de Alicante a Zaragoza (regional diésel), se suman otras cuatro horas del Alvia entre la capital maña y Bilbao.

El corredor Cantábrico-Mediterráneo solucionaría un problema histórico, como es la falta de conectividad de los puertos con las principales redes e infraestructuras viarias y ferroviarias. El corredor, conocido también popularmente como Santander-Mediterráneo, es un corredor ferroviario de altas prestaciones que prevé unir las áreas de la costa cantábrica y la Comunidad Valenciana.

El corredor está diseñado como gran eje transversal norte-este, tratando de modificar la radialidad de las actuales infraestructuras de alta velocidad en España.

Dará cobertura a Alicante, València, Teruel, Zaragoza, Tudela, Logroño, Miranda de Ebro, Pamplona y Santander. Una vez entre en servicio esta infraestructura, el tiempo de viaje entre València y Bilbao está estimado en menos de 4 horas, añadiendo un hora más de viaje desde Alicante una vez que esté completada la remodelación del Corredor Mediterráneo y el AVE Regional pueda cubrir el viaje entre Alicante y Valéncia en una hora.

De momento, el corredor Cantábrico-Mediterráneo se para en Zaragoza, pese al ambicioso plan director que tiene un horizonte temporal del año 2023 y una inversión estimada de 386 millones de euros, de los que hasta la fecha se han movilizado casi 135 millones de euros en licitaciones de proyectos y obras. El objetivo es mejorar de forma significativa el estado de la infraestructura actual para seguir potenciando este tramo del Corredor Cantábrico-Mediterráneo, especialmente para el tráfico de mercancías permitiendo la circulación de trenes de 750 metros, facilitando las conexiones ferroportuarias y con centros logísticos en este eje ferroviario estratégico, de gran importancia al discurrir por territorios que representan el 21% del PIB del Estado. Una vez completado todo el Plan, la línea dispondrá de una mayor capacidad de tráficos y se reducirán los tiempos de viaje.