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Explicar el GPS con Colón y Tinder

El ingeniero aeroespacial alicantino Alejandro Sánchez representará a España en la final internacional de monólogos científicos Famelab tras su exposición de tres minutos sobre los sistemas de navegación por satélite en clave de comedia

El alicantino, en el centro, tras resultar vencedor con su monólogo.

A Alejandro Sánchez Durán le bastan tres minutos para contar cómo funciona un sistema de navegación por satélite complejo como el GPS comparándolo con el estudio de las estrellas que realizaba Colón en su viaje a las Indias o con el sofisticado método que utiliza su madre para saber dónde localizar cada cosa en casa. Si, de paso, atiza a los terraplanistas, utiliza en sus explicaciones el match de Tinder o la desorientación que causa el alcohol en las fiestas de su pueblo, es fácil que se meta en el bolsillo al jurado que le examina, como así ha sido.

Este ingeniero aeroespacial alicantino de 24 años ha ganado con su exposición Marineros del siglo XXI la final española de monólogos científicos Famelab, que organiza desde 2013 el British Council y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología del Ministerio de Ciencia e Innovación, que premia la forma de hacer llegar la ciencia al público mediante el rigor y el entretenimiento. El premio entregado hace dos semanas –«una palmadita en la espalda y un cartón», bromea– es su pasaporte para representar a España en la final internacional, con otros 20 aspirantes, que se celebrará en noviembre de forma virtual.

Aunque Alejandro se considera algo chistoso, este ha sido su debut en el mundo de los monólogos. «Siempre me ha gustado el humor, aunque nunca me había lanzado a hacer nada y pensé que el concurso era una buena oportunidad para transmitir algo de ciencia con humor», indica el joven, graduado en Ingeniería Aeroespacial por la Universidad Politécnica de València, que el pasado mes de agosto finalizó en Toulouse un Máster en Navegación por Satélite y Telecomunicaciones con el que ha descubierto técnicas para incrementar la seguridad en vuelo.

El ganador de Famelab quiso participar en el certamen de 2018, pero desistió –confiesa– porque no se le ocurría nada. Este año volvió a intentarlo y en dos horas escribió el monólogo sobre el funcionamiento de un GPS. «No pretendo que la gente memorice lo que suelto en tres minutos, pero el fin es que se quede con una idea general y que vea que algo así nos afecta a todos en nuestro día a día. Lo comparo con el pobre Colón y hoy en tres segundos ya sabemos dónde estamos dándole a un botón del móvil y haciendo un match en Tinder». El arma del humor

Aunque Famelab es una competición de monólogos científicos, estos no tienen por qué ser divertidos, aclara el alicantino, que apunta que «hay monólogos de otras ediciones muy buenos que ganaron sin necesidad de hacer reír».

Él prefiere acercar la ciencia en clave de comedia: «En nuestro país hay muy buenos científicos trabajando para sacar adelante grandes proyectos y vías de investigación, pero si luego no sabes contar lo que estás haciendo, o no eres capaz de explicar por qué lo haces, acaba por no tener sentido y la gente se pregunta para qué sirve la ciencia. Hacerlo con un poco de humor es posible, porque al final es explicar un concepto complejo simplificado, algo más fácil que lo que haces en tu día a día», considera.

¿Como Fernando Simón? «Este señor tiene muy buena formación en su campo y se enfrenta a ruedas de prensa diarias donde debe explicar por qué un día se toma una decisión y al día siguiente otra que puede parecer opuesta, y esto es porque la ciencia avanza así», indica del portavoz del Ministerio de Sanidad que informa de la evolución del coronavirus, al que ve con futuro de monologuista: «¡Si ya tiene el personaje hecho! Es el que mejor parado sale de esta pandemia».

Alejandro debía estar en Japón desde el 1 de septiembre con una beca Vulcanus de la Comisión Europea, pero de momento ha comenzado un curso de japonés online hasta que pueda viajar para trabajar en una empresa de ingeniería que realiza misiones comerciales a la Luna. «Suena precioso», asegura.

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